La Opinión pidió a un prestamista ‘pagadiario’ o ‘gota a gota’ un crédito de $200.000 para cancelarlo en el transcurso de un mes. El préstamo fue aprobado de manera inmediata, sin ningún estudio, codeudor o certificado laboral, pero el favor costará $40.000 de interés y se pagará en cuotas diarias de $8.000 por 30 días.
Aunque parezca atractivo y fácil, haciendo cuentas, ello significa un interés por el crédito del 20 por ciento, claramente una usura (interés excesivo en un préstamo).
Según la Superintendencia Financiera, entidad encargada de fijar la tasa máxima de interés legal que se puede cobrar en Colombia, para este mes el interés es de 28,89 por ciento efectivo anual, es decir, 2,41 por ciento mensual.
Entonces, de haber solicitado los $200.000 ante un banco, el pago final sería de $204.820.
Aunque la diferencia es clara y afecta notablemente el bolsillo del interesado, el sistema de crédito ‘gota a gota’ o ‘pagadiario’ se convierte en la única salida para miles de colombianos que no tienen acceso a créditos bancarios por diversas causas, como un empleo formal, bienes muebles o inmuebles, fiadores o una vida crediticia.
Aunque el sistema pareciera relativamente nuevo en el país, es más antiguo de lo que parece, pues por años los almacenes han ofrecido el sistema de apartado o pago por cuotas para adquirir diferentes productos en un acuerdo común entre el cliente y el vendedor sobre el precio final.
Según el coronel Oscar Libardo Roncancio Parra, comandante del Grupo Gaula de Norte de Santander, el problema radica cuando se exceden los intereses legales permitidos y se amenaza para obligar a pagar en caso de incumplimiento, lo que puede concluir en delitos como la usura y el constreñimiento y más graves aún como las lesiones personales, el homicidio, el desplazamiento forzado o la expropiación de bienes (sin descartar extorsiones o incluso el secuestro).
Pero entonces, ¿quiénes están detrás de los créditos ‘gota a gota’?
Para el oficial, aunque existen ciudadanos que prestan dinero informalmente a módicos intereses, el gran mercado usurero lo han captado desmovilizados o bandas criminales que buscan lucrarse de personas necesitadas y a la vez ‘lavar’ dinero con esta actividad.
El ‘lavado’ consiste en poner a circular en las calles el dinero producto de las actividades ilícitas y el narcotráfico, multiplicando las ganancias en un negocio de fachada que no amerita mayores riesgos de tipo penal, haciéndose menos visibles ante las autoridades, pues la usura, aunque es un delito denunciable, a la vez es conciliable.
“Los ‘gota a gota’ se originan en algunos desmovilizados (exparamilitares) que siguen delinquiendo y poseen un capital económico, quienes utilizan las amenazas cuando no les pagan. Primero, cobran una tasa de interés alto. Segundo, utilizan la amenaza como mecanismo de presión en caso de incumplimiento. Y tercero, intimidan en caso de ser denunciados, pues conocen datos personales de sus clientes”, señaló el oficial.
¿Pero, en qué lugares específicos se acentúan los ‘gota a gota’?
Para el coronel Roncancio Parra, los ‘gota a gota’ se aprovechan de las poblaciones más vulnerables, plazas de mercados y pequeños comerciantes, donde además no se denuncia esta clase de usura porque finalmente les hacen un ‘favor’ y ellos acceden voluntariamente al crédito, sin importar de donde provenga el dinero, pues las necesidades son apremiantes.
En muchos de los casos, las quejas por el ‘ahogo’ que causan los intereses, más aún cuando incurren en atrasos, se quedan en el aire y de manera informal, pues nadie se atreve a denunciar, porque finalmente les tienen miedo a esta clase de prestamistas.
Un hecho grave es que según investigaciones del Gaula, este dinero también puede desviarse a grupos delincuenciales para financiar acciones ilícitas.
“En los últimos años, el negocio se ha expandido y se ha exportado esta modalidad a otros países como Venezuela, Ecuador, Chile, México, Perú y España con los mismos visos de punibilidad que se ven en Colombia”, sostuvo el oficial.
Por último, –considera– que es apremiante que la ciudadanía conozca sobre los riesgos que enfrentan a la hora de hacer este tipo de créditos ‘gota a gota’ y al abstenerse “esta modalidad de usura y de constreñimiento tiene que desaparecer porque no habrá un nicho de negocio para ellos”.
La gente gasta más del 30% de su sueldo
Ramiro Reyes Páez, director de la firma Ilya Latinoamérica y experto en finanzas personales, llama la atención sobre el analfabetismo que existe en el país a la hora de manejar los ingresos.
“No hay un conocimiento claro para manejar el dinero. La mayoría no identifica las diferencias y consecuencias de prestar a una u otra tasa de interés”, añade Reyes.
Por eso, propone como primera medida personal controlar el flujo de efectivo, y eso parte de tener claro cuánto se gana y, como segunda medida, cuánto se gasta: “estudios recientes demuestran que la gente gasta en promedio 30 por ciento más de lo que se gana”, concluyó el experto.