Se cumplió la semana pasada un año del gobierno del Presidente Iván Duque y para la fecha, como es costumbre, se hicieron los balances a nivel nacional sobre la gestión del primer mandatario.
Año de Aprendizaje lo calificó Semana. El Tiempo destacó el cambio en las relaciones con el Congreso y los problemas con su propio partido por cuenta del acuerdo de paz y en la prensa internacional The Economist y El País fueron muy duros al señalar las debilidades de Duque, su inexperiencia y la ausencia de un liderazgo claro.
La percepción general en los medios de comunicación y la ciudadanía es la de un Presidente bien intencionado y amable, que no muestra resultados concretos, adolece de un gran propósito en su gobierno y se encuentra atrapado por el ala más radical de su partido que lo mantiene atado al pasado.
Vale la pena ahora efectuar un balance a nivel regional para saber cómo nos fue a los nortesantandereanos en el primer año de Duque, sin olvidar que este departamento fue proporcionalmente, por encima de la misma Antioquia, cuna del uribismo en Colombia, el que demostró un apoyo más contundente al candidato del Centro Democrático en la elección presidencial del año anterior.
Durante el mandato del Presidente Santos, después de muchas discusiones, la dirigencia política, los gremios, la Cámara de Comercio y las autoridades regionales llegamos a un acuerdo que se tenían que concentrar los esfuerzos de interlocución y gestión con el gobierno nacional en la necesidad de avanzar en la infraestructura para conectar a Cúcuta y su área metropolitana con el resto del país y dotar a la ciudad y el departamento de mejores condiciones sociales.
Con ese propósito común, y con el compromiso del propio jefe de estado, avanzamos de manera significativa en ese frente.
Basta con recordar algunas de las obras más importantes que dejó el gobierno anterior a la región: un nuevo y moderno aeropuerto; el mejor búnker de la Fiscalía de todo el país; los puentes e intercambiadores viales de Los Patios, Juan Atalaya y Rumichaca; los tres comandos de Policía en el Rodeo, El Trigal y la Estación Central; el sistema de monitoreo de Cámaras de Seguridad; los programas de vivienda gratuita para más de 8.000 familias, son entre muchas otras, las obras más destacadas que se terminaron bajo la administración Santos.
Y se dejaron en ejecución y totalmente financiados proyectos esenciales para el desarrollo de la región como la nueva vía 4G Cúcuta- Pamplona- Bucaramanga por más de 2 billones de pesos, el mejoramiento evidente de la carretera Cúcuta- Ocaña con inversiones de más de 300.000 millones y la puesta en marcha del acueducto metropolitano de Cúcuta con inversión de más de 380.000 millones de pesos, que asegurará agua para todos los habitantes de Los Patios, Villa del Rosario y nuestra capital para los próximos 50 años, con lo que ello significa en términos de expansión urbana y ordenamiento territorial.
Obviamente todas estas iniciativas se lograron concretar y ejecutar durante todo el periodo, en medio de recurrentes crisis con Venezuela, con el concurso unificado de las fuerzas regionales. Es cierto que sólo llevamos un año del gobierno Duque pero hasta el momento no se ve en gestación, y menos en construcción, ningún proyecto de inversión importante para Cúcuta y el Departamento. Ya es hora que aterricemos los discursos y no nos distraigamos nuevamente en el fetichismo legal que nos caracterizó durante décadas. En la discusión de normas para promover la inversión en la región, en legislaciones especiales que brinden condiciones especiales a la inversión en frontera. Estas iniciativas legislativas son importantes pero no nos servirán si no consolidamos la conexión de la región con el interior del país y la costa caribe
Quedan tareas pendientes por realizar. Mantener una cuantiosa inversión para seguir mejorando la vía a Ocaña, iniciar la llamada transversal del Catatumbo o de la Paz, terminar la Central del Norte que está a punto y conseguir recursos frescos para el mejoramiento de la Vía de la Soberanía que nos comunica con Arauca. En el plano de los servicios públicos asegurar suministro de gas. Y especialmente en materia de educación y formación técnica del recurso humano de la región estamos lejos de las principales capitales del país y eso afecta nuestra competitividad y las posibilidades de atraer inversión nacional y extranjera. En estas prioridades debemos concentrarnos.
Hasta el momento más allá de las inauguraciones de obras de Santos, las discusiones sobre regímenes legales especiales y las necesarias acciones sobre los serios flagelos de la violencia en el Catatumbo y la crisis migratoria con Venezuela que no se detiene, son pocos o nulos los compromisos en materia de inversión pública del gobierno Duque con el departamento. Ojalá podamos comenzar a verlos en el presupuesto del 2020 que ya arrancó su discusión en el Congreso. Recordemos que a este gobierno ya le quedan solo tres años para cumplir con el Norte.