Las 26 concesiones de igual número de parques que suscribió con particulares el exdirector de Planeación Municipal, Jorge Omar Gandolfo, fueron hechas todas a dedo, sin estudios técnicos ni de prefactibilidad, y sin tener en cuenta la voz de las comunidades.
La cesión del dominio y el control de esos 26 espacios públicos, entre los que se cuentan parques, puentes, plazoletas, canchas sintéticas, polideportivos y hasta andenes, sucedió en la total clandestinidad, sin nadie más que Gandolfo y el particular beneficiario como testigos.
Esa era la idea y así se desprende del hecho de que la mayoría de las concesiones se hubiera firmado el Día de Inocentes (28 de diciembre), tres días antes de que se terminara el año y el mandato de César Rojas, y mucho después de que pasara por la Oficina de Planeación el equipo de empalme de Jairo Yáñez, cuyos miembros no fueron enterados de lo que se iba a feriar a particulares para su usufructo particular.
Gandolfo sabía que si el equipo de empalme se enteraba de las 26 concesiones de espacio público, en su mayoría de escenarios recién inaugurados, muy seguramente se le iba a formar un escándalo, como sucedió seis meses atrás con la concesión que se pretendió con el parque Simón Bolívar.
En esa oportunidad, el proceso se detuvo por las denuncias de los vecinos que daban cuenta de la entrega del parque a un particular para permitirle construir locales en el área del espacio público para su usufructo particular y bajo el pretexto de que se encargaría del mantenimiento y de la conservación de las áreas verdes.
Pero eso fue mientras pasó el escándalo, porque finalmente, el 28 de diciembre pasado, Gandolfo entregó en concesión el citado parque.
Como también lo hizo con los 9.000 metros cuadrados del parque Cúcuta 300 Años, donde se entregó un parqueadero con más de 250 estacionamientos para que lo administre un particular por espacio de 10 años.
La actual Alcaldía ya sufre los embates de esta privatización del espacio público que protagonizó la anterior administración, pues al pretender adelantar allí la feria escolar que se lleva a cabo todos los años, no lo pudo hacer porque los nuevos administradores del lugar no se lo permitieron.
Otros espacios públicos privatizados fueron varias zonas de El Malecón, en la avenida Los Libertadores, incluido el recién inaugurado puente peatonal que comunica con San Luis sobre el río Pamplonita.
De la misma manera, el recién inaugurado monumento de Cristo Rey, los parques de Prados del Este y Prados Norte, y hasta canchas sintéticas en las que el municipio invirtió millonarias sumas de dinero, pasaron ahora a manos de particulares por cinco, diez y hasta 15 años..
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En estos lugares, que son públicos y que por ley deben ser para disfrute de todos los ciudadanos, ahora las decisiones las toma un particular, que puede cobrar por el uso y disfrute de estos espacios sin que ninguna autoridad pueda decir nada.
Pero lo más grave de esta situación es que las comunidades en las que se encuentran los parques, canchas y escenarios, no fueron consultadas de las concesiones de sus propios lugares de esparcimiento.
En los barrios Prados del Este, Prados Norte, Pescadero y Zulima, las comunidades pidieron explicaciones al Concejo por la forma en que ahora pasaron a ser manejados los parques y escenarios deportivos de sus vecindarios. “Ahora toca pedir permiso para sentarse en una banca”, dijo Manuel González, vecino del primer sector. En Pescadero hay polémica porque la cancha en la que toda la vida han jugado los vecinos, ahora pasó a manos de un particular y hay que pagarle para que les permita el ingreso.
El concejal Oliverio Castellanos le solicitó a la secretaria de Planeación, Margarita Contreras, explicaciones sobre las condiciones y figura jurídica en que fueron entregados a particulares los citados espacios públicos.
Castellanos indicó que es necesario conocer la posición de la Alcaldía frente a la descarada privatización del espacio público que se protagonizó por parte de Gandolfo.
Contreras mencionó que su despacho está revisando detenidamente los contratos de concesión, para entrar a tomar una decisión sobre si se mantienen o liquidan.
“De lo que sí nos dimos cuenta es que corresponden a convenios que se suscribieron con particulares de manera directa, sin existir invitación pública para permitir la participación de más personas. Tampoco existen estudios técnicos ni de prefactibilidad, lo cual nos parece que no ofrece transparencia”, señaló la funcionaria. El alcalde Jairo Yáñez exhortó a los concesionarios favorecidos con la feria del espacio público a que desistan de esos contratos “porque los escenarios son de la comunidad, no de particulares”.
Los convenios
El protagonista de las 26 concesiones de espacios públicos, el exsecretario de Planeación de Cúcuta, Jorge Omar Gandolfo, de acuerdo a lo que conoció La Opinión por particulares a los que se les entregaron parques para su manejo, basó su proceder en que la Alcaldía no contaba con plata ni personal para hacerse cargo del mantenimiento y conservación del espacio publico.
Había que buscarles un doliente a los parques, dijo en una oportunidad a La Opinión el ahora exfuncionario. Las obligaciones para los concesionarios son casi nulas. Lo único que tienen que hacer es mantener en buen estado y limpio el lugar, y ganar dinero por el espacio público que ahora manejan.
El municipio no recibe un peso del usufructo que perciba el concesionario durante el tiempo que esté al frente del parque o cancha. Esto fue cuestionado por dirigentes deportivos consultados por La Opinión, quienes detallaron que una cancha sintética como las concesionada por Gandolfo producen en promedio mensual 21 millones de pesos.
De hecho, la mayoría de canchas sintéticas entregadas en concesión por el funcionario de Planeación fueron a 10 y 15 años.
Lo grave de esto es que los vecinos de la cancha, quienes esperaron por años contar con un escenario deportivo en su barrio, no pueden jugar allí porque cuando lo quieren hacer hay gente de otros sectores en el terreno de juego.
Los particulares que ahora están al frente del manejo del espacio público pueden cobrar por la publicidad que se pretenda instalar en esos sitios, también pueden arrendar el mobiliario y los locales que haya, como sucede en el parque San Rafael. Una conocida firma de comidas rápidas lleva más de 15 años usufructuando el espacio público del parque Ceiba, el mismo que Gandolfo volvió a concesionar por espacio de 10 años.