Con título de profesional, egresado del Colegio Odontológico Colombiano, Eduardo Salim Chahin Rueda, es un activo servidor público en Norte Santander. Nació en Bogotá hace 52 años. Vivió 20 en Pamplona y posteriormente estableció su domicilio en Cúcuta.
Desde hace 5 años es gerente titular del Hospital Mental Rudesindo Soto en esta ciudad. Entre las tareas de su gestión está la celebración de los 75 años de esa institución de salud, con un proyecto de nueva sede para cuya fase inicial se asignaron $ 5.000 millones mediante gestión adelantada por el gobernador William Villamizar y el congresista liberal Neftalí Santos.
Chahin habla para La Opinión sobre el hospital mental.
¿Cuál es la situación del Hospital Mental Rudesindo Soto, respecto a su funcionamiento como institución de salud?
En este momento el hospital está garantizando la totalidad de los servicios que presta. Hemos presentado ante la Superintendencia de salud un plan de gestión integral de riesgos con miras no solamente a su autosostenibilidad financiera sino también la calidad de cuanto se hace y el saneamiento de los pasivos que se tienen.
¿Cuál es la función que cumple el hospital?
La misión del hospital es atender la salud mental en Norte Santander, Arauca y sur del Cesar. Cuenta con 107 camas habilitadas y tiene en comodato en el municipio de El Zulia una granja-taller, con diez camas, la cual se utiliza para pacientes que están en proceso de superación en el consumo de substancias psicoactivas. Es una rehabilitación biológica, sicológica, social y laboral. En la granja hay instalaciones para terapias, con gimnasio y canchas múltiples, talleres de carpintería, o producción de bolsas y traperos, panadería, huertas con cultivos y animales. Todo eso en función del tratamiento de recuperación de los enfermos, a cargo de un equipo multiterapéutico dirigido por un profesional de la siquiatría.
¿Qué ocupación tiene el hospital?
Son 107 camas con un porcentaje de ocupación cercano al 82 por ciento en cuanto a hospitalización. En consulta externa se registran más de 200 diarias en todas las especialidades.
¿Cómo visualiza el problema de la salud mental en Norte Santander?
El departamento tiene un grave problema en salud mental, como resultado de las violencias sufridas por el país. De otra parte, y especialmente en Cúcuta, hay un alto índice de consumo de substancias psicoactivas, por lo cual en consulta externa son muchos los casos de adictos que se tratan.
¿Cuáles son los proyectos de ampliación o de nuevos desarrollos de los servicios que se prestan?
El Ministerio de Protección Social ya aprobó los planos arquitectónicos del nuevo hospital mental de Cúcuta, cuyo costo se estima en $ 20.000 millones. Por gestión del gobernador William Villamizar y el representante a la Cámara Neftalí Santos se aseguró para este año el desembolso de $ 5.000 millones para la primera fase, que comprende el área de servicios generales donde está lo de nutrición, la planta eléctrica, mantenimiento, lavandería, bloque exclusivo de atención a los pacientes consumidores de substancias psicoactivas. Hay que destacar que el trabajo de diseños fue ejecutado por profesionales cucuteños jóvenes y ha tenido la mejor acogida en el Ministerio de Salud, dadas las propuestas de mejoramiento de los espacios destinados a la prestación de los servicios. Se contará con una sala para niños.
¿En sus 75 años cuál ha sido la capacidad del hospital para atender a los pacientes que recibe?
La capacidad instalada es superada en el área de urgencia o de cuidados agudos. Por eso, en el nuevo proyecto está prevista la ampliación con 30 camas más para llegar a 137.
¿El nuevo proyecto tiene asegurada su terminación?
Solamente está confirmada para este año la primera etapa con $ 5.000 millones. Nos corresponde ahora adelantar la gestión para hacer efectivos los otros recursos. Y todo lo aporta el Gobierno Nacional.
¿Con qué personal funciona el hospital?
Tenemos 49 empleados de planta en nómina y 54 contratistas. Se cubre así la prestación de los servicios y en general el funcionamiento del hospital.
¿Cómo se manejan las relaciones con los familiares de los pacientes que se reciben para tratamientos?
