Cada día se observa con mayor frecuencia, taxis que transitan en el Área Metropolitana con los vidrios tan oscuros, que difícilmente se pueden observar las manos del conductor sobre el volante.
Sin duda alguna, las altas temperaturas que se registran en nuestra ciudad, inducen a los propietarios de los automotores, a instalar medidas que mitiguen la radiación solar, en contravía de lo previsto en la Ley 769 de 2002, o Código de Tránsito.
Pese a que la misma ha tenido algunos ajustes, en ningún momento ha modificado el parágrafo del artículo 90, el cual establece: “Todos los vidrios de estos vehículos serán transparentes”
De igual manera el artículo 121, literal B10 de la Ley 1383 de 2010, sanciona con ocho salarios mínimos legales diarios vigentes a los conductores que violen dicha norma.
Así la cosas, es necesario y urgente que la autoridad de tránsito ausente en gran parte de los infartos viales, socialice con los representantes legales de las empresas de servicio público individual de pasajeros, las medidas que pudiera tomar en caso de la inobservancia de la norma antes citada.
Es importante señalar, que un buen número de conductores de la “mancha amarilla” aprovechan la situación para consumir licor sin que sean detectados, pero su torpeza es mayúscula al estacionar sus automotores frente a los supermercados, cuando el día apenas empieza, lo cual indica que la rumba continúa a la vista de muchos ciudadanos.
De igual manera, los operativos que instala la Policía Nacional en diferentes sitios de la ciudad, deben incluir en la muestra de revisión vehicular y documental, algunos conductores de servicio público, puesto que lo acusado ocurre en horas nocturnas y los mismos pasan los retenes con cerveza en medio de las piernas.
Los uniformados de nuestra querida institución, pueden afinar su olfato en materia de infractores del servicio público, toda vez que los vidrios oscuros y el consumo de licor, no solo está prohibido, sino que es una latente amenaza a los demás ciudadanos.