La gran hidroeléctrica de Ituango se concibió desde la década de los 60, pero por mucho tiempo fue considerado un proyecto inviable y solo hasta el 11 de agosto de 2010 el Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA) y Empresas Públicas de Medellín (EPM), firmaron un acuerdo para poner en marcha la construcción de Hidroituango.
Este es el proyecto hidroeléctrico más grande del país, con una altura de 225 metros y una longitud de 70 kilómetros. El muro, con capacidad para conservar 2.720 millones de metros cúbicos de agua, es casi dos veces el edificio Coltejer y la casa de máquinas, con 8 turbinas instaladas, tiene una capacidad de generación de energía de 2.400 megavatios, equivalentes al 17 por ciento de la demanda energética de Colombia.
La sociedad conformada por IDEA y EPM acordó que EPM liderara el proyecto, aportara los recursos y, luego de 50 años de operación y logrado el retorno de la inversión, se devolviera la obra a la sociedad. Hidroituango, el gigante de la energía en Colombia, como se ha resaltado, está localizado en el rio Cauca en el llamado “Cañón del Cauca” a 171 kilómetros de Medellín, en terrenos de los municipios de Briceño., Ituango y Toledo.
EPM, empresa industrial y comercial fundada en 1955 y que ocupa el tercer lugar en el ranking de las empresas más grandes de Colombia, inició la construcción del gran proyecto en 2012 con el fin de ponerlo en operación a finales de 2018. Su inversión inicial se calculó en cerca de 5.000 millones de dólares y la expectativa de oportunidad de trabajo era la de 7.000 empleos directos y 20.000 indirectos.
Todo iba muy bien hasta los primeros días de abril de este año, cuando los torrenciales aguaceros iniciados en este mes generaron obstrucciones generalizadas en los túneles de desviación del río Cauca, razón por la cual se presentó un llenado no programado e incontrolado del embalse. Las consecuencias graves están a la vista y la emergencia crece cada día, tanto para quienes habitan en poblaciones cercanas como para las ubicadas cerca al río Cauca aún en sitios alejados.
Esto nos hace recordar la sentencia de que la naturaleza nunca perdona el más mínimo error que cometamos. Ante lo imprevisible, todo el país está atento a lo que pueda pasar, con el enorme deseo de que suceda lo mejor, por el bien general.
Aún están vivas las imágenes de lo ocurrido en el Puente Chirajara, entre la vía Bogotá-Villavicencio, que colapsó el 15 enero. La obra había recibido Premio Nacional de Ingeniería por los estudios y diseños innovadores. Aquí pasa algo.