Durante mucho tiempo se ha tenido la creencia de que una sustancia llamada “natural” es más beneficiosa, o al menos no tan dañina, que otra considerada “química”. Así que muchas personas terminan pensando que no son perjudiciales y seguramente serán más económicas.
La necesidad de procurar un sueño reparador y lo más parecido al fisiológico no escapa a esta tendencia. El asunto no termina siendo ni verdad ni mentira, y voy a permitirme dar unos consejos al respecto.
Primero que nada, cuando avanzamos en edad no nos ponemos viejos solo por fuera, sino también por dentro, así que las estructuras anatómicas que se ven implicadas en los ciclos del sueño también envejecen con nosotros, y van perdiendo la eficacia que mostraban cuando éramos adolescentes y podíamos dormir a pierna suelta. Las horas de sueño tienden a disminuir y si a los 65 años terminamos durmiendo 6 horas en la noche, es comprensible que si alguien se acuesta a las 8, se despierte a las 3 de la madrugada sin sueño. Querer dormir de 8 a 8 a esa edad, también va contra lo natural. Por otro lado, muchos insomnios son consecuencia de la ansiedad o la depresión y, mientras no se corrija esta situación, los tratamientos farmacológicos solo serán eficaces por breves periodos de tiempo.
Ahora bien, ¿funcionan las plantas para ayudarnos a dormir mejor? La respuesta en concreto es SÍ, pero depende. Primero se debe corregir cualquier factor que esté fragmentando el sueño, como los problemas emocionales, las enfermedades que cursan con dolor, asfixia o deseos constantes de orinar durante la noche. Luego se deben escoger los productos que han demostrado alguna eficacia en el sueño.
Una de las más estudiadas y vendida es la valeriana, cuyo nombre proviene del latín “valere”, que significa algo así como, estando feliz o estando alegre. Al parecer este producto podría mejorar el sueño en algunas personas, pero su efecto viene a verse a los 15 días. Otra característica de la valeriana es que la dosis efectiva para el insomnio está por encima de los 400 mg y un “tecito” de los que venden en el supermercado, si acaso alcanza los 100, así que habría que tomarse una cápsula con esa concentración, pero estas dosis pueden producir en algunos pacientes dolor de cabeza y diarrea.
La pasiflora también se ha recomendado para el insomnio, sin embargo no se describe una eficacia mejor que la del ejercicio o la psicoterapia en ningún estudio, y suele estar en combinación con valeriana y otros frutos.
La “fruta de la pasión”, conocida como maracuyá en Colombia y Brasil, y como parchita en Venezuela, también es consumida por muchas personas que quieren mejorar su sueño. Su nombre indicaría que tiene que ver con el trópico, la playa y la pasión entre hombre y mujer, pero nada más alejado de la realidad, es llamada así porque los conquistadores españoles notaron semejanza de sus flores con la crucifixión de Cristo, por lo que su nombre completo debería ser “fruta de la pasión de Cristo”. Hay quienes tomas sus hojas y al hervirlas, preparan una pócima que les mejora el sueño.
Por cierto, ninguna de estas plantas se debe tomar durante el embarazo, ya que su seguridad sobre el feto no está demostrada.
En conclusión, todo depende de la persona y de la yerba, porque no podemos olvidar que existe el efecto placebo. Si alguien se toma algo convencido de que dormirá mejor, seguro que así será, por lo menos al inicio.