En castellano decir “vale un Perú” es sinónimo de decir que algo vale mucho, porque en la época de la conquista, y también con posterioridad al Virreinato del Perú se lo conocía como un territorio rico en oro, plata entre otros minerales valiosos. No existiendo el Canal de Panamá y para no arriesgar los embarques por el muy borrascoso Estrecho de Magallanes la riqueza era transportada a lomo de mula o de indios desde Lima hasta Cartagena de Indias, y de allí a España. Valga esta breve relato para destacar la importancia desde siempre del Perú, y del maravilloso imperio Inca que gobernara desde el Popayán actual hasta el río Bío Bío a 500 kmts. al sur de Santiago de Chile y gran parte del norte de la actual Argentina, esto es un muy extenso territorio.
¿Qué podría explicar los sucesivos sobresaltos políticos vividos en Perú, que en Julio venidero cumple 200 años de vida independiente, durante muchos momentos de su historia, como en el presente?
La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) finalizó el recuento de los votos del balotaje presidencial del domingo 6 de Junio, informando que Pedro Castillo de Perú Libre obtuvo 50,21% de los votos y su contrincante Keiko Fujimori de Fuerza Popular un 49,79%, lo que implica 75.000 preferencias de diferencia en un universo de caso 20 millones de votantes.
Tal cifra, es difícil de remontar, por lo que con casi total certeza el profesor primario rural Pedro Castillo sería Presidente del Perú a partir del próximo 28 de julio y por cinco años.
El candidato triunfador, de origen muy humilde proviene de la zona nor-andina peruana. Y bien vale preguntarse, cómo así logra este triunfo, cuando ni siquiera aparecía en las encuestas.
Militó por más de diez años en Perú Posible, partido que llevara a la presidencia a Alejandro Toledo (el Cholo) en 2001, para después militar en Perú Libre partido marxista-leninista-mariateguista en homenaje del pensador peruano de inicios del siglo XX, fundador de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) y, que centró su pensamiento en la problemática del pueblo indígena de su país. Lo destaco porque Perú es un país muy escindido y fragmentado, entre sus habitantes de la costa y los andinos y amazónicos.
Tal situación se constata en muchos de los indicadores sociales del país, concentrándose la pobreza, en no pocos casos extrema entre los quichua hablantes y campesinos, en comparación con los habitantes de Lima y su entorno que concentra a algo más de un tercio de los casi 34 millones de peruanos.
Valga recordar que en Perú, se han vivido momentos de extremismo ideológico, cuando aparecieran a fines de los 70 el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) de tendencia castrista famoso por la toma de la Embajada de Japón en Lima, y Sendero Luminoso movimiento muy sanguinario de tendencia maoísta dirigido por Abimael Guzmán, que tuvieron fuertes enfrentamientos con la fuerza pública ocasionándose más de 30 mil muertos en su mayoría campesinos de la sierra peruana según concluyera la Comisión de Verdad y Reconciliación de los inicios del 2003. Estos, para resistirse a ser enrolados por Sendero formaron los grupos de ronderos, uno de los cuáles fue Pedro Castillo.
La corrupción he hecho otro tanto en Perú. Al punto que un Presidente está prófugo y fuera del país, otro se suicidó, un tercero fue encarcelado junto a su esposa, otro tuvo que renunciar en el tercer año de gobierno, un cuarto también está siendo investigado, al igual que Keiko Fujimori quien está en libertad condicional. Todo ello, no hace sino reflejar un panorama complejo y sombrío, que me lleva a desearle éxitos al futuro Presidente porque no la tendrá fácil.