El imperativo que religiosamente profesa la Liga Nortesantandereana de Fútbol para los jóvenes deportistas, conocido en el mundo Fifa como ¡Juego limpio! o ¡FairPlay!, no está siendo honrado por sus directivas.
Así lo denuncian los vecinos del barrio Guaimaral, pues aseguran que la Liga no está siendo sincera con el manejo financiero que se le está dando al complejo deportivo, una obra que por más de 40 años ha llevado alegrías a los niños deportistas, pero que sin entenderse, sigue pareciendo más un potrero que un escenario.
El lugar parece haberse congelado en el tiempo. Solo cuenta con unos camerinos que se hicieron hace muchos años y la sede de la liga.
De hecho, los vecinos del sector señalan que no entienden por qué se han gastado varios millones, que llegarían a miles, en la construcción de restaurantes y no en la compra de otros elementos para el entrenamiento deportivo o mejoramiento del complejo.
Luis Alberto Osorio, vecino del sector de Zulima, dijo que se dedicaron a construir quioscos para arrendar a particulares donde se venden parrilladas argentinas, sancochos y que, el dinero que se recoge por el usufructo de este bien público no se ve reflejado en obras.
Los veedores piden que se ponga la lupa a esta entidad sin ánimo de lucro porque tampoco se sabe qué se hace con los dineros por las ventas carnés para los jugadores y que su costo esta en $25.000 cada uno, transferencias de deportistas por el orden de los $850.000 y dineros girados por Coldeportes para que se invierta en implementos, uniformes y otros elementos de utilería.
¿Con o sin ánimo de lucro?
(Las directivas de la Liga Nortesantandereana de Futbol omitieron dar información a los medios.)
Para conocer a fondo cómo llegó la Liga Nortesantandereana de Fútbol a administrar este espacio público en Guaimaral, Q’hubo se dirigió a las instalaciones de esta entidad y solicitó los documentos que permitieron que ella se situara en este espacio.
Pero aunque este medio pidió la información documental al secretario general Jair Corredor, dijo no estar autorizado para entregarla. “El único es el presidente es Martín Gélvez y no está en la ciudad”, dijo el funcionario, quien prometió comunicarse y suministrar los documentos; pero al cierre de la edición no cumplió la promesa.
Corredor solo quiso contestar que la Gobernación entregó a la Liga la administración del complejo en comodato, pero no dijo bajo qué condiciones se entregó; es decir, si tenían permiso para construir quioscos para restaurantes, si gozan de los permisos de las curadurías para adelantar esas obras y el visto bueno de Planeación Municipal.
“Tampoco se conoce si las obras de los restaurantes que se hicieron eran necesarias o más bien eran suntuosas, porque no se explica cómo es que se construyen negocios en el espacio público, con dineros privados y en bienes del Estado”, dijo Luis Alejandro Villamizar, otro de los vecinos.
Periodistas y conocedores del mundo deportivo local señalan que Martín Gélvez funge como presidente de la Liga de Fútbol desde el año 2009 y su predecesor fue Iván Gélvez Jiménez, su hermano, parientes que han tenido la administración de esta entidad por muchos años y que es supervisada por Indenorte, que es el Instituto de Deportes a nivel departamental adscrito a la Gobernación.
David Castillo, director de Indenorte, respondió ayer que no encontró copia del comodato y que su alcance solo le permite supervisar solo actuaciones de índole deportivo.