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Cúcuta
¿Fracasó la reconversión laboral con los pimpineros?
Una de las dudas principales está relacionada con los recursos invertidos en estos programas sociales.
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Jean Javier García
Viernes, 19 de Enero de 2018

Cuando de informalidad laboral y de desempleo se habla, Cúcuta es una de las ciudades referente a nivel país; es por ello que hoy día no se comprende por qué 45 expimpineros, que se acogieron al programa de reconversión laboral en el 2017,para ser mecánicos de motos, piensan abandonar la legalidad de su nueva labor. 

Según los beneficiarios y denunciantes del proyecto, que adelantó el gobierno nacional a través de INNpulsa del Ministerio de Comercio, 'que busca cambiar el oficio de los pimpineros', desde octubre de 2017 intentaron trabajar legalmente en cuatro talleres de motos patrocinados por el Estado, pero abandonaron los establecimientos por falta de una remuneración salarial. 

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Los expimpineros no volvieron a estas unidades productivas, según dijeron, por la falta de ganancias, lo que podría significar que el programa de reconversión laboral, para el caso de los mecánicos, fue un fracaso, dijo Jairo Joya Contreras, uno de los beneficiarios.

"En el programa se gastaron 450 millones de pesos, recursos cofinanciados por la empresa caleña Motorín de Colombia, ejecutora del programa, con la que estamos inconformes y creemos que nos engañó, porque se contemplaba capacitación, entrega de cuatro servitecas y a la vez un buen surtido de repuestos, pero nada de eso se cumplió oportuna y completamente", puntualizó Joya Contreras.

¿Qué pasó? 

Según Daniel María Díaz Jaimes, otro de los beneficiarios, "al principio la empresa Motorín de Colombia, representada por Patricia Martínez, nos ilusionó, pero con el tiempo todos se fueron desencantando debido a la falta de acompañamiento por parte del gobierno". 

Hoy en día este beneficiario se encuentra desempleado y dijo que no volvió porque en los talleres no se ganaba lo suficiente para subsistir, solo 5 mil pesos semanales. 

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Díaz dijo que como él otros compañeros también se decepcionaron de ser mecánicos cuando se enfrentaron al reto de no saber cómo reparar una motocicleta, por eso sentían miedo en el hipotético caso de que un cliente les pidiera la reparación de un motor averiado. 

"Los que estuvimos en el curso sabemos hacer un mantenimiento general (cambiar aceite, engrasar cadenas, cambiar neumáticos), pero la mayoría no le mete mano a desarmar un motor porque no saben", agregó.

Talleres sin repuestos

Joya Contreras, el otro beneficiario que se quejó, dijo que si bien es cierto fue el gobierno el que hizo una inversión en la habilitación de unos talleres de motos, en estos sitios Motorín no entregó un inventario variado para vender repuestos, porque solo les enviaron patas de motos, volantes y resortes, que son unos productos poco comerciales que fabrica la ganadora del convenio; "otro problema es que los talleres son muy pequeños y no tienen la capacidad para 12 personas, como lo pretendía el proyecto", sostuvo.  

Talleres vacíos

Con el fin de comprobar si los talleres funcionan, La Opinión visitó dos de los cuatro que están ubicados en Cúcuta y Ocaña, encontrando que estos no están siendo utilizados, incluso, uno tuvo que ser trasladado del barrio Aeropuerto a Niña Ceci, porque no llegaban clientes. 

En Motilones, donde funciona uno de los talleres, se evidenció la permanencia de un ciudadano venezolano subcontratado, ya que se debía reparar un motor y no había ninguno de los pimpineros capacitados. 

Patas, volantes y resortes es lo que tienen para la venta los talleres. ​

El único beneficiario que estaba en el sitio respondió que "yo estoy cumpliendo con la labor de administrador, porque el que tiene que hacer la contabilidad no sabe del tema y viene a veces una vez cada semana", reveló Yeison Arley Portilla. 

En otro de los talleres visitados, ubicado en la diagonal Santander, trabaja Deisy Rada, quien confirmó que no se utilizan algunos elementos como los inyectores de jabones y desengrasantes porque no les han explicado cómo usarlos.

En el establecimiento, incluso, han debido bajar los precios de sus servicios y vender los repuestos al costo, porque temen que el taller pueda cerrarse. 

"Por la falta de inventario tenemos que ir a otros almacenes de motos y comprar para revender", dijo la administradora. 

Advirtió que los pimpineros no volvieron porque el dinero que ganaban debían dividirlo con la cooperativa Simanorte, a la cual deben aportar el 50% de sus ganancias. 

Quieren otro programa

Aunque los expimpineros reclaman otro programa, el propio asesor de la alcaldía de Cúcuta, para los temas de reconversión laboral, Harold Ramírez, negó lo dicho por los pimpineros y dijo que la alcaldía sí les ha hecho acompañamiento, incluso, ha donado accesorios y equipos; “la alcaldía les dio 12 motos a los aprendices y los volvió a capacitar con el Sena, pero nada de eso ha valido para que salgan adelante”, sostuvo. 

Igual opinión tuvo Patricia Martínez, gerenta de Motorín, quien negó que tampoco hubiesen entregado un inventario variado para los talleres. Martínez agregó que el gobierno municipal se comprometió en ayudarlos, pero no lo hizo. 

En lo que concuerdan ambos funcionarios, tanto de gobierno como de Motorín, es que los pimpineros no aprovecharon la oportunidad, "se acostumbraron a un modo de vida y algunos no pusieron atención a las clases; tampoco tienen ganas de trabajar". 

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