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El dilema del actual gobierno es decidir entre dos graves enfermedades de la economía, inflación o déficit fiscal.
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Miércoles, 9 de Noviembre de 2022

Amables Lectores: el precio de la gasolina es un tema cuyo manejo tiene al país entre la espada y la pared. Si se aumenta, se presionará la inflación al alza y con toda certeza se generarán protestas sociales, pero si toma la decisión de no aumentarlo, se incrementará el déficit fiscal en cerca de 28 billones de pesos, porque se debe acudir, como única fuente de recursos, al presupuesto nacional en ese gasto público y se produciría mayor déficit fiscal para cubrir el Fondo de Estabilización de precios de los combustibles, recursos utilizados para pagar a los productores de gasolina la gran diferencia que hoy existe entre el precio del galón de combustibles pagado en una estación de servicio, entre $9.200 pesos y el precio que de debería pagar equivalente a los U$100 dólares de un barril de petróleo, unos $17.000 pesos.

El dilema del actual gobierno es decidir entre dos graves enfermedades de la economía, inflación o déficit fiscal. El consultor privado Mauricio Cárdenas propone como posible alternativa bajar las tarifas de electricidad que han subido sin justificación económica y así compensar la subida de la gasolina.

Ante el actual cambio de gobierno, lo mejor que le puede pasar a Colombia es que al presidente Petro, le vaya bien en su gestión.

Infortunadamente se está viendo en estos primeros 60 días de gobierno una gran improvisación y casi total descoordinación. Existe entre los colaboradores nombrados por el presidente, aunque sí muchos títulos académicos, muy poco en conocimiento sobre el funcionamiento del estado.

Algunos de ellos, no se preocupan por aprender antes de actuar, pero si se desbordan en elocuencia y en obstinación, como es el caso de la reforma tributaria o los anuncios frente al sector de los hidrocarburos.

Ante la anunciada reapertura de la frontera binacional, entre Colombia y Venezuela, debemos manejar este tema con gran cautela y precaución. Quedan muchos retos por enfrentar como sería la cooperación judicial, el control al contrabando, la lucha contra el Eln y otras organizaciones criminales; se deben manejar las expectativas. Las empresas colombianas que ahora negociarán, en su mayoría con contrapartes estatales, tendrán que ejercer una dosis más alta de cautela y prudencia. Las garantías de pago son prioritarias para que esta reanudación del comercio binacional se convierta en una realidad.

Es necesaria la exigencia por parte del Gobierno Colombiano del pago de las deudas vigentes y la devolución o pago de los bienes expropiados a compañías colombianas por el régimen venezolano.

La reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela abre no solo altas expectativas comerciales sino también preocupaciones por seguridad, deudas y pagos.

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