Escribiendo esta columna, he tratado de escuchar la versión de varias personas, gente que le preocupa la suerte de la ciudad y la región, todo con ocasión de la celebración del convenio 2083 de diciembre de 2009, con la empresa trituradora “La Roca” sobre suministro de materiales pétreos en el que según la contraloría se compraron de más 8.290 metros cúbicos que no se necesitaban. Creo que lo más preocupante del asunto es que fue el propio Fiscal General de la Nación quien anunció directamente la irregularidad, en un contrato en el que no hubo ninguna planeación y seriedad: se perdieron cerca de 1200 millones de pesos así no más, y listo. Alguien me decía “si esto es así, en un contrato que no se consideraba importante ¿cómo sería con otros? ¿Será que les llegó la hora?”
En muchos años Colombia no había vivido los días aciagos y de crisis de las instituciones como sucede en estos momentos. Ya leer un periódico a primera hora de la mañana es desolador, da tristeza, vergüenza de país, y ahora más porque antes por lo menos pasábamos rápido las hojas de los sobornos, las indagatorias, los torcidos y la cárcel de la picota y sentíamos algo de alivio con las páginas deportivas en las que nos animaba leer los resultados de la selección Colombia. Después del jueves con lo que pasó en Barranquilla ya ni siquiera eso. Con lo del convenio 2083 a mí me da tristeza de ciudad, de región. Para qué nos preguntamos después, por ejemplo, ¿Por qué al Norte de Santander, una entidad como Colciencias no le aprueba ningún proyecto?, pues con toda razón y después de noticias como ésta, no nos creen nada. Muchas de nuestras autoridades no son bien vistas en la capital, carecen de credibilidad y peor con estas noticias. A algún diputado le expresaba hace unos días que tenía posibilidades de acercamiento con Colciencias, pero eso ni les interesa.
Hace pocos años estaba en una reunión en el Ministerio de Hacienda en donde se hablaba de recursos para la frontera, y allá, una de esas funcionarias que con el paso de los años terminan volviéndose importantes, casi imprescindibles, cuasiministra expresaba, manifestó: “allá a su departamento no les vamos a mandar nada, no ve que ustedes se tumban todo, no ve que tienen a su exalcalde detenido en la picota”. Yo preferí salirme rápido de la reunión y antes de que empezara a llover, porque ya se imaginarán, después de la insultada en la que no tenía nada que ver, y además lavado y con frío, pues tampoco. Lo único era salir rápido de ahí.
Colombia está atravesando una profunda crisis moral. Necesitamos una clase política diferente, culta, que de verdad le interese el progreso de una ciudad y región como la nuestra. Necesitamos volver a tener al frente de los destinos públicos a personas intachables y pulcras como lo fueron el exgobernador Alfonso Lara Hernández o el exalcalde Eustorgio Colmenares, que tenían peso y gestión en la capital del país, o de hombres que si bien no tuvieron como tal cargos públicos, tuvieron dimensión y grandeza en los temas de ciudad como por ejemplo Jaime Pérez López. A eso tenemos que volver, a esos momentos de grandeza y proyección y no como sucede ahora que si llegare a caer el gobernador, habrían elecciones, y ni para imaginar en estos momentos de crisis de frontera un departamento en elecciones atípicas.
En estos momentos de crisis moral y ética del país, aquí por lo menos tenemos algo importante por resaltar: la bienal de Arte Contemporáneo del Sur “BIENALSUR”, proyecto que lidera Alex y Luis Miguel Brahim, que contará con la presencia de 30 artistas internacionales y que se realizará en Cúcuta en los próximos días. Para salir de esa crisis de la que estamos hablando necesitamos más proyectos y actividades como esta, con personas que de verdad crean en la ciudad y la región, porque así como vamos, ya a nuestros hijos y la generación que viene no les recomendamos trabajar en nuestras administraciones. El compromiso que tenemos de rescatar moralmente la región es grande.
