Los efectos del cambio climático se empiezan a sentir ya con fuerza en el país. Este año la sequía está actuando con fuerza. Ya en Cúcuta se empieza a hablar de racionamientos de agua ante los bajísimos caudales del río Pamplonita, una de las dos fuentes de acueducto de la ciudad, que no se podrá atender con agua del río Zulia, hasta que se termine el interconector. Y en Colombia, la Comisión Reguladora de Energía y Gas (CREG) sacó una resolución para que las centrales hidroeléctricas tengan en cuenta almacenamiento para responder a una ampliación de la sequía y posible racionamiento.
El informe “Boletín de predicción Climática y Recomendación Sectorial” del IDEAM para el mes de mayo de 2020, informa que, en el mes de abril, la mayor parte del país, a excepción de la Amazonia y el Pacífico tuvo lluvias por debajo de lo normal, y temperaturas entre 1 y 5 grados por encima del promedio. El área metropolitana de Cúcuta, el sur del departamento, el caribe, Urabá y gran parte del Huila tuvieron lluvias “muy por debajo de lo normal (menores al 40% de lo normal)”, amenazando graves sequías. Gran parte de la zona andina y el caribe tuvieron temperaturas medias entre 1,5 y 2 grados por encima de lo normal, y zonas específicas del país como el área metropolitana de Cúcuta, Arauca, sur del Atlántico, Valledupar y zonas de Cundinamarca tuvieron temperaturas con entre 2 y 5 grados por encima de lo normal. Y aclara que todo ello se da sin estar en marcha un fenómeno del Niño, por lo que solo cabe atribuirlo a cambio climático. Como es natural, la probabilidad de incendios sigue a la sequía.
La resolución 080 de 2020 de la CREG, que está publicada para rápida discusión, entre sus considerandos establece que “los embalses del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SIN), así como los aportes hídricos del mes de abril de 2020, se encuentran en mínimos históricos, y, […] los análisis energéticos indican que en las actuales condiciones de operación, no se está almacenando agua, tal como se requeriría en esta época del año para alcanzar los niveles de embalsamiento necesarios para garantizar la confiabilidad del sistema en la estación de verano 2020-2021 […] Durante el verano 2019-2020 se han presentado hidrologías muy por debajo de la media histórica, y, tal como se señaló, los aportes de los embalses escasamente alcanzaron un valor aproximado al 61% de la media histórica, muy por debajo de lo esperado para esta época del año, con sus consecuencias en la disminución del nivel de los embalses”. Y reitero no hay fenómeno del Niño.
Aunque la cuarentena por coronavirus ha bajado en algo la demanda eléctrica, ayudando a manejar mejor el riesgo, ya cuando se empieza el camino de una apertura gradual, es obvio que la demanda aumentará estresando el sistema. Solo falta un rebrote del virus por la salida que obligue a una nueva cuarentena, pero esta vez bajo la probable amenaza de racionamiento de agua y energía. Tras de cotudos con paperas.
Colombia por estar ubicada en la franja intertropical de planeta, sufrirá los mayores efectos del calentamiento global, para lo cual ya deberíamos contar con medidas reales de mitigación, empezando por la reducción de gases efecto invernadero de un sistema de transporte basado en diésel para “ayudar” a las finanzas de Ecopetrol, estímulos especiales para la adquisición de vehículos híbridos y eléctricos, un nuevo enfoque en la planeación urbana que no dependa de unas cartillas nacionales, programas de financiación especial para plantas de tratamiento de aguas residuales para no seguir destruyendo las fuentes hídricas de las que tomamos el agua, y descentralización en el manejo ambiental, eliminando esas corporaciones regionales, cotos de política y de derroche del presupuesto público.
ENo es tarde para tomar acciones, pero sí es tarde para cambiar el modelo político que nos lleva al desastre.