El informe sobre las víctimas por desaparecimiento en este país, constituye un indicador que nos debe llenar de horror y vergüenza a todos los colombianos.
No es posible que la estadística del Centro Nacional de Memoria Histórica nos muestre que más de 83.000 personas han sido sometidas a desaparición forzada, y que en la inmensa mayoría de los casos no se tenga certeza de qué fue lo que pasó, menos la asignación de una responsabilidad que implique el castigo, y por supuesto, también la reparación.
El lamentable panorama comienza por la captura y desaparición de niños, que son sometidos a toda clase de vejámenes y violaciones, para incorporarlos al conflicto armado. Son centenares de inocentes jóvenes, que son arrancados del seno de sus hogares y de los cuales no se vuelve jamás a tener noticia.
Pero es el caso también de todos aquellos que corren la misma suerte para ser sometidos a fines extorsivos, a supuestos ajustes de cuentas, o simplemente para aparentar y disfrazar un hecho oscuro.
Y llama la atención, que sumado al pobre desempeño que han tenido los organismos encargados de hacer las averiguaciones, ahora se hable de recorte de presupuesto, que puede abarcar hasta un 30%.
La frustración de las familias afectadas, no tendrá límite, ante semejante panorama, sabiendo que la posibilidad de encontrar el paradero de sus seres queridos, está cada vez más lejos.
Y debemos resaltar dentro del informe dado a conocer, que una cuarta parte de los casos registrados, se haya dado en un solo departamento, Antioquia, en donde definitivamente el delito ha encontrado un camino fácil para lograr estos funestos y horrendos propósitos, lo que resulta fácil deducir, que a pesar de hallarse una preocupante concentración de casos, no se hayan diseñado los instrumentos eficaces para atenuar semejante panorama.
Pero también es el caso de otras regiones como Meta, los santanderes, Cesar, Valle del cauca, Bolívar y otros departamentos, en donde el número de casos también resulta ser muy significativo.
Esta situación, constituye un lunar muy vergonzoso para el país, y creo que no solo se deben fortalecer los instrumentos de inteligencia para identificar el paradero de las víctimas, sino que la comunidad internacional debe contribuir al logro de este propósito.