Nuestros deportistas han dado un ejemplo que todos los colombianos debemos seguir: con constancia y amor por la camiseta todo es posible, inclusive conseguir el más alto galardón que otorgan las autoridades olímpicas, la medalla de oro. No es fácil esa presea que solo ostentan los mejores en cada disciplina, por lo que debemos guardar profundo respeto hacia los que la han conseguido y lo más importante: seguir su ejemplo.
Desafortunadamente, en Colombia ha hecho carrera el mal ejemplo, y son más los que no merecen el respeto de sus compatriotas que los que suben al podio para recibir la más ambicionada de las preseas. Aquí han hecho carrera la trampa, los absurdos procederes, el odio, el rencor y la envidia. Se ha llegado al colmo de emprender una campaña contra los esfuerzos de paz del gobierno, dejando de lado los recuerdos de una época de violencia que le costó la vida a más de 300.000 personas, en su mayoría humildes campesinos, soldados y policías. Obviamente, no cayó ningún hijo de papi ni tampoco ninguno de los llamados ‘’cacaos’’, que han sabido escampar de los peligros en lujosos clubes donde no se oye ni el volar de las moscas. Mucho menos el silbar de las balas y de los cilindros bomba. Así, es muy fácil defender la guerra y oponerse a los esfuerzos que se hacen para conseguir la anhelada paz, un derecho de todos los pueblos civilizados.
Varios deportistas, producto de los que los gringos llaman ‘’self made man’’, alguien que se ha hecho con base en esfuerzo personal, nos mostraron las características que deben regir todos nuestros actos, el amor por la patria y el desprendimiento, además de la ausencia del egoísmo y del rencor. Porque si algo ha movido la política en los últimos años ha sido la peor de las enfermedades, la que ocasiona que haya quienes recen no para que les vaya bien a ellos sino para que le vaya mal a los vecinos. Por desgracia, esa pésima actitud no la encabeza cualquiera sino nada menos que un expresidente, personaje obligado a dar buen ejemplo en todas partes del mundo. Pero el siglo 21 ha traído, además de muchos adelantos, la desafortunada aparición de mandatarios llenos de defectos. Que han ocasionado espectáculo impensable en épocas pretéritas: la detención y condena de bandidos que han ocupado el más alto cargo que otorga le democracia.
Ahora, un expresidente, de cuyo nombre no quiero acordarme, se ve obligado a andar con una escolta de 300 detectives, que le cuestan un ojo de la cara al presupuesto nacional. Cuando yo era niño recuerdo haber visto a un exmandatario paseando por el centro de Bogotá, en compañía de un solo acompañante, que tenía como tarea llevarle la gabardina y los periódicos.
Estamos viviendo en la época en que cualquier desequilibrado consigue un arma, entra a una discoteca y mata a 50 personas. Obvio, ese no es ejemplo a seguir, como sí lo son la actuación de muchachos que con su esfuerzo ponen en alto la bandera nacional. Qué envidia produce ver a la hermosa Mariana Pajón, dueña de dos oros que ha ganado con su esfuerzo. Si por mí fuera, la daría la Cruz de Boyacá, que ella si merece, mucho más que algunos personajillos que no han hecho nada por sus compatriotas. Ojalá, el presidente Juan Manuel Santos ponga al frente de Coldeportes a alguien que sepa de deportes y no a una cuota política. Y condecorar a nuestros héroes deportivos. GPT