Con sabor amargo, con sabor a hiedra. Me acorde de la canción al leer la carta que Iván Márquez y sus muchachos, entre otros los tristemente célebres delincuentes de lesa humanidad, Romaña y el Paisa, donde anuncian el resurgir de la guerrilla armada de las farc-ep. Para la audiencia, vuelven a la ilegalidad de la que nunca salieron, sabiéndose impunes por el acuerdo firmado con Juan Manuel Santos, y que todo tipo de mamertos, hoy “exigen” que se cumpla al pie de la letra, incluso con generosidad “perdonando” lo no acordado, lo cual acogió la Corte Suprema con entusiasmo al dejar libre a Santrich, y la Corte Constitucional al “destrozar” las objeciones del presidente Duque.
Algunos “periodistas” incluso dicen que como no trae la frase “desde las montañas de Colombia”, no es algo definitivo, y deberán seguir en la JEP hasta que no se les pruebe, que volvieron a la violencia para proteger el crimen organizado. Así haya declaración de parte. Y no hay prueba válida, dijo la JEP. Porque las pruebas contra otro de ese combo, Santrich, para magistrados como Bobadilla (no falta la patria boba en estos momentos), tienen que ser concluyentes (sin definir eso que significa) y le parece feo “infiltrar” a alguien para destapar el delito, porque eso debía ser aprobado previamente. De bobadillas está hecha la JEP. Y también la Corte Suprema, que se puso abiertamente al lado de la JEP y ordenó también liberar a Santrich; y la Constitucional que hundió las objeciones. Y hay quienes dicen para que Constituyente; ¿será que ya la democracia se perdió?
Y la famosa división política Márquez-Timoshenko, como la define otra parte de la izquierda, la robledista, dedicada a, mediante la dialéctica más maniquea, justificar lo injustificable, y que en mi concepto es sólo parte del show para que los medios, tan prestos a validar lo que dicen los “progresistas, no vinculen al partido farc, con las farc-ep ni con las farc bolivarianas, pero trabajando en conjunto, logran, como en efecto logaron, gracias al Nobel, alcanzar posición en todas las formas de lucha. Y Santrich se irá a “charlar” con Márquez, y los que los soltaron solo dirán que ese no es su problema. Y no volverá.
Se consolida así el proyecto farc, y mientras tanto, lobistas como Álvaro Leyva e Iván Cepeda buscan como lograr, vía judicial, que ellos manejan, meter el eln al baile, mientras que la división internacional intenta inmovilizar las fuerzas militares con profundas investigaciones sobre falsos positivos. El Comité para Información y Análisis con Exactitud del Medio Oriente (https://www.camera.org/nytimes/), refiere que el primer día de 2018, el editor del New York Times escribió a sus lectores que el periódico seguiría en su política de información veraz y neutral, pero que “cuando quedaran cortos, aprenderían de los errores”.
El Comité estableció que “una y otra vez, el periódico distorsionó noticias, ocultó hechos inconvenientes y se desvió de las normas periodísticas”. Hablaban de una revisión de noticias del conflicto árabe-israelí. El NYT como casi todos los medios nacionales y extranjeros, hoy tienen agenda política, y Diana Calderón, de la hora 20 de Caracol, los considera la voz de Dios. Estas son maneras de neutralizar el accionar de las fuerzas militares, y cerrar el cerco sobre la débil democracia colombiana.
Y para información de esos mamertos, las farc-ep no firman desde las montañas de Colombia, porque ahora despachan desde Barinas y el palacio de Miraflores en Venezuela. Es claro que los ataques guerrilleros en Arauca provienen desde Venezuela, lo demás es llamarse a engaños. Y eso es algo en lo que no se quiere profundizar en Colombia. Las farc pueden considerarse un aliado claro del régimen de Nicolás Maduro, hoy antagonista real del país. Tenemos una especie de agentes extranjeros infiltrados en territorio colombiano, que, en caso de conflicto, actuarían como segundo frente en el país. Esos son los prohombres que hoy tienen carácter de “pacifistas” en Colombia con el apoyo irrestricto de las Cortes.
Y muchos siguen hablando del problema de la polarización, y la necesidad de entender que “eso” nos perjudica, queriendo con ello permitir que la destrucción de la democracia colombiana se logre y entremos como la nueva república bolivariana del subcontinente. Y no valdra decir después, como hoy dicen muchos ex mamertos venezolanos como Teodoro Petkoff, que no había forma de saber para dónde íbamos; aquí lo sabemos, pero seguimos jugando a la democracia con los enemigos de la democracia. Los lobos ya saben que se puede matar la víctima, y no pararan hasta hacerlo.