La decisión de Corponor de suspender la operación de las industrias generadoras de emisiones atmosféricas durante 23 días tuvo un efecto importante en la capacidad productiva de estos sectores, además afectará en un mediano plazo a las empresas de coque y de arcilla.
Vale recordar que la medida se tomó el 31 de marzo, a raíz de la nube de humo que inundaba la capital nortesantandereana. Los sectores suspendidos fueron transformación de arcilla, coquizadoras, productores de cemento, lavanderías industriales y tintorerías.
Luego de una evaluación de la calidad del aire y varias visitas a las diferentes industrias de estos sectores, Corponor publicó una metodología para el reinicio de las actividades productiva de estas empresas.
Según la información recolectada por la corporación, la calidad del aire de la ciudad mejoró entre el cuatro de abril y el primero de mayo. Sin embargo, a partir de ahora las industrias que reabrirán sus operaciones deben presentar cada seis meses un estudio de medición directa de sus emisiones al aire.
La metodología determinada por Corponor propone que de acuerdo con la capacidad de hornos de las empresas coquizadoras y de transformación de arcilla, la operación se reinicie en dos semanas para las más pequeñas (de 1 a 20 hornos en coque, de 1 a 6 en arcilla), a ocho semanas en las industrias más grandes (más de 250 hornos en coque, más de 20 en arcilla).
Ralentización
Azucena Vera, gerente de la Asociación de Carboneros de Norte de Santander (Asocarbonor), dijo que Corponor identificó 49 plantas de coquización de las cuales podrán reactivarse 33 de forma gradual.
“Las grandes pérdidas que generó esta suspensión no están cuantificadas porque no solo se vieron afectadas las plantas de coquización (ubicadas en su mayoría en Cúcuta, San Cayetano, El Zulia y Puerto Santander), sino también la cadena productiva y logística, como el transporte de carga, que en el caso del coque va destino exportación, y la carga de compensación (granos y alimentos) que retornan a otros departamentos”, explicó Vera.
Andelfo Villamizar Peñaranda, presidente de Carbones de Exportación de Colombia, explicó que el departamento tiene una capacidad instalada aproximada de 3.000 hornos para coquización.
Diariamente 1.500 hornos están en proceso, con un consumo diario de 6.000 toneladas de carbón coquizable, equivalente a un consumo mensual entre 150.000 a 180.000 toneladas.
En términos de producción esto significa que el sector dejó de producir en un mes entre 80.000 a 100.000 toneladas de coque bruto, forma como se exporta el material.
En ventas, según los valores en puerto, se perdieron entre 12 a 15 millones de dólares. Lo que significa que en impuestos de regalías por el carbón se dejaron de recibir $2.250 millones.
“El sector genera entre 12.000 y 15.000 empleos directos en las minas de carbón, más los de la planta son 20.000, hay que sumar los empleos indirectos que genera la cadena productiva, y todos estos estuvieron parados durante un mes”, agregó Villamizar.
El daño para el sector fue grande porque tuvieron que postergar los contratos de venta internacionales, y frenar las inversiones en el desarrollo de las plantas de coquización.
“Lo más grave es que las plantas cuentan con los mecanismos y la tecnología para una combustión limpia, acorde con la normatividad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de Corponor. La medida se tuvo que tomar de manera coordinada por la autoridad con los empresarios del sector, pero a futuro puede servir para mejorar los sistemas de revisión ambiental y tener una política pública entre todos los actores para nuestra industria”, manifestó el empresario.
Villamizar aseguró que habrá que