El prestigio profesional de Michele Taruffo es internacional y Cúcuta ha sido una de las ciudades que lo ha tenido en forma presencial. Aquí se le conoce. Y su colega Carlos Colmenares le hace esta presentación: Es doctor en derecho por la Universidad de Pavia, donde ejerció la docencia y la investigación desde el año de 1976, como profesor de Derecho Procesal Comparado y Derecho Procesal Civil. Ha sido, además, profesor visitante y conferenciante de las Universidades de Cornell, Pennsylvania, Harvard, Northeastern (Chicago) Frankfurt de Meno, París, Lund, Tampere, Helsinki, Madrid, Palma de Mallorca, Pompeu Fabra (Barcelona), Varsovia, Lodz, Cracovia, San Francisco, Tokio, Beijing, Curitiba, Sao Paulo, Colombia, por citar solo algunas. Es miembro de muchas de las más prestigiosas asociaciones de Derecho Procesal, como American Law Institute, International Association of Procedural Law, Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, Instituto Brasileiro do Dereito Processual, Asociation Henri Capitant des Amis de la Culture francaise, Asociazione italiana tra gli studiosi del diritto procesasule, la Asocciazone italiana di diritto comparato y la Societa italiana di filosofía giuridica e política.
Es miembro, además, del comité científico de importantes revistas, entre las que figuran la Revista critica del diritto privado, la revista Nuova Giurisprudencia Civile Commentadata, Ragion Practica y miembro del comité científico de la prestigiosa editorial italiana II Mulino. Es un experto de los sistemas civil law y common law.
Es un jurista que conoce los sistemas de Justicia en la práctica de los Estados Unidos, Inglaterra, Japón, China, Rusia, Brasil, Colombia.Sus obras divulgadas en distintos idiomas no solo muestran sus conocimientos como jurista sino en Filosofía, Sicología, Sociología, Epistemología. Sus estudios permiten precisar que existen muchas culturas y por ende, muchos conceptos de justicia. Cúcuta ha tenido la presencia del jurista en dos oportunidades por invitación de la seccional de la Universidad Libre.
En correcto español habló con La Opinión.
¿Cómo ve el Derecho en su entorno académico, como en su aplicación en la vida de la sociedad en esta época?
Es muy complicado porque el Derecho en sí mismo es muy complejo, muy variado y directamente conectado a la economía y la política. Está, además, la globalización, lo cual determina el dominio de los más grandes poderes económicos en las finanzas y el comercio a escala mundial. El Derecho tiene una función básica, pero su aplicación resulta cada vez más difícil.
¿Cuál es su percepción de la aplicación del Derecho por parte de los Estados?
Soy muy escéptico respecto a lo que está ocurriendo en este momento en la aplicación del Derecho. Cuenta mucho para casos laborales y muy poco en la regulación de la economía como resultado de la presión de quienes tienen su manejo. Así, los Estados de las naciones pierden autoridad. Lo que dice el presidente Trump cada día que habla es de una confusión total.
¿Y en cuanto la aplicación de la justicia?
Esto es un punto bien importante. Hay muchas diferencias entre los sistemas. Una de las funciones básicas del Estado democrático moderno es velar por el cumplimiento de la justicia en lo penal, en lo civil, en lo constitucional. Sin embargo, no dejan de surgir problemas en relación con la independencia de los jueces, o su formación profesional; además, las reformas de los códigos no siempre ajustadas a la realidad o los desarrollos de la sociedad. Cuentan, igualmente, los sectores multiculturales que implican la interpretación de reglas jurídicas diferentes, más las diferencias predominantes entre ricos y pobres. Excepcionalmente, la justicia obra para el pobre, mientras el rico obtiene lo que quiera. Esa discriminación crece. Es un asunto para tomar en cuenta y buscarle solución.
¿Cómo concibe usted la democracia?
Yo he llegado a la conclusión de que sin verdad no hay democracia. Sin la verdad en un sistema político o social el ciudadano no tiene la libertad de la autonomía para formar su opinión individual. Entonces se impone la mentira, lo cual lleva a la pérdida de derechos. Desde luego que hoy la democracia sigue siendo el sistema político más aceptable. No es lo peor, aunque es difícil, por el predominio de los grandes poderes económicos, por la posibilidad que una mayoría imponga leyes que no siempre consultan el interés público. O por factores como ocurre en Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro se impone sobre la mayoría de la Asamblea Nacional. No es una democracia real.
¿Usted que está entre los procesalistas más importantes del mundo, cómo considera el aporte de esta rama del Derecho en el desarrollo del mismo?
Es la base para la administración de la justicia. Se hace justicia a través del proceso. Este es el centro para el funcionamiento de un sistema jurídico. Y eso es muy importante.
¿Qué piensa de organismos como la Corte Penal Internacional y otros que tienen competencia para dirimir asuntos en derecho o conflictos entre Estados de diferentes naciones?
Son instituciones con legitimidad y representan instancias con competencia para la solución de problemas que se salen de la órbita de las naciones. Me refiero en especial a la Corte Interamericana de los Derechos Humano creada con el Pacto de San José de Costa Rica. Las Cortes Penales Internacionales también son muy importantes, porque a pesar de no tener muchos poderes se basan en principios. Interpretan el nivel más alto del derecho.
¿Cómo ve el desarrollo del conocimiento a través de las universidades o establecimientos académicos de los diferentes países?
Hay muchísimas diferencias y no creo se pueda hacer una valoración general. De Latinoamérica me impresiona esa energía con que se busca mejorar la formación universitaria, como es el caso de Colombia. Eso es esencial porque el profesional de cualquier área, médico, jurista o ingeniero, tendrá más posibilidades con una formación académica de alto nivel. En tanto que Europa se muestra bastante retrasada, otras áreas del mundo como América Latina y China registran un desarrollo de mayor dinámica en sus universidades y el resultado es el de contar con mejores profesionales.
¿Qué visión tiene del conflicto armado colombiano y de los acuerdos de paz con los cuales se busca ponerles fin?
Es un poco difícil enfocar este tema desde afuera. Pero he leído con mucha atención las dos versiones del documento final de la paz. De ello lo que más me interesa es la búsqueda de la verdad como base de la democracia. No me genera una opinión positiva el método aplicado a esa finalidad con respecto a los crímenes cometidos por la guerrilla. Me parece que no va a funcionar en el sentido correcto. Desde luego, espero que Colombia consolide la paz. Debe advertir, eso sí, que está prevaleciendo cierta opción política, que no garantiza la verdad.
¿Cómo pudo llegar a Cúcuta?
Tengo buenos amigos en Colombia y dos años atrás ya había estado en Cúcuta. Me sirvió mucho mi contacto con la rectora Débora Guerra. Me invitaron a la jornada académica programada y aquí estoy tratando los temas acordados con los profesores, los estudiantes y profesionales de la universidad. Y aquí estoy.
¿Qué destaca de Colombia?
Son muchas cosas. Este es un país muy interesante. Conozco Bogotá, Medellín y otras ciudades. En su conjunto es hermoso. Vine por primera vez en el 2002 y regreso cada año. Aquí me siento como en mi patria, entre amigos. Disfruto los bellos pasajes y me cae bien el carácter de la gente.