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Miércoles, 25 de Agosto de 2021

Hace pocos días,  un Grupo Intergubernamental de Expertos vinculados a la ONU dio a conocer el informe sobre el estado mundial de la situación medioambiental.  En palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres este informe “…es un código rojo para la humanidad” dado que la viabilidad de nuestras sociedades depende de la actuación de gobiernos, empresas y ciudadanos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados.

La teorización se ha quedado sin espacio, la retórica sin discurso, las probabilidades se convertido en certezas: ya no se trata de algo probable, sino de un hecho comprobado.  El Informe que se encuentra en su sexta versión después de 30 años analizando el cambio climático, es categórico y fulmina al negacionismo pues considera como algo “inequívoco” que los seres humanos hemos ocasionado el calentamiento de la tierra, los océanos y la atmósfera. 

En estos días hay zonas del hemisferio norte que son verdaderas calderas encendidas, por los incendios de bosques resecos por falta de lluvias, viéndose afectados poblados, así como la flora y fauna. Mientras en otros lugares, las lluvias torrenciales han desbordado ríos y consiguientemente se inundan ciudades del centro de Europa y otros lugares del mundo, como en China.

El Informe del Intergovermental Panel on Climate Change (IPPC) realizado por 234 expertos de 66 países, después de revisar y de analizar más de 14.000 artículos y referencias nos entrega antecedentes sobre los efectos físicos que ya ha ocasionado el calentamiento y los posibles escenarios que están ocasionando los gases de efecto invernadero que emite la humanidad.

Esos gases se liberan cuando se queman los combustibles fósiles para producir energía y son los principales responsables del calentamiento del planeta.  Se afirma que la concentración en la atmósfera del dióxido de carbono (CO2) es la más alta cifra a la que se ha llegado en los dos últimos millones de años; las de metano y óxido nitroso, otros dos grandes precursores del calentamiento no habrían tenido tan altos niveles en los últimos milenios.  La consecuencia clara e ineludible es que el aumento de la temperatura media global ya está 1.1 grados por sobre los niveles preindustriales.

De manera cruda y transparente el estudio dice que el aumento de la temperatura será inercial, se haga lo que se haga, al menos hasta el 2050.  Por ello, que no tenemos tiempo para las dudas o cavilaciones.  De lo contrario, entre el 2050 y el 2100, o sea que en veintinueve años,  si no se actúa y las emisiones siguen creciendo al mismo ritmo que hasta ahora, se llegaría a un incremento de 4,4 grados, lo cual multiplicaría la intensidad y frecuencia de los fenómenos extremos condenando a la humanidad a su extinción.

En esta sexta versión se concluye de manera irrebatible que la influencia y responsabilidad del ser humano en el cambio climático es total.  En el informe de 2013 se dejaba una mínima ventana abierta a la duda.  Ahora, se cierra definitivamente.  Por ello, que no es aventurado decir que la codicia nos está pasando la cuenta.

El texto concluye que existe una “relación directa” entre el aumento de las temperaturas y la multiplicación de los aumentos cálidos, las fuertes precipitaciones, las sequias, el avance de zonas desertificadas, el aumento de los ciclones tropicales y la disminución de los hielos marinos del Ártico y de la Antártica, mientras se deshielan los glaciares.  Y se insiste que todo este desastre se puede ralentizar si se reducen las emisiones.  

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