En 1988, una constructora cimentó en la Comuna 5 de la ciudad lo que hoy se conoce como El Bosque. Las llaves de las primeras dos manzanas, rodeadas por esplendorosas zonas verdes, fueron entregadas a sus habitantes, en su mayoría, empleados del estado y docentes, cuando el barrio aún empezaba su historia.
Décadas antes, El Bosque pertenecía a un conjunto de fincas en el sector Corral de Piedra, pero los terrenos fueron comprados con el fin establecer una zona residencial conexa a la industrial.
Una vez construidas las primeras casas, el crecimiento del barrio permitió fundar los sectores de El Paraíso, Nápoles y Portachuelo, hasta que, años atrás, este último se independizó como urbanización propia.
Hace pocos años se construyeron en este barrio las Torres del Bosque, un complejo de edificios residenciales en instancias a la vía principal de Sevilla, junto al Centro Recreativo Corral de Piedra, perteneciente a la Policía Nacional.
Según la comunidad, la ubicación del sector es como un ‘anillo vial central’; comunica a la doble calzada de Ceiba con la avenida Sevilla, que los conecta con otros barrios. Además, son destacados por contar dentro de sus límites con la Universidad Libre y la Universidad de Santander (UDES), que han fortalecido el carácter residencial y económico.
“Cuando la constructora compró el terreno para formar la primera etapa de El Bosque, adquirió el compromiso de continuar creando espacios o parques que contengan muchos árboles. Nos consideramos como el ‘pulmón de la ciudad’, en homenaje a nuestro nombre”, comentó Serafín Rincón, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Comprometidos con la naturaleza
El barrio cuenta con más de 14 zonas verdes distribuidas entre sus diferentes etapas y sectores, algunas de ellas son conformadas por parques infantiles y espacios sociales. Las jornadas de limpieza y mantenimiento de poda son ejecutadas por los vecinos aledaños de las zonas.
Además, la misma comunidad diseñó unos kioscos en los parques para que los vigilantes tuvieran un espacio de descanso, aseo y pudieran guardar sus pertenecías.
Una comerciante del sector resaltó que estas labores tienen la intención de promover el embellecimiento del barrio, que se ve directamente reflejado en la imagen de los negocios, gracias que los hace atractivos a la vista y atrae frescura a los clientes que los visitan.
En la calle 12N, los vecinos fueron los encargados de adecuar los espacios verdes que están frente a sus viviendas, una variedad de plantas floreadas, diseños y decoraciones que resaltan la belleza y el compromiso de la comunidad por la naturaleza.
Otra zona verde se encuentra junto a la Parroquia San Miguel Arcángel, construida por la comunidad en el 2013 con fondos recolectados en rifas y bazares, liderados por el sacerdote Juan Carlos Orellano. En la actualidad, celebran sus festividades religiosas el 29 de septiembre con novenas, eucaristías y grupos musicales.
Escenarios deportivos
En el 2017, en este sector se ejecutó la construcción de un espacio deportivo por parte de la Alcaldía de Cúcuta, donde se instalaron máquinas biosaludables, juegos tradicionales, área canina y espacios para la circulación de bicicletas.
Un año después, se construyó un Centro de Integración Ciudadana (CIC) que consta de una cancha multifuncional, tarima, graderías, oficina administrativa y baños. La comunidad, para garantizar un uso adecuado del espacio, tiene un horario de funcionamiento establecido; el Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte (IMRD) es el encargado del mantenimiento y la seguridad del centro.
“En las horas de la noche se le brinda un espacio a los jóvenes del barrio que deseen practicar o jugar fútbol, baloncesto y voleibol, ahora también pueden participar de porrismo. Se da inicio a las ocho de la noche para aprovechar que ellos salen de los colegios, universidades o trabajos”, manifestó una vecina del lugar.
Otro escenario deportivo es la cancha de tierra, que la mayor parte del tiempo es destinada para el uso de las escuelas de iniciación deportiva en fútbol. La persona encargada de establecer los horarios es una vecina dueña de una caseta cerca del lugar, quien gestiona que las demás actividades programadas puedan desarrollarse sin contratiempo.
Vías obstaculizadas
Hace varios años, gracias al esfuerzo de la comunidad, las calles y la transversal de El Bosque fueron pavimentadas por la administración municipal y las empresas de la zona industrial. Sin embargo, todavía existe una vía destapada que dificulta el paso del tráfico y levanta nubes de polvo con el tránsito de vehículos.
El presidente de la JAC señaló que la comunidad ha solicitado de nuevo el apoyo de la administración para solucionar esta situación.
De igual manera, en una de las vías de esta transversal, desde hace 18 años los obstaculiza un parqueadero que, de acuerdo con los vecinos, invade el espacio público. Cada vez que necesitan transitar, los vehículos deben desviarse e ingresar por otra calle para poder salir al barrio Sevilla.
“Esta obstrucción le genera al barrio una gran afluencia de vehículos, por eso ya estamos en proceso de diálogo con las entidades correspondientes para permitir liberar esta vía y descongestionar las demás”, explicó Rincón.
Música desmedida
Desde hace años, la presencia de los universitarios fortaleció el comercio en el barrio, pero la comunidad ha tenido inconvenientes frecuentes con algunas fuentes de soda que exceden los niveles permitidos de ruido. A pesar de las acciones de la Policía y la ausencia de los estudiantes, los casos aún continúan.
“Estos negocios comienzan a funcionar desde la tarde, pero en la noche suben el volumen de la música y se fusionan con las otras. No tengo problema con su actividad, pero a nosotros los vecinos no nos permiten descansar o ver televisión”, comentó una habitante.
Tatiana Ballen Garcia | Practicante de Periodismo