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Una alarma amarilla
Casos de neumonía severa que se presentan en Wuhan, China, causados por un virus identificado como el coronavirus-2019 (2019-nCoV).
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Sábado, 25 de Enero de 2020

Se ha desatado una especie de pánico generalizado merced a las noticias que dan cuenta de los casos de neumonía severa que se presentan en Wuhan, China, causados por un virus identificado como el coronavirus-2019 (2019-nCoV). Según los informes de prensa, 1.287 es la cifra de pacientes diagnosticados con esta enfermedad denominada “Neumonía de Wuhan” y ha causado 41 muertes (3,1%). Se trata de una infección de las vías respiratorias que ya se había presentado por cepas diferentes del mismo virus el año 2002 en China y Arabia en 2012. Reside en animales, principalmente murciélagos, la infección se trasmite a otros animales que actúan como huéspedes intermedios y luego a los humanos. Ahora emerge con algunas modificaciones en un mercado público de esa ciudad en China y se diseminó a otras ciudades cercanas y de allí a otros países de Asia, gracias a los viajeros que llevaron consigo el virus, entre ellos dos casos que se reportan en Estados Unidos.

 Los pacientes afectados presentan síntomas que van desde un simple resfriado común y de leve intensidad hasta los casos más graves -por fortuna pocos- que evolucionan a neumonías severas y letales si no logran sobrevivir a los tratamientos administrados en las unidades de cuidado intensivo. Tratándose de una infección por virus no hay un tratamiento específico, aunque se hacen experimentos para lograrlo en corto plazo. 

A pesar de la alarma creciente, hasta la fecha la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha abstenido de enviar una alerta sobre una posible pandemia; es decir que, cualquier país, en cualquier continente pueda resultar afectado.

Entre nosotros existe la experiencia de los brotes de influenza causados por el virus H1N1 que produce una enfermedad de características parecidas. Con esa enfermedad hemos aprendido a reconocer con rapidez los pacientes con casos probables y se les brinda una atención oportuna. La población en general también aprendió a identificar los síntomas y acude con la debida prontitud a la consulta médica, evitando que progrese a las formas más severas. 

Específicamente hablando de la infección  por el coronavirus que procede de Wuhan, son pocas las probabilidades de que tengamos casos de esta enfermedad. Se requiere el antecedente epidemiológico, esto es, haber estado de viaje en esa provincia de China las 2 semanas anteriores a la aparición de los síntomas o haber estado en contacto con un enfermo a quien se le comprobó ese diagnóstico.

 Las autoridades mundiales han tomado las medidas pertinentes para evitar la expansión del virus al resto del planeta. En las ciudades de China donde se identificaron los casos, sus habitantes han sido puestos en cuarentena, en los aeropuertos se están realizando chequeos a los viajeros procedentes de Asia y los que son identificados como sospechosos se les aísla para realizarles estudios médicos.

Por ahora podemos estar tranquilos pero atentos, este virus está lejos de nosotros, al menos por ahora. Entre  tanto debemos concentrarnos en la detección temprana de la influenza H1N1 ya que este virus si está en nuestra comunidad. Al final del año pasado y en los días recientes se han diagnosticados casos nuevos atendidos en el Hospital Universitario Erasmo Meoz y las clínicas de la ciudad, algunos de ellos con cierta gravedad. 

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