El embarazo de Martha Liliana Mendoza, una enfermera cucuteña que aspiraba a su segundo bebé, se convirtió, cuando menos lo esperaba, en un infierno. En octubre de 2015 había estallado la peor epidemia de zika en el país, y Cúcuta era de las ciudades más impactadas por el virus.
Pero no solo el temor de contraer la enfermedad invadió a Martha Liliana, de 35 años; también le aterraba el hecho de que el hijo que esperaba pudiera padecer los graves efectos que se decía transmitía el virus en su etapa gestacional.
Y la sospecha se cumplió. En su tercer mes de gestación la atrapó el virus del zika. “Pasé de la felicidad de estar esperando un bebé, a la incertidumbre de no saber cómo llegaría al mundo. A partir de ese momento viví los seis meses más terribles de mi vida”, confiesa la mujer.
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Y no era para menos. Cuando comenzó la epidemia del Zika en Colombia también se desató una epidemia de miedo y otra de especulación sobre los casos de bebés, hijos de madres infectadas con el virus, que estaban naciendo con trastornos neurológicos, producto de defectos congénitos como la microcefalia.
Rosa Inés*, cucuteña, de 28 años, también atravesaba días amargos por ese enero de 2016, porque al igual que Martha Liliana, estaba embarazada. “Eran tantas las cosas que uno escuchaba en la calle y por los medios de comunicación, que créame que alcancé a sopesar la posibilidad de abortar. No quería tener un hijo con defectos, me aterraba”, relató la mujer.
Ambas hacen parte en Cúcuta de la generación de mujeres del zika, y mientras la primera trajo al mundo un bebé saludable, sin problemas, la segunda parió un niño con microcefalia. En total, en Cúcuta, 50 mujeres gestantes resultaron infectadas con zika, y en su mayoría trajeron a este mundo bebés con defectos congénitos.
Martha Liliana dijo que solo en la EPS en la que ella está afiliada, se atiende a 14 mujeres de esta generación del zika, varias de ellas residentes en otros municipios del departamento.
¿Cómo ha transcurrido la vida de estas mujeres y sus hijos, hoy de dos años, todos víctimas de una enfermedad de la que poco o casi nada se conocía en el país?
Para el caso de Rosa Inés han sido dos años de lucha tenaz. “Al principio fue tremendo, pero poco a poco hemos aceptado con mi esposo la realidad. Dios nos da fortaleza a diario. También hemos recibido mucho apoyo de los médicos y del Instituto Nacional de Salud, que nos ha acompañado durante dos años en este proceso de aprendizaje de vivir con un bebé con una enfermedad desconocida”.
(Martha Liliana Mendoza padeció zika durante su embarazo. Su hijo nació sano, pero continúa en controles.)
No solo microcefalia
Lo peor de todo es que aún hoy sigue existiendo la idea de que la única enfermedad que podría contraer el bebé en su etapa gestacional es la microcefalia. Falso, dice la investigadora del INS, Marcela Mercado, quien hizo parte del equipo interinstitucional que hizo seguimiento a las mujeres embarazadas de Cúcuta que padecieron zika y tuvieron bebés con defectos congénitos.
“Si algo arrojó la vigilancia de los defectos congénitos que desde 2014 teníamos activada en el país, es que no solo podían nacer bebés con microcefalia, también llegarían sordos, con baja visión, hipoacusia, epilépticos, etc.”. Mercado agregó que se clasificaron todos estos hallazgos en el síndrome de defectos congénitos, porque si bien todos los bebés resultaron afectados por el virus, no a todos les produjo daños.
No obstante, el seguimiento que se hizo en Cúcuta a las mamás y a los niños, con neuropediatras, pediatras, oftalmólogos, sicólogos, médicos generales y enfermeras durante el primer año, llevó a concluir que con los bebés que nacieron sin defectos congénitos había que seguir un control especial, “porque la sorder a y la ceguera podría llegar después, así como los problemas del lenguaje y el problema cognitivo”, dijo la investigadora.
Este trabajo lo están haciendo las EPS, ya que muchos bebés están convulsionando y ello puede terminar en epilepsia, subrayó Mercado.
“Esto con el fin de determinar con exactitud, no solo las probabilidades de daño, sino el tipo de defectos que puede causar el virus en todas las etapas del embarazo e incluso después del nacimiento”, explicó.
Todo porque hasta ahora, indica, dichas posibilidades eran completamente desconocidas y hay que estudiarlas con certeza. Un legado para todas las ramas de la medicina y de la epidemiología.
Esta historia ha sido un aprendizaje para muchas familias pero también ha permitido, gracias al rigor y al juicio de los investigadores nacionales, ver en los niños la posibilidad de ir hacia adelante con miras a obtener resultados, como dice César Burgos, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, encontrar todos los elementos que no solo el país sino el mundo entero pueden poner en práctica para hacer prevención de verdad y enfrentar próximas amenazas.
Martha Liliana guarda la esperanza de que su hijo no va a decaer. A sus dos años sigue siendo un bebé sano. “Esa incertidumbre que me invadió cuando estuve embarazada, hoy ya se fue, para fortuna mía y de mi familia”, dice.
Para tener en cuenta
Como se siguen registrando casos de Zika, aunque no en cifras tan altas como cuando se presentó la epidemia, las autoridades de salud consideran importante que las comunidades, especialmente las que están en zonas endémicas, sigan algunas recomendaciones.
Según Luis Guillermo Uribe, médico internista infectólogo, lo más importante es eliminar criaderos, si en la zona hay mucho mosquito, dormir con toldillo, usar repelente y camisa manga larga, que son las medidas básicas y es la forma de prevenir.
Indicó el especialista que las mujeres que están en estado de gestación son las que más deben tener cuidado para evitar otros riesgos, especialmente para el bebé.
El Instituto Nacional de Salud reportó que hasta la semana epidemiológica 42 de 2018, se han notificado 182 casos de embarazadas que refirieron haber tenido en algún momento síntomas compatibles con enfermedad por el Zika, el 95,0% de los casos proceden de municipios donde se confirmó circulación del virus. Los casos notificados en gestantes corresponden al 25,1% del total de casos notificados de Zika.
Por entidad territorial de residencia, la mayor proporción de casos se ubica en Norte de Santander con 77 gestantes (42,3%).
Según el INS, hasta la semana epidemiológica 42 de 2018 se han notificado 17 casos sospechosos de síndromes neurológicos (Síndrome de Guillain-Barre, encefalitis viral no especificada y otras enfermedades degenerativas especificadas del sistema nervioso) con antecedentes de enfermedad febril compatible con la infección por el Zika.