Llegaron para quedarse. Hacen parte de un ejército que se pasea camuflado en el espeso follaje de los enormes tulipanes y mirtos que se levantan en el emblemático Parque Santander.
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Algunos pasan desapercibidos, ajenos al mundanal ruido y a la muchedumbre que colma los espacios del lugar.
Las palomas, aprovechan ese estropicio que se forma a diario allí en beneficio propio, pues desde que despunta el alba hasta cuando cae la tarde y minutos antes de oscurecerse son premiadas con alimento a cambio de prestarse para las postales del recuerdo de chicos y grandes.
Hay otros, incluso, que su presencia es ignorada por completo por la gente que también hace parte del inquilinato del principal parque de los cucuteños.
Se trata de iguanas, diminutas lagartijas y salamanquejas que parecieran competir a la que más coma insectos. También arañas y pequeñas ranas, estas últimas casi extinguidas tras las últimas renovaciones que le hizo la Alcaldía al parque en 2011.
Ellos hacen parte de la avifauna que le hace compañía al ‘hombre de las leyes’, el general Santander, a los emboladores, los vendedores de helados y lotería y de los cientos de turistas que arriban por unos minutos a apreciar la bandada de palomas que salen a su encuentro apenas pisan las losas del lugar.
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Muchos en Cúcuta ignoran que exista fauna silvestre dentro de la ciudad, y mucho menos de las especies animales que cohabitan en este céntrico parque, del que se dice que por allá en la década del 90 servía de hábitat a perezosos, micos tití y monos araguatos (ver foto) que se paseaban orondos por las copas de los árboles y las azoteas de los edificios que rodean las calles 10 y 11 entre avenidas quinta y sexta.
Las aves
Un ejercicio adelantado en el Parque Santander por expertos en avistamiento de aves dieron cuenta de por lo menos 45 especies, algunas de ellas conviven en el lugar (como las palomas, tortolitas, cucaracheros, buhos, golondrinas y carpinteros).
Pero, también otras especies que escogieron el lugar de hotel. Ellos son el loro carisucio, colibrís, periquitos serraneros, gavilanes, azulejos, canarios y hasta águilas. “Esas son aves migratorias que eligen el Parque Santander por temporadas para pernoctar. Llegan al caer la tarde y lo abandonan hacia las 5 y 30 de la mañana”, relata el pajarero Jesús Rangel.
Pero también hay fauna doméstica introducida al parque, representada en perros y gatos callejeros, que atraídos por el ambiente familiar que se vive allí, se quedan a descansar debajo de los árboles.
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Los expertos pajareros advierten a las autoridades sobre el deber de brindar atención a estas especies que hacen parte de la fauna silvestre urbana, conservando el bosque existente allí y facilitando los mínimos vitales como agua y alimento en sitios estratégicos del parque, considerado el principal pulmón de los cucuteños.
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