El primer acercamiento con los efectos benéficos de la marihuana fue a través de una paciente que me aseguró haberse curado de un dolor crónico en los pies con un aceite que contenía Cannabis, luego de varios años de padecimiento, terapias y cirugías sin buenos resultados. Sin embargo, esto no deja de ser un hecho anecdótico. Pero ahora que está sobre el tapete la discusión del proyecto por el cual en Colombia se autorizaría el cultivo y procesamiento de esta planta con fines medicinales, deberíamos pensar en los pacientes que no han mejorado con terapias convencionales y podrían tener a la mano otra sustancia que les brinde alivio.
Los compuestos de la marihuana han tenido uso medicinal desde hace muchos años en la medicina tradicional China y en épocas más recientes, industrias farmacéuticas de los países de occidente han extraído su principio activo los cannabinoides y le han encontrados diversas indicaciones, tales como el alivio del dolor neuropático, aquel que queda luego de haber padecido herpes zoster (culebrilla) o en la neuralgia del trigémino. Según descripciones que se han hecho puede también mejorar el vómito secundario a la quimioterapia, bajar la presión dentro de ojo en los casos de glaucoma y tiene campo en el manejo de las epilepsias refractarias y el asma.
Sin embargo no son pocos los efectos secundarios que tienen los cannabinoides porque pueden llegar a alterar el estado de ánimo, producir insomnio y causar un síndrome por suspensión del medicamento con síntomas depresivos. Por esto es que todavía las investigaciones están dirigidas a encontrar las dosis más apropiadas en caso que tenga indicación y minimizar los efectos indeseables.
El problema de la marihuana es que se trata de una sustancia prohibida, de uso ilegal y penalizado su cultivo y comercialización. Por tanto la nueva ley debe crear un marco legal para que en los casos que este destinada a usos medicinales pueda ser manejada exclusivamente con tal propósito, al tiempo que su uso debe ser prescrito exclusivamente por los médicos, quienes podrán indicarla solo en los casos que se encuentre una indicación precisa, tal como se hace en la actualidad con analgésicos opiáceos utilizados en los pacientes con dolores que no mejoran con medicamentos de menor potencia y tienen una reglamentación especial.
Las razones por las cuales debe ser legalizado y permitido el uso de la marihuana como un medicamento alternativo, son claras. La ley debe reglamentar a quienes autorizan para cultivarla, procesarla y venderla, tal como se hace en otros países y debe ser un buen negocio, no de otra manera se explica que empresas canadienses con experiencia en este campo ya hayan hecho saber que están interesadas en instalar plantas industriales aquí o sacar el producto y realizar los procesos requeridos para obtener los medicamentos que contengan la Cannabis sativa.
No debería ser muy largo el debate, pero en este país de leyes y leguleyos ya veremos cuanto durarán las discusiones que sin duda deben terminar con una ley que a su amparo, puedan quienes lo requieran, echar mano de este recurso terapéutico alternativo para que les permita mitigar el sufrimiento y así mejorar su calidad de vida.