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Mujeres desplazadas de La Fortaleza fueron protagonistas de un libro de reconstrucción de memoria histórica
La iniciativa nació de un proyecto de grado de dos estudiantes de Comunicación Social de la UFPS.
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Ronaldo Medina
Ronaldo Medina
Viernes, 23 de Abril de 2021

Los procesos destinados a reconstruir la memoria histórica de las comunidades vulnerables cada vez toman más fuerza en la región, de manera que Cúcuta se comienza a proyectar como referente teórico-práctico de investigación nacional e internacional.

En una de las investigaciones más recientes, Dayana Bernal Mejía y Angie Juliana Numa Mariño, estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), lograron convergir dos temas semejantes en un solo libro que despierta una montaña rusa de sentimientos.

La propuesta inició en el 2020 como su proyecto de grado para obtener el título profesional, pero la experiencia vivida, las acompañará para siempre.

Conectados mediante el arte del relato, estas talentosas jóvenes dieron vida a los testimonios de 5 mujeres y 3 niñas desplazadas por el conflicto armado colombiano y migración venezolana, asentadas en La Fortaleza, a las periferias del anillo vial occidental de la ciudad.

Entre ellas: Beatriz, de 45 años; Dariana, de 31; Dania y Helen, de 30; Ninfa, de 47; Valentina, de 13, Sara Paola, de 12, y Zuleidy, de 14.

“Se titula Una mirada femenina de la migración, porque es la mirada de estas mujeres a los desplazamientos y hechos violentos que experimentaron en sus territorios”, dijo Bernal.

Numa explicó que el libro aún se encuentra a la espera de culminar su última etapa. Fue entregado a los jurados del proyecto y por ahora esperan obtener el aval para publicarlo y entregarles a las mujeres un muy buen producto, con un acto de clausura, un compartir y agradecerles de todo corazón por haberles dado la confianza de relatar sus experiencias.

Margarita Peñaloza, docente directora, agregó que el objetivo de estos proyectos es recopilar de una forma simbólica el peso, la responsabilidad, la tristeza y el dolor que llevan las personas más afectadas por la guerra y la violencia, para que esa parte de su historia sea conocida y se asegure la no repetición de estos hechos.

Una conexión instantánea

De acuerdo con Bernal, el proyecto siguió un paso a paso en el que, primero, identificaron a las mujeres y niñas que harían parte de la historia, y si estaban interesadas en alzar sus voces, darles el espacio para hacerlo a través de entrevistas mediadas por TIC (telecomunicaciones), debido a las restricciones de la UFPS para mitigar el contagio en sus estudiantes.

En las entrevistas, notaron que cada mujer logró abrirse y contar estas experiencias como si se tratara de una conexión instantánea, y a pesar de ser dolorosas y mover lo más profundo de sus fibras, estuvieron dispuestas todo el tiempo a relatar estas etapas de sus vidas difíciles de olvidar, para que nunca más vuelvan a ocurrir.

“Nos queda la satisfacción de haber propiciado un ambiente seguro e íntimo. Muchas de ellas lloraron y manifestaron que esos recuerdos amargos las acompañaron durante mucho tiempo, pero que no los habían liberado antes, y ahora que lo hicieron, se sienten más libres y tranquilas”, comentó Bernal.

Por eso, para Numa es trascendental que estos proyectos no se queden en el aula, sino que cumplan una función social y que impacten a la localidad con estas historias de violencia que muchas veces se desconocen, pero que están latentes en Colombia y Venezuela como una realidad que se vive a diario.

El libro está a la espera de ser aprobado por el jurado del proyecto para ser publicado.

El dolor en las historias

Una de las voces que quedará marcada en la memoria de las investigadoras, es la de Ninfa, quien vivió tres desplazamientos: desde Tibú a una vereda cercana, por amenazas de muerte que ya habían sido cumplidas tiempo atrás con la muerte de sus hermanos.

Pero ni en la vereda estuvo a salvo. Los victimarios la encontraron y la obligaron a irse del país hacia Venezuela, allí construyó una nueva vida en una finca platanera, donde todo parecía mejorar. Sin embargo, los ecos de la violencia estaban lejos de terminar.

Armados y sádicos, los hombres desalojaron abruptamente a Ninfa de su casa, con una pistola en la cabeza y otra en la de su esposo, mientras veía con dolor a sus hijos ser amordazados y encerrados en un armario. 

“La vía más fácil para Ninfa fue volver a migrar. Salió de Venezuela hacia Cúcuta, un trayecto que no ha sido fácil, lleno de baches y noches en vela, pero mantiene la esperanza de una mejor vida luego de estos momentos traumáticos”, mencionó Juliana Numa.

Monarcas migrantes

La fase de diseño fue una de las que significó el objetivo más grande, porque debían definir las ilustraciones y los colores, pero para Bernal, lo más reflexivo fue encontrar un elemento representativo que conectara todas estas historias.

“Escogimos a la mariposa monarca, una especie que hace un flujo migratorio hacia diferentes países, con la que las mujeres se sintieron identificadas. También añadimos una silueta característica que representa a cada participante, y el color lila, símbolo de empoderamiento y valentía femenina por contar estos hechos dolorosos”.

La Fortaleza, territorio resiliente

Beatriz Garcés, una de las mujeres participantes, fue clave para llegar a La Fortaleza, donde son visibles un conglomerado de circunstancias difíciles que viven sus habitantes, en su mayoría migrantes venezolanos y víctimas del conflicto colombiano.

Allí conocieron a Miguel Bautista, pastor de la Iglesia Cruzada Cristiana y director del Centro de Desarrollo Infantil (CDI) Guerreros CAPI, que sirvió como mediador y facilitador del proceso, gracias a que las instalaciones brindan apoyo social, moral y humanitario a los niños y sus familias.

Aunque el proceso fue detenido por la pandemia, no fue impedimento retomar la iniciativa de manera virtual por la disposición comunitaria. Ahora que solo están a la espera de culminar el proyecto, esperan seguir propiciando espacios de reconstrucción de memoria.

“Nos dejaron una enseñanza, y es que siempre debemos mantener nuestros sueños y esperanzas intactas”, dijo Numa.

Margarita Peñaloza adelantó que el propósito del programa de Comunicación Social es seguir adelantando proyectos en comunidades vulnerables. En marcha se encuentran otros como un monumento simbólico para reconstruir memoria y producción en radio, televisión y fotografía, junto a otras iniciativas conjuntas con otras carreras.

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