Esta es una parte muy humana y muy social. Tenemos la experiencia de que parientes de pacientes que nos llegan siempre tienen muchas limitaciones y dificultades. Hay enfermos abandonados por sus familiares. Y alguien con mala salud mental que no cuente con el afecto y el apoyo de los suyos difícilmente saldrá delante. Después de que el hospital cumple con su tarea y el paciente es valorado por el siquiatra, el neurólogo, otros médicos, el sicólogo y el trabajador social, cuando busca volver no lo reciben, por la experiencia negativa que les ha quedado. De todas maneras, se insiste en el acompañamiento familiar tras la rehabilitación del paciente. Conviene mucho saber tratar a una persona con trastorno mental y en esto también se toma en cuenta a la comunidad.
¿Qué tanto investiga el hospital sobre los problemas de salud que maneja?
Además de los tratamientos que se aplican se lleva una estadística muy precisa sobre los perfiles de los pacientes. No tenemos la capacidad para realizar propiamente investigaciones.
¿Cómo están las relaciones con las instituciones de educación que tienen programas de salud?
Tenemos convenios con la gran mayoría de universidades que funcionan en el departamento. Nos apoyamos mutuamente con respecto a programas educativos y procesos de servicios en el hospital. Para trabajos investigativos hay acuerdos
¿En esta área fronteriza binacional cuáles programas se manejan?
Atendemos en consulta externa a pacientes venezolanos. Hay una situación dramática de salud mental por los problemas bien conocidos.
¿Los recursos para el funcionamiento del hospital han sido suficientes?
Los recursos con que funciona el hospital son propios. Se vive de la venta de servicios de salud. Trabajamos con la totalidad de las entidades subsidiadas y la gran mayoría de las contributivas y también con el Instituto Departamental de Salud para la atención de pacientes sin afiliación. Se cuenta con apoyo importante por parte del departamento y el Ministerio de Salud con recursos asignados para un programa de saneamiento fiscal y los cuales sirvieron para pagar algunos pasivos pendientes.
¿Qué otros recursos provienen de la nación?
Para que el hospital pueda aumentar su productividad y garantizar la calidad de sus servicios necesitamos la ejecución del proyecto de sus nuevas instalaciones, con $ 15.000millones. Pero también se requiere una planta de personal propia que pueda atender holgadamente el su funcionamiento en todos sus aspectos. Ahora se cuenta con 40 empleados en nómina y 54 por contrato. El apoyo de la nación para atender el pago de parafiscales es indispensable.
¿En sus 75 años, en las diferentes etapas, cómo ha sido el desarrollo del hospital?
El desarrollo ha sido lento, pero seguro. Al comienzo de los tratamientos de salud mental estábamos completamente estigmatizados. Se hablaba de asilo de locos y de manicomio. Los pacientes eran tratados como castigo de Dios por su trastorno mental. Esa percepción cambió y ya se atiende la salud mental como lo que es, con rigor científico. En el caso nuestro, nos hemos propuesto que la atención sea más ambulatoria, mediante consultas en los barrios y no tanto intramural, lo cual lleva a que la gente se hospitalice menos, pues la verdadera recuperación en salud mental se hace en el entorno familiar y social de cada persona.
¿Qué nivel tiene el hospital en el conjunto del país, en la especialidad de su función?
Creo que estamos a la vanguardia. Podemos decirlo con orgullo que hemos sido siempre bien calificados cada vez que nos han evaluado respecto a los tratamientos aplicados o el manejo de programas y políticas que corresponden a nuestra función. Tenemos un bache en cuanto a la recuperación de recursos, que siempre se quedan para la vigencia siguiente. Estamos trabajando con el Instituto Departamental de Salud para superar ese desfase de orden financiero.
¿Cientificamente cómo se ha avanzado en el país y particularmente en Norte Santander en el tratamiento de la salud mental?
Hay avances muy importantes. Desafortunadamente para la celebración de nuestros 75 años no se ha podido programar un gran evento académico. Quisiéramos traer a las personalidades más distinguidas y representativas en salud mental para corroborarlo. Tenemos la satisfacción de que cuando asistíamos a cursos de capacitación y otros actos académicos quedamos en los primeros lugares en cuanto a conocimientos y procedimientos médicos. Al interior del hospital hemos formado equipos o clubes multiterapéuticos para la aplicación de programas de salud mental.