Comportamientos violentos o agresivos, dolores musculares, vómitos, ansiedad, paranoia, insomnio, depresión, deterioro de la memoria, cambios bruscos en estados de ánimos, son solo algunos de los problemas que, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se desencadenan en personas que consumen drogas.

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Ya sea por cocaína, marihuana, heroína, entre otras, se genera un daño y no solo en las personas que la consumen, sino además, en su entorno familiar y social.

Algunas veces, las personas con adicción, roban incluso a sus familiares, o enseres del hogar para poder comprar de nuevo más droga, en medio de lo que se conoce como el síndrome de abstinencia sin tratamiento.

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Bajo el poder de la heroína 

Luis* un cucuteño de 25 años, residente en el barrio San José, le contó a La Opinión cómo ha sido su proceso en el mundo de las sustancias psicoactivas. 

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“Desde los 14 años me empecé a drogar. Primero lo hice con marihuana tipo regular, esa que se fuma. A los 19, pasé a la heroína inyectada, mi vida se vino abajo”, dijo. 

Con el dominio de la heroína corriendo por su sangre, Luis* apuñaló en el estómago, en agosto del 2021, a un amigo, con el que estaba hablando, solo por diferencias de opiniones. Los dos se habían drogado y luego empezó la pelea. 

“Uno se vuelve un manipulador, que no le importa nada ni nadie. Llegué a pegarle a mi familia, tomaba cosas para intercambiarlas por droga. Hasta que me di cuenta que la tranquilidad no tiene precio”, manifestó Luis*, quien por sexta vez, se encuentra recibiendo tratamiento especial en el Hospital Mental Rudesindo Soto. 

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Luis* ahora se aferra a la ilusión de una vida mejor para poder compartir con sus hijos de 9 y 3 años, quienes siguen esperando que su papá nunca vuelva a convertirse en un ‘monstruo’ creado por la droga. 

“Mi mamá ha sufrido mucho pero sé que esta vez sí lo lograré. No fui a la cárcel y por eso aproveché para internarme en el Hospital”, afirmó. 

¿Cuál es la ruta de salida?

Aunque un tratamiento de farmacodependencia puede llegar a costar mensualmente cinco millones de pesos, es posible solicitarlo sin tener que pagar ni un solo peso. 

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Esto es viable en el Hospital Mental Rudesindo Soto, con cobertura para todos los nortesantandereanos, quienes tengan afiliación a una Entidad Prestadora de Salud (EPS). 

“Lo primero es tener voluntad, ganas de salirse de ese mundo. La Persona viene sola o con su familiar, y solicita el rutero para que vaya a su EPS y les autoricen, luego regresa e inicia la ruta”, relató el doctor, Julián Toro García, subgerente asistencial del Hospital Mental.

A la fecha hay 45 pacientes hospitalizados, de los 65 cupos disponibles para desintoxicación. Además, 132 en programa ambulatorio de metadona (exclusivo para pacientes que consumieron heroína). 

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De esta forma, solo en 2021 recibieron este tratamiento 700 pacientes entre hombres y mujeres. 

“Podemos decir que el 1% son mujeres y el 99% hombres. Así como las sustancias de mayor consumo en nuestros pacientes, son la cocaína, la marihuana y la heroína”, dijo Toro. 

A su vez, afirmó que también reciben a los habitantes en situación de calle, con los que hacen empalme con el Centro de Habitante de Calle (ubicado frente a la Terminal de Transporte de la ciudad), y con migrantes a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en una prueba piloto.

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¿Cómo es el tratamiento?

Al iniciar la ruta de tratamiento, la persona recibe en el Hospital Mental: 

•    Toma de laboratorios
•    Consulta con médico general 
•    Consulta por psicología
•    Consulta por terapia ocupacional
•    Consulta por trabajo social
•    Consulta por segunda vez con médico general
•    Consulta con el psiquiatra

Una vez el psiquiatra determina que necesita internación, se aprueba el ingreso al Hospital Mental, sección de desintoxicación, bajo el programa de farmacodependencia (en otro pabellón separado de pacientes clínicos). 

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“Tenemos nueva infraestructura donde recibimos a los pacientes, quienes durante 30 días quedan incomunicados con sus familiares, ni celular, ni visitas para mayor efectividad del proceso”, manifestó el doctor Toro. 

Sin embargo, los internos pueden enviar y recibir cartas de sus familiares una vez a la semana. 

Asimismo, cuentan con un control para ayudarlos a que no recaigan. También reciben terapias en grupo, con recreación por parte del Instituto Municipal de Recreación y Deportes (IMRD), y el año pasado tuvieron la primera Olimpiada del Hospital. 

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Con beneficios extra

Los beneficiarios reciben el servicio de transporte, con el bus mental, para el programa ambulatorio con metadona. 

Esta movilización tiene una ruta establecida: los lunes, miércoles y viernes, en las comunas 7 y 8 para pacientes que ya fueron dados de alta, y siguieron su tratamiento desde casa.

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“Se les da un refrigerio, vienen con su familiar, reciben la metadona, fármaco muy delicado que se suministra bajo control, ya que si el paciente consumió heroína y se toma esta pastilla puede morir de inmediato por una sobredosis”, aseveró el subgerente asistencial. 

Otro de los beneficios es el adiestramiento para reinserción laboral, con cursos que reciben del Sena, como capacitación en comidas rápidas, comidas navideñas, manipulación de alimentos y próximamente bisutería. 

“También tenemos pacientes en la Granja Taller La Gloria, ubicada en El Zulia. Se trata de un predio que nos donaron y en el que tenemos capacidad para 15 internos más”, agregó el doctor Julián Toro. 

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Finalmente, destacó que los pacientes pueden reincidir, recaer y desertar, y que en todos los tres casos, pueden ser recibidos de nuevo para iniciar desde cero el tratamiento.

Fotos: Jorge Gutiérrez - La Opinión

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