España ha formado un nuevo gobierno de izquierda de perfil latinoamericano, añorando ser la madre de los hijos fundadores del socialismo del siglo XXI. Es el modelo que añoran, y después de haber sido apoyados con entusiasmo por grupos de medios como el grupo Prisa, el mismo que maneja en Colombia Caracol Radio y la W, adalides del mamertismo local en cabeza de periodistas militantes como Félix de Bedout y Diana Calderón, el nuevo gobierno plantea nacionalizar los medios. Ellos saben que así como son promamertos hoy, si las circunstancias cambian, podrán ser antimamertos (depende de la mermelada), y por eso golpean la mano que les da de comer: así paga el socialismo del siglo XXI a quien bien le sirve. Los seguidores de la democracia defendemos la libertad, sea personal, de prensa o de empresa, y ante esos excesos se debe es retirar cualquier barrera de entrada. Lo que es pernicioso es el control del estado por acuerdos gobierno-privados, que es como se mueve latinoamericana, a quien España hoy imita. Es decir, España se deseuropeiza y se va para el ALBA.
España es a Europa, lo que Argentina es a América Latina: una anormalidad histórica. España sigue inmersa aún en el claroscuro medieval de un gobierno monárquico con la sombra del franquismo y la segregación de clases que ese modelo conlleva. Cuando uno ve cómo funcionan las empresas de capital español no deja de impresionarse de su manejo de personal: el presidente viaja en primera clase, los vicepresidentes en las filas 6 a 8, los gerentes en económica y de ahí para abajo en bus. Lo mismo para los hoteles. La palabra clave en la administración española es la segregación. Y no se avanza por meritos sino por “relaciones”. Por eso los ineptos bien relacionados viajan en primera clase. Así debe ser la sociedad española, y eso no se lo han podido quitar, por eso no ha podido superar el largo brazo del franquismo.
Y como en toda sociedad segregada, en lo que Latinoamérica es campeona mundial, los extremos florecen, y el ciudadano común, ante crisis económica, que España lleva de manera crónica desde hace más de una década, opta por ellas. Por eso los mamertos dicen aquí Podemos. Y pudieron. Y España arranca el 2020 más latinoamericanizado que nunca, y empieza a deslizarse por la pendiente de la expulsión de sus ciudadanos y la pauperización, que le hace recordar a uno la frase de Hitler: “Europa termina en los pirineos”. El problema de Portugal es que su único vecino es España.
Veremos cómo reacciona Europa a la debacle española, y como se comportan los nacionalismos, que pueden descomponer España. Una España que se mueve entre el monarquismo franquista y el mamertismo latinoamericano. Por eso el poema de Antonio Machado termina así: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Nota 1: Aunque 2020 no es un año electoral, si va a ser un año donde las próximas elecciones presidenciales empiezan a sonar, y el resultado de la gestión de los nuevos alcaldes y gobernadores, inclinará la balanza, así como la actitud que el gobierno Duque asuma ante los retos de seguridad que se le están planteando. El 2020 puede definir el 2022.
Nota 2: La nueva alcaldesa de Bogotá anunció el cambio del modelo de transporte urbano con eje en el bus (el sistema transmilenio) a un modelo mucho más internacional y coherente de sistema integrado con eje principal en el sistema férreo y alimentación de los sistemas de bus dedicado. Esto plantea todo un nuevo cambio en la estructura institucional de la movilidad, así como la necesaria coordinación con la planeación de usos del suelo. Si lo logra, seguramente será una futura candidata presidencial; si no, la esperanza verde se marchitará. Es una oportunidad para que ciudades como Cúcuta piensen seriamente en su planeación y no se dejen atraer de cantos de sirena que llaman a aplicar modelos de desarrollo fracasados. Veremos si Bogotá endereza y Cúcuta también.
Nota 3: Cúcuta debe afianzar este año de inicio de nuevas administraciones sus lazos con las dos ciudades con las que podría relacionarse para alcanzar un desarrollo sostenible: Medellín y Barranquilla. No me cansaré de repetir que nuestro futuro no está mirando al sur, sino mirando al occidente.