El 11 de noviembre del 2020 a eso de las 4:40 de la tarde, el Cúcuta Deportivo, una institución con 96 años de historia, entró en proceso de liquidación judicial luego de los incumplimientos del expresidente José Augusto Cadena a sus acreedores en el acuerdo reorganización empresarial, que el equipo llevaba en curso desde el 2013.
La decisión tomada en una audiencia virtual de la Superintendencia de Sociedades se dio conforme a la Ley 1116, ya que el club no logró acuerdos con la Alcaldía de Cúcuta ni el Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte (IMRD) con los que tenía deudas vencidas en una suma cercana a los 1.500 millones de pesos.
Como consecuencia propia de la decisión, Cadena salió de la institución y empezó a ser controlada por la Supersociedades, quien delegó al liquidador Arturo Acosta Villaveces.
Dada la liquidación del Cúcuta, que desde el 29 de octubre del 2020 tiene su reconocimiento deportivo suspendido por el no pago de obligaciones laborales entre diciembre del 2018 y agosto del 2019, la Dimayor decidió que el equipo no podía jugar los dos partidos que le faltaban de Liga y tampoco la Liguilla de eliminados.
El shock fue grande en la hinchada motilona que percibía que la División Mayor defendía al exdirigente.
Catorce días después, en una Asamblea extraordinaria de la Dimayor, se determinó la desafiliación del club al encontrarse sin reconocimiento deportivo vigente y en liquidación judicial. Aquel día, Acosta Villaveces delegó al abogado Misael Zambrano para asistir a la asamblea pero no le fue permitida la entrada. La Supersociedades le había permitido al rojinegro desarrollar su objeto económico pero con esta decisión, el elenco quedó imposibilitado de jugar en el fútbol profesional de Colombia.
Los bienes del Cúcuta fueron embargados mientras el plantel seguía entrenándose. A los jugadores se les adeudaba varios meses de su trabajo.
Sin futuro claro
El 1 de diciembre, Acosta Villaveces se presentó en la ciudad junto al alcaldeJairo Yáñez, y expresó su deseo de que el equipo volviera a funcionar.
“El momento es difícil. Estamos haciendo todo lo posible. Esto no es de la noche a la mañana. Tenemos que darle un espacio de tiempo. Le pido a la afición mucha, mucha paciencia”, dijo aquella tarde en el auditorio del General Santander, templo del conjunto fronterizo.
En la misma tarde dijo que ya estaban en diálogos con el Ministerio del Deporte para recuperar el reconocimiento deportivo con la meta de tenerlo antes de terminar el año. De momento, aún sigue vencido.
Para conseguirlo, se tendrá que pagar una suma de 133 millones de pesos.
El liquidador habría pedido una revocatoria directa del acto administrativo, al ser una sanción generada cuando la empresa estaba en proceso de reorganización empresarial y esa deuda entraría al concurso con demás acreedores. También se planteó la creación de una fiducia para que los acreedores se acercaran a cobrar pero quedó en una mera propuesta.
Por ahora, Acosta estaría buscando con diferentes acciones legales para revertir esta situación.
Batallas legales
Las tutelas se han vuelto protagonistas luego de la liquidación y desafiliación del Cúcuta. Distintos actores han querido, bajo sus intereses, revertir la situación del equipo.
La primera de ellas fue interpuesta por el exmagistrado Édgar Cortés en representación de Franklin Carvajal e Iván Abreo, accionistas menores del club.
En ella se alegaba la violación al debido proceso en la audiencia que decretó la liquidación puesto que según el jurista, no se tuvo en cuenta una carta de la Dimayor en la que se afirmaba que se iba a estudiar un adelanto de 1.500 millones de pesos al equipo. El Tribunal Superior de Bogotá decidió negarla.
En enero, el abogado Iván Acuña en representación de Cadena, interpuso otra alegando violación al deber de ejercer el control de convencionalidad, seguridad jurídica, debido proceso y defensa. En resumidas cuentas, alega que no se tuvo una segunda instancia en el proceso que llevó a la liquidación. Por ahora, el Tribunal Superior de Bucaramanga la tiene en estudio.
Esta semana, se conoció también que Cortés nuevamente presentó otra tutela con las mismas pretensiones y reclamos de la que le fue negada.
¿Y los jugadores?
Para fortuna de la mayoría de jugadores, su entrega en el terreno de juego en el 2020 hizo que diferentes equipos se fijaran en ellos. Así las cosas fueron a las siguientes escuadras:
Juan Chaverra (Bucaramanga), Esteban Giraldo (Pereira); Diego Sánchez (Pereira), Diego Peralta (Pereira), José Orlando Pérez (Jaguares), Hanyer Mosquera (Alianza Petrolera), Cristhian Valencia (SJK-Finlandia) Gilberto García (Pereira); Héctor Solano (Patriotas), Jean Pineda (Medellín), Johan Arenas (Boyacá Chicó), Auli Oliveros (Santa Fe), Cristhian Mina (Quindío); Hernán Burbano (Cortulúa), Jefferson Solano (Jaguares), Michell Ramos (Cali) y Agustín Vuletich (Medellín).
Juan Pablo Marín, Winston Ramírez, Ronaldo Ariza, Julián Rojas y Matías ‘Coquito’ Rodríguez, aún no se vinculan con ninguna institución.
Mientras toda esta disputa sigue vigente, la Liga colombiana continúa con 19 equipos. Las manifestaciones de otras instituciones deportivas buscando el regreso del Cúcuta Deportivo son nulas.
La hinchada rojinegra sigue ilusionada y a la espera de buenas gestiones que lleven a este barco del naufragio a una tierra con feliz puerto.