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Cúcuta
Compromiso de corazón
Un coche usado, un corral, o un par de camisas de bebé,  son suficientes para llevar alegría a un hogar necesitado.
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Jennifer Rincón
Martes, 23 de Junio de 2015

No tienen una entidad que los apoye, tampoco sede propia ni mucho menos recursos fijos para sus labores. Sin embargo, desde hace cuatro meses un grupo de jóvenes cucuteños se la juegan toda por llevarle una ayuda a las familias más pobres.

Como la mayoría del grupo la integran estudiantes que solo tienen unos pesos para las fotocopias y el pasaje universitario, las ganas de ayudar ha hecho que acudan a familiares, amigos y conocidos para poder reunir los implementos que cada fin de semana reparten en las periferias de la ciudad.

Una cuenta en Facebook llamada Fundación Ángeles Unidos y el aporte anónimo de los ciudadanos les ha hecho cumplir con el objetivo que se trazaron desde la primera visita: ayudar a los que lo necesitan.

Juan Carlos Gil, estudiante de trabajo social, es la cabeza de la iniciativa. Mientras acomoda parte de las ayudas que este sábado llevarán al asentamiento María Teresa, dice que la fundación virtual nació luego de una visita que hizo a una familia en Antonia Santos.

“Tenía una compañera que había tenido una bebé e iba a regalar un coche. Me dijo que le ayudara a conseguir una persona que lo necesitara y se me ocurrió escribir un mensaje al respecto en Facebook, y el número de solicitantes fue enorme”, explicó.

Finalmente quedó en llevarle el coche a una señora de Carora. Tras la entrega la mujer le agradeció el gesto y le dijo que conocía muchas personas con las mismas necesidades y le propuso articular esfuerzos para hacer feliz a más familias.

Fue así cómo Gil empezó a tejer la red de ayuda por las redes sociales y en cuestión de días el número de ayudas empezó a multiplicarse.

“Había gente que nos contactaba para llevar juguetes, ropa, zapatos y hasta mercados. Como no conocíamos los barrios más pobres empezamos a internarnos en los sectores que los mismos benefactores nos recomendaban”, dijo Gil.

Uno de los casos que más le ha tocado el corazón es el de Esperanza, una madre cabeza de familia que vive en  María Teresa en un rancho con sus siete hijos.

“Como la señora no tenía coche para acostar a su bebé mientras hacía sus oficios adaptó el esqueleto metálico  de un coche viejo y le puso una tina como base”, explicó Gil.

Las ayudas de la fundación se encaminaron a conseguirle coche y ropa a esta familia.

Los Ángeles Unidos visitarán el mes entrante los barrios más pobres de Atalaya con el fin de detectar familias que necesiten de su ayuda. Para ellos su mayor motor es sus ganas de ayudar y la solidaridad de los cucuteños.

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