En la zona rural de Cúcuta, pese a que la violencia persiste, campesinos y personas víctimas del conflicto armado le han apostado a la paz a través del cultivo de cacao, un emprendimiento que ya goza de reconocimiento nacional.
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Se trata de la Asociación de Cacaoteros de Palmarito (Asocapal) que nació en el 2002 y hoy, después de 20 años se mantiene más fuerte que nunca.
“En medio de la guerra es muy difícil producir. La Asociación trabajó y trabaja en medio del conflicto armado. Lo que es Palmarito y Banco de Arena viven situaciones delicadas; sin embargo, nuestros campesinos siguen labrando la tierra y cultivando el campo. No hemos parado desde hace 20 años y no vamos a parar”, dijo Wilfrido Grimaldo, representante legal de Asocapal.
Wilfrido nació en Cúcuta y vivió parte de su juventud en Venezuela, pero retornó a la zona rural de la capital nortesantandereana porque sentía que era ahí donde debía estar. Sus manos hablan de ese recorrido, su mirada conserva el brillo de esa memoria y sus palabras se llenan de sentimiento al recordar ese comienzo.
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Cuando empezaron eran solo 15 productores, pero actualmente ya son 60 los asociados, haciendo presencia en los corregimientos de Palmarito, Banco de Arena, Agua Clara, Buena Esperanza y Puerto Villamizar.
Con 160 hectáreas de cacao, Asocapal ha ganado reconocimiento en el municipio y en el departamento, precisando que actualmente su producción alcanza las 20 y 30 toneladas anuales dependiendo de las condiciones climáticas.
“Parte de ese cacao lo vendemos a una comercializadora en Cúcuta y la otra parte lo transformamos en chocolates”, agregó Grimaldo.
Un proceso de transformación que empezó hace tres años con el apoyo de la Alcaldía de Cúcuta a través de las secretarías de Posconflicto y Cultura de Paz, Desarrollo Social y del Banco del Progreso.
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“Apoyar a los emprendedores ha sido desde el inicio de esta administración una de las prioridades. Creemos en la creación de empresa, en la generación de empleo digno y en los resultados que dejan las capacidades instaladas en las personas, y justamente eso es lo que hemos venido haciendo en la zona urbana y rural del municipio. Ver el fruto de ese apoyo, como en el caso de Asocapal, es motivo de orgullo porque es una muestra fehaciente de lo importante que es enseñar a pescar y no solo dar el pescado”, manifestó el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez Rodríguez.
Por su parte, Elisa Montoya Obregón, secretaria de Posconflicto y Cultura de Paz, indicó que desde el 2020 han estado acompañando este emprendimiento y apoyando su evolución con asistencias técnicas permanentes, capacitaciones y entrega de insumos para la mejora en la calidad y en los tiempos de la elaboración de los productos.
“Les entregamos una máquina descascarilladora, una tostadora, equipos para uso agrícola como fumigadoras, motosierras, guadañas, pinzas de corte de mano e insumos químicos como fertilizantes”, precisó la funcionaria
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De igual manera, desde la Secretaría de Desarrollo Social han impulsado el crecimiento de Asocapal a través de talleres como el de chocolatería fina impartido por Ricardo Trillos, un especialista en el tema que llegó desde Miami a la zona rural de Cúcuta para aportar todo su conocimiento y agregar valor a los productos derivados del cacao producidos por Asocapal.
Un trabajo en conjunto con la USAID mediante el programa Farmer to Farmer operado por Partners of the Américas, donde las madres cabeza de hogar asociadas de diferentes corregimientos recibieron dos semanas de capacitación completa en transformación del cacao en diversos productos de chocolate.
“Cuando uno está dentro de la zona rural a uno la naturaleza misma lo inspira a aprender nuevas cosas, a experimentar y a evolucionar, por eso este curso de 15 días que tuvimos gracias a la alcaldía y a la USAID nos pareció buenísimo, como resultado de eso hoy estamos produciendo chocolatinas, turrones, barritas de cereales, chocolate de mesa natural y con azúcar, crema de cacao tipo nutella, bombones y manteca de cacao”, dijo Diana Boava, miembro de Asocapal desde hace cinco años.
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Boava asegura que todo lo que hacen contribuye a la construcción de paz, ya que, con su ejemplo logran que niños y jóvenes se motiven a emprender y vean que sí es posible salir adelante y tener una economía legal basada en la creación de empresa.
“Nosotros estamos empezando hasta ahora, pero confiando en Dios y con todo el apoyo que nos están dando vamos a crecer más”, puntualizó.
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