Según Anato, el 77% de los colombianos piensa viajar durante 2022. Aunque 54% de ellos tenía ganas de visitar el exterior, la nueva realidad cambiaria fomenta el turismo doméstico. Pero no son solo los locales, hasta el mes de mayo, 1.25 millones de extranjeros visitaron el país, lo cual equivale al 81% del mismo periodo de 2019. Estamos volviendo a la normalidad. Adicionalmente, la devaluación nos hace relativamente más competitivos frente a otros destinos. Para el mes de julio, según ForwardKeys, Colombia es el octavo país del mundo que más turistas extranjeros ha recuperado. Algo bueno está pasando, pero no es suficiente.
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El turismo siempre ha buscado una voz que lo defienda en medio de tantos retos y potencialidades. A pesar de muchos éxitos recientes, el sector debe jugar un papel más preponderante para aprovechar la devaluación. Hay consenso sobre la belleza del país y el calor de su gente, pero para tener éxito se requieren condiciones de seguridad y más método. Mayor presupuesto para Fontur, más campañas internacionales y una estrategia integral con metas claras de resultado son clave, pero, por encima de todo, es fundamental una institucionalidad más empoderada en lo transversal.
Para empezar, todavía se requiere el esfuerzo de campañas publicitarias y patrocinios en el exterior, para contrarrestar la percepción de Colombia como país inseguro. Entendiendo que construir marca a nivel global requiere de recursos no disponibles, países como Panamá, focalizan su inversión en pensionados de Michigan y Wisconsin, mientras México busca traer su masiva diáspora a vacacionar. Será necesario seleccionar como objetivos potenciales estados de EEUU, países de Europa y Asia, según exista mayor potencial para Colombia. Es clave lograr sinergias con iniciativas privadas.
Según la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones, Colombia ocupó el lugar 29 en número de eventos durante 2019. Naturalmente, Bogotá, Cartagena y Medellín, que gozan de mayor infraestructura, concentran la recepción, pero el potencial de otras ciudades es inmenso. El gasto de estos viajeros, en promedio, supera US420. Complementar el trabajo realizado a la fecha con la búsqueda de mayores eventos deportivos y musicales de orden internacional es fundamental.
Según análisis del BBVA, de no ser por la pandemia, en 2020, el turismo habría superado al carbón como la segunda fuente de divisas. Durante 2018 el país ya recibía cerca US$6,500 millones por cuenta del turismo internacional. Se concretaron 37 proyectos hoteleros con una inversión extranjera de US$609 millones. Como resultado, cada vez el peso económico del sector es mayor. Si se promoviera una ley de segunda vivienda para atraer a pensionados extranjeros, Colombia podría ser inatajable.
La tentación es crear un Min Turismo, lo cual no significa gastos burocráticos adicionales, bien valdría la pena examinar la experiencia de Min Ciencias y Min Deporte. Al elevar el estatus, es más fácil la coordinación sectorial con transporte en temas aeronáuticos o sinergias con sector ambiental. Mucho se especuló en cuanto al turismo como motor del dividendo de la paz para contribuir al cierre del capítulo de violencia. Se dijo también que el turismo cultural era Economía Naranja. Es hora de hacer realidad la potencialidad de este sector materializando tantos años de esfuerzo.
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