La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Cúcuta
Una cucuteña promueve la educación para la paz
La idea de Sandra Pineda con esa propuesta es reducir la violencia y promover las conductas pro-sociales.
Authored by
Image
Cicerón Flórez Moya
Cicerón Flórez
Jueves, 6 de Septiembre de 2018

Después de terminar  su bachillerato en la Normal María Auxiliadora de Cúcuta, Sandra Pineda viajó a Europa. Estudió en universidades de Inglaterra y Suiza y obtuvo títulos en Relaciones Internacionales, Comunicación y Resolución de conflictos, en lo cual se ha especializado. Visita su ciudad natal cada año y en su reciente viaje habló de sus proyectos.

¿Qué representan para usted sus últimos estudios realizados en la Universidad de Suiza?

Estos estudios de doctorado de la universidad de Zúrich son resultado de mi interés en contribuir desde una perspectiva pedagógica a la paz de Colombia.  Encuentro que la investigación pedagógica en el área de educación para la paz está aun en una etapa prematura que debe ampliarse y madurar hacia una forma integral e interdisciplinaria. Dado que nos acostumbramos a vivir violentamente y hemos perdido la nación del valor de la vida, desconocemos que significa convivir. Por ejemplo, el entendimiento de lo que es paz desde una perspectiva interior es fundamental, y mi pregunta es: ¿ha reflexionado cada colombiano sobre lo que es la paz para sí mismo en forma individual? ¿Qué es para mí vivir en paz? ¿Cómo mi percepción paz afecta al otro?  ¿Cómo construyo paz cada día? Estas preguntas son claves, pues las respuestas hacen parte de las interacciones interpersonales. Mi investigación es una mirada profunda que busca ir al fondo y explorar la forma cómo piensan y sienten las personas cuando tienen un conflicto y cómo se comportan al resolverlo. ¿Pues cómo vamos a construir y promover estrategias de paz si no investigamos y estamos informados sobre lo que las personas piensan y sienten cuando están encaradas en un conflicto? Los resultados de mi investigación realizada con niños y jóvenes colombianos muestran que contrario a la violencia la paz es una aspiración y un deseo profundo en las relaciones interpersonales, particularmente cuando se tiene un conflicto con un amigo. Sin embargo, en la práctica los estudiantes reconocen que en muchos casos han usado y usarán la agresión verbal y física cuando sea necesario como manera de solucionar el conflicto. Por tanto, los resultados descubren aquí una contrariedad o brecha entre lo que el estudiante piensa que es la conducta apropiada y lo que hace a la hora de resolver un conflicto. Observo que el niño y el joven saben cognitivamente qué hacer, pero no saben cómo conducirse en el momento de enfrentarse con un conflicto.
 
¿Ese conocimiento cómo lo aplicará en Colombia?

Concretamente, mi investigación aporta elementos de base que son fundamentales para la promoción y desarrollo de conductas pro-sociales y pacíficas.  Confirmo la importancia de reconocer que siempre vamos a tener conflictos  interpersonales y la clave es ‘como’ decidimos resolverlos. Propongo tres componentes esenciales para la reducción de violencia en este modelo: la toma de perspectiva, las competencias de la negociación y la promoción de la educación para la paz. Estos componentes deben ser sostenidos por valores de verdad, justicia, respeto y perdón.
 
¿Cómo ve el acuerdo de paz con las Farc?

El acuerdo de paz es absolutamente un paso positivo. La ausencia de una pedagogía respetuosa, informativa y accesible para que todos los colombianos entendieran el proceso y el acuerdo no fue la más apropiada. La negociación y los convenios pactados ya es otra pregunta que aun continua y debe aclararse y que debe manejarse con un gran sentido de responsabilidad, respeto y justicia imparcial que de satisfacción a los diferentes actores, particularmente a aquellos que aún siguen sin vindicación. El perdón: un aspecto muy importante desde el punto de vista moral que aún se percibe es el hecho de que los colombianos aún no están convencidos del arrepentimiento genuino de las Farc y demás infractores. Hay manifestación de resentimiento de las víctimas y otros sectores. Esto conlleva a la continuidad de relaciones conflictivas. Como expresaron unos niños de 7 años que entrevisté para mi trabajo de investigación “ese es no es un perdón verdadero tiene que ser de corazón… no se puede pedir perdón y seguir peleando una y otra vez”. Así mismo El Premio Nobel de Paz Desmond Tuto afirma que sin “perdón no hay futuro”. Tutu aquí nos muestra cómo avanzar con honestidad y compasión tomando perspectiva del otro. Podemos aprender que para construir una nueva Colombia más humana recordemos que Dios valora absolutamente toda la vida humana y que el perdón es un correctivo necesario para la paz y la armonía social.  Pienso que Colombia como país debe incluir un proceso de perdón intencional y genuino que incluye arrepentimiento en forma de reparación, cambio de conducta,  compasión y hablar la verdad particularmente ahora que se inician los juicios buscando esclarecer lo sucedido y la veracidad de la violencia perpetrada durante estos 60 años de guerra.

¿Le interesa participar en la política colombiana?

Si tengo interés en servir para provocar transformación social.

¿En Europa cuál es la imagen de Colombia?

El  interés en Colombia crece,  pues es un país con muchas oportunidades para el turismo y a nivel de inversión. Claro,  va a tomar tiempo cambiar la mala fama asociada con la violencia, drogas y corrupción.

¿Cuál es su percepción de Cúcuta?

La criminalidad es muy alta, la infraestructura vial está muy deteriorada, la economía estancada y mucha inseguridad en general.  El problema migratorio afecta negativamente la estabilidad y tranquilidad de la ciudad. Quiero ver a Cúcuta próspera, autosuficiente económicamente, menos pobreza e injusticia  social, una ciudad segura, alegre y con paz en las calles. La cultura y mentalidad de mi ciudad requiere un profundo cambio de paradigmas negativos y empezar a explorar nuevos paradigmas positivos.

¿De los problemas que tiene Cúcuta, cuáles le preocupan más?

La violencia, la pobreza, la corrupción y la migración. Aun así, observo que la gente empieza a despertar por un cambio. 

¿Qué extraña de su ciudad natal en Europa?

La familia, los amigos, mi herencia nortesantandereana. La comida. Somos privilegiados con tanta diversidad. 

¿En qué nuevos proyectos trabaja?

La idea es crear un programa Integral de Educación para la Paz para reducir violencia y promover conductas pro-sociales. Un programa transformador,  eje central del sistema educativo colombiano. Diseñado por nosotros y para nosotros comprendiendo una clara fundamentación y filosofía que explique el por qué de la educación para la paz en Colombia, que tiene claro el ‘qué’ de los contenidos que se van a enseñar, el ‘cómo’ se va a hacer. ¿Cuáles resultados esperamos obtener? ¿Quiénes lo van a hacer? ¿Los maestros y expertos que preparación académica tienen sobre lo que van a modelar y enseñar y como lo van a hacer? ¿Moralmente qué tanto creen y que tan convencidos están con la causa de encumbrar un nuevo legado de colombianos comprometidos con la bandera de la paz?. Propongo una educación para la paz con fundamentos cruciales de diálogo, respeto y empoderamiento de profesores, estudiantes y padres de familia para reducción de violencia escolar y transformación del carácter, expresado en interacciones pro-sociales que promueven paz en las escuelas y colegios y familias y comunidades. Estas interacciones se centran en una estrategia de negociación de los conflictos donde los estudiantes se hacen responsables de sus acciones al crear el conflicto y para solucionarlo. Así mismo ellos son empoderados para encontrar estrategias apropiadas en el manejo de la negociación del conflicto y remediarlo en una forma donde idealmente los actores involucrados quedan satisfechos con la solución, es decir,  esto es una estrategia de “gana-gana”.

Opuesto a un modelo reactivo que trabaja la violencia escolar punitivamente este es un modelo proactivo y constructivo que va al fondo del individuo para ayudarle a conocerse a través de un proceso de reflexión en la forma cómo piensa y siente cuando entra en un desacuerdo. Para ello uso la metodología socrática  de hacer preguntas  con resultados notables y asumo la perspectiva de dialogo Buberiano donde abordamos las conversaciones desde una posición de iguales. Por ejemplo, maestros y estudiantes, padres e hijos, adultos y niños somos iguales en esencia, en esto todos están de acuerdo pero son raros los que lo ponen en práctica pues es desafiante.

Temas del Día