Lejos de ser reconocido como su homónimo el padre Diego Jaramillo, director del Minuto de Dios, el asentamiento que lleva este mismo nombre pasa sin pena ni gloria en la ciudad.
Sus calles son destapadas, tras una década de fundación se siguen abasteciendo de pilas públicas, y los postes de energía son de palo.
El panorama no es muy alentador para esta comunidad que no tiene presidente de junta, y que se quedó sin uno de sus líderes comunales esta semana. Un acto violento hizo que una de las cabezas del barrio abandonara su casa.
En una misma cuadra unas siete familias también piensan en dejar ese rincón del olvido. En los destartalados ranchos se puede ver en pintura letreros de ‘se vende’.
“Acá a uno lo corre el calor, la falta de agua y la soledad”, explica el vecino Damián Téllez, que también está a punto de irse.
Téllez, desplazado de El Carmen llegó hace siete años al asentamiento que en ese entonces no tenía nombre alguno.
Luego, él y sus vecinos se enteraron que los terrenos aledaños a El Minuto de Dios eran propiedad de la corporación y bautizaron el asentamiento con el nombre de Jaramillo a la espera que el sacerdote los ayudara con una casa, cómo veían en su habitual programa de las 7 p.m.
“Teníamos la convicción de que este barrio contara con la bendición y la ayuda del sacerdote, y con el tiempo las familias invasoras se quedaron con estos predios y nos quedamos con las ganas de que nos visitara”, explicó Téllez.
El pequeño asentamiento ubicado en la Comuna 8, entre María Gracia, y Doña Nidia parte baja, también carece de espacios comunales y recreativos.
Los niños juegan en los predios vacíos o en la calle, sacándole el quite a las cañerías que atraviesan la zona.
Para los vecinos la mayor cruz que ha cargado este asentamiento es la del olvido y el desinterés municipal.
“Si ni siquiera los mandatarios municipales se acuerdan de nosotros para llegar con alguna ayuda o programa no podemos pretender que los demás sectores sepan de nuestra existencia y ubicación”, alegó el vecino Rubén Gómez.
Cada vez que da su dirección en un sitio público o le pide indicaciones a un taxista para llegar a su casa, debe guiarlos por los nombres de los barrios vecinos, mientras les explica que su barrio no es nuevo, que ya cumplió su primera década y que se llama Diego Jaramillo.
-ah... igual al del padre del Minuto de Dios-, es la respuesta de su interlocutor siempre.
“Si igual, pero con menos fama, y muchas penas”, responde siempre Gómez.