Rocío Cárdenas Sánchez y María Angélica Carrillo Díaz no planearon encontrarse en Alemania, pero el destino las llevó desde Cúcuta hasta la Universidad de Friburgo, ubicada al suroeste de ese país.
Lea aquí: Yo no soy inferior a nadie: víctima de mina y desplazamiento
Ambas participaron para ganar la beca Formación de Capital Humano de Alto Nivel que ofreció la Gobernación de Norte de Santander en 2016. Rocío, de profesión bacterióloga, logró la beca en el 2017 y María Angélica, ingeniera industrial con especialización en salud pública, un año después.
Ellas dejaron todo por ir a estudiar su doctorado Human Science de la facultad de Salud en Friburgo y, al coincidir en tierra lejana, no dudaron en unirse y apostarle a contribuir a la comunidad cucuteña.
Fue así como pensaron que su tesis se basaría en buscar cómo combatir el dengue y con la asesoría del docente Axel Kroeger, quien con su amplio conocimiento en la prevención de enfermedades endémicas en Suramérica, las guió en el camino.
Con pintura
Las cucuteñas basaron su propuesta en la patente de la doctora en química Pilar Mateo, considerada una de las 100 investigadoras más prestigiosas del mundo y quien creo la ‘Tecnología Inesfly’ que consiste en aplicar una pintura dentro de los tanques de agua, la cual tiene dos componentes: uno regulador de crecimiento, que elimina las larvas de los mosquitos y se libera lentamente dentro del agua en dosis adecuadas y otro compuesto grasoso que se pega a las paredes del depósito y ataca a las hembras cuando llegan a poner los huevos, ya que sus patas quedan impregnadas y se intoxican.
“Teníamos el desafío de aplicar esa patente y demostrar que funcionaría en Cúcuta y ahí surgió la idea de utilizar la pintura o laca en las paredes laterales de las tanquillas o lavaderos, pero en un tono transparente y no blanco como es su real origen”, dijo Rocío.
Las expertas se propusieron que con el recubrimiento transparente insecticida (pintura protectora) que funciona como larvicida y adulticida intervenir 24.000 tanques de lavadero.
Luego de conseguir los avales éticos y de lograr que Inesfly Corporation, de España, sirviera como donante del producto y aceptara ese propósito en esta zona fronteriza, gestionaron un convenio con la Universidad Francisco de Paula Santander y el Instituto Departamental de Salud (IDS), para lograr demostrar que todo se podía llevar a cabo.
Para el 2019, las becarias realizaron un estudio base en Cúcuta. “Volvimos para probar la propuesta en terreno y comprobamos que efectivamente aplicar la pintura en las taquillas funcionaba. Acá lo novedoso no es el producto sino la forma en la que se propuso para aplicar y que tras las pruebas conocimos que por un periodo de 9 meses el producto hacia su efecto en la prevención del mosquito”, añadió Rocío.
Le puede interesar: Una partida de tejo con el más allá: la historia de Aura
Tras realizadas las pruebas enfocaron su estrategia en los barrios donde históricamente se ha presentado brotes masivos de dengue, por ejemplo: San Luis, San Martín, Comuneros, Camilo Daza, La Ermita, Ospina Pérez y Aeropuerto.
En Los Patios se centraron en Patio Centro, 11 de Noviembre y Videlso. Para Villa del Rosario los hogares de la Gran Colombia, Santa Bárbara, San Judas Tadeo, La Palmita y El Páramo, entraron en los elegidos.
Lo siguiente para estas cucuteñas fue conseguir los permisos correspondientes del Ministerio de Salud, de la Organización Mundial de la salud, el Invima, la Dian, en fin, todos lo correspondiente para que el producto, traído desde España, ingresara a Colombia y luego llegara a Cúcuta.
La aplicación
No todo fue fácil para Rocío y María Angélica, pues en medio de las restricciones por la COVID-19 vieron tambalear su proyecto. La llegada del producto se atrasó más de 10 meses y tuvieron que tocar las puertas de las oficinas de Procolombia, la secretaria de Fronteras, entre otras entidades, para la gestión requerida.
Fue hasta agosto de este año que el producto llegó a Colombia y un mes después lo estaban recibiendo en las instalaciones del Instituto Departamental de Salud (IDS) en Cúcuta.
El paso a seguir fue lograr con los líderes comunales y otros colaboradores, la difusión de la estrategia en los sectores elegidos.
“Se les explica el proyecto y que lo único requerido es que la casa elegida debe tener su lavadero vacío para poder pintar las paredes con el producto, deben dejarlo secar hasta por uno o dos días y luego si usar de manera habitual”, dijo María Angélica.
Avanzan el proyecto
Entre octubre y lo corrido de noviembre, al menos unas 500 viviendas han recibido al personal que aplica el producto en esta fase de intervención que realizan las becarias. Ambas se preparan para el próximo año poder volver a Alemania y pasar a la parte de escritura y análisis de su proyecto.
“Nuestra meta es aportar una herramienta más para el control del dengue. Ofrecer una nueva opción a los servicios de salud que hacen controles previos al brote y así contribuir a reducir la propagación de esta enfermedad”, dijo María Angélica.
Para ambas, trazarse el propósito de aportar la metodología del ensayo para demostrar la eficacia que tiene, las llena de orgullo y no descansarán hasta cumplirlo.
“Desde un principio sentimos que nuestra respuesta a esa beca era contribuir e impactar lo nuestro, por eso agradecemos el apoyo que nos han brindado en el IDS, así como la Secretaría de Salud y la Universidad Francisco de Paula Santander y, por supuesto la comunidad que abre sus puertas”, finalizó Rocío.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion
