La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
¡Vamos a la guerra!
Agotada su paciencia casi infinita, Santos  decidió utilizar la mejor arma del fútbol: el ataque.
Authored by
Viernes, 20 de Mayo de 2016

Toca repetirlo: somos expertos en copiar todo lo malo. No imitamos a Mandela, a Martin Luther King, a Lincoln, a Gandhi, a Nariño, a Bolívar o a cualquiera de nuestros próceres. No, aquí el ejemplo a seguir, por lo menos por ahora, es un payaso con el pelo pintado, que aspira nada menos que a la presidencia de Estados Unidos.

Y como somos expertos en todo lo malo, amargado expresidente, sin pensar en las consecuencias, está invitando a la ‘’resistencia civil’’, como si esta fuera la tierra de Maduro, donde no se consigue harina, papel toilette, ni aspirina y ni siquiera se puede prender la luz eléctrica. Tampoco somos Suiza donde las gentes frenan cuando alguien pisa una cebra en el piso. Nos quiere meter en algo parecido a lo que ocurrió en Brasil, donde la extrema derecha enjuició a la presidenta de izquierda, una víctima de la godarria hirsuta, parecida como dos gotas de agua al partido de Álvaro Uribe.

Alfonso López, viejo y sabio expresidente,  señalaba que tenemos la costumbre de afirmar un absurdo: ‘’ya que estamos tan contentos aquí, vámonos para otra parte’’. Y eso está ocurriendo. Como estamos llegando a la paz, debemos continuar la guerra. El promotor del infundio es persona que debería seguir el ejemplo de quienes, antes que él, ocuparon la primera magistratura y entonces, promover el acuerdo entre los colombianos. Que somos expertos en violencia partidista.

¿Qué es la resistencia civil? A mi entender, es posición subversiva, cercana a la guerrilla que tanto ataca el personaje que dirige la oposición y tuvo la fortuna de no tener enemigos  tan intensos  como los sufridos por el presidente Juan Manuel Santos. La última vez que se utilizó esta arma fue para acabar el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla, contra quien se decretó la huelga de los bancos, los estudiantes y el estamento civil, un movimiento que logró el relevo del mandatario de facto.

Agotada su paciencia casi infinita, Santos  decidió utilizar la mejor arma del fútbol: el ataque. Y atacó a su principal enemigo, quien no entiende de nobleza y caballerosidad, tal vez porque está acostumbrado a tratar jamelgos. 

Ante el congreso liberal, el presidente hizo lo que ha debido hacer desde hace varios años: respondió con firmeza los ataques de su antecesor, que ha descubierto la fórmula para hacer oposición: divulgar por medio del twiter todas sus quejas, producidas por el resentimiento y la envidia. Para el efecto ha contado también con el valioso apoyo de una cadena de televisión, que divulga todos sus planteamientos y utiliza para ello habilidoso sistema de colocar las noticias de manera profesional, para que los ataques queden grabados en la mente de los televidentes. Ningún exmandatario, hasta ahora, había sido tan afortunado, como tampoco lo habían sido los fiscales y procuradores, el último de los cuales, conocido por quemar libros y rezar rosarios, anda promoviendo su candidatura. 

Para responder a la mala leche, el presidente comparó la resistencia civil de Uribe con las tesis del fallecido jefe de los paramilitares, Carlos Castaño, líder de la derecha. Primer combate de la guerra que nos espera. gpt   

Temas del Día