La primera impresión que se puede llevar cualquier ciudadano desprevenido que arribe a Cúcuta, es que la ciudad es un polvorín. Hechos como estar en los primeros lugares de los índices de pobreza, informalidad y desempleo, a primera vista son suficientes para afirmar que se trata de una ciudad difícil, convulsionada.
Pero si a eso se agrega que es frontera con Venezuela y que en los últimos cinco años ha cargado con la peor crisis migratoria de toda la historia del país, aunado a que en su territorio convergen economías criminales por estar presentes grupos armados ilegales, bandas criminales y delincuencia común, el rótulo cambia de negro a rojo.
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En estos escenarios la convivencia es apenas obvio que está fracturada y que urge un replanteamiento en las políticas de seguridad que posibilite enderezar el rumbo de la ciudad.
La Opinión entrevistó al licenciado en Ciencias Sociales y Economista de la Universidad de Pamplona, coordinador del programa 'Cúcuta Cómo Vamos' y experto en Gobierno y políticas públicas, Mario Zambrano, quien en los últimos años ha seguido de cerca el desenvolvimiento de la ciudad en todos los ámbitos.
(Mario Zambrano es un convencido de que garantizar la seguridad en una ciudad como Cúcuta no solo demanda esfuerzo institucional sino el concurso de los ciudadanos.)
¿Por qué ha pesado tanto aclimatar la convivencia en Cúcuta?
La gente se acostumbró a resolver los problemas acudiendo a la violencia, no sé si sea una incapacidad o un tema social, sociológico, histórico o cultural. La incapacidad de comunicarnos o de poder escucharnos, ha pesado mucho, por eso cada día lesionamos más el tejido social y el capital social.
Creo que lo que está impidiendo la convivencia es un tema cultural, y ello, por la falta de políticas públicas y de pedagogía, se necesita que a la gente se le enseñe a superar las diferencias con diálogo, por ejemplo.
Hay la percepción de que en Cúcuta lo que más tiene resquebrajada la seguridad son los hurtos, el atraco callejero, ¿esto es así?
Lo que uno encuentra es que la gente considera que la inseguridad está asociada al robo, al atraco callejero y al consumo de sustancias en espacio público. Y fíjese, en la ‘Encuesta Cúcuta cómo vamos’ el homicidio no aparece como un tema tan representativo de gran preocupación, y ello lo que nos está conllevando a pensar es que estamos naturalizando ese delito sin justificación, pero nos preocupa más la inseguridad asociado al robo o al atraco.
¿Eso se presenta porque la gente perdió la confianza en las instituciones?
La gente, en su mayoría, no denuncia, y no lo hace porque considera que su aparato de justicia, la autoridad, están fallando, al ver que no son efectivos. Por impunidad, la gente le quita la confianza, y por ello la gente hace justicia con sus propias manos.
¿En Cúcuta cuál es la comuna más afectada por el homicidio?
La seis.
¿A quién se está matando y quiénes lo hacen?
Tanto quienes matan como las víctimas, son jóvenes, y eso tiene incidencia directa porque afecta la capacidad económica. Esto muestra un problema de política educativa y política enfocada en la juventud, parece que estamos fallando en esto.
(Las muertes violentas han generado rechazo y movilizaciones en los distintos sectores de la ciudad, pero la gente pide cada vez más resultados a la justicia para que la impunidad no siga reinando.)
Económicamente hablando, ¿cuánto se pierde por la muerte de los jóvenes?
Con varios investigadores, las universidades Libre y de Pamplona hicieron una cartografía del delito entre los años 2010-2017 con un rango de edad bajo, el reto fue trazar una estimación aproximada de cuánto costaba el homicidio, ya que en Cúcuta no se cuenta con herramientas para medirlo, y ello nos arrojó la cifra de 90.000 millones de pesos. Esto es lo que hubieran producido bajo su esperanza de vida los jóvenes asesinados.
¿El hurto en dónde está golpeando más duro en la ciudad?
Los delitos asociados con el robo, el hurto a vivienda y a personas ocurren en la comuna dos y cinco, dado las dinámicas sociales y comerciales que se dan en esas zonas.
¿El aumento del pie de fuerza es clave para garantizar seguridad?
Es necesario, así como la modernización del uso de cámaras, pero también un frente unido policía- comunidad aumenta los niveles de confianza, se deben hacer trabajos articulados con la comunidad para que se reduzcan los índices.
¿Qué hace falta para que se den los cambios que todos anhelan en materia de seguridad?
Administración pública con liderazgo y con protagonismo, esto es, construyendo ciudad y formando ciudadanos, lo que implica una acción articulada y continua con todos los actores del territorio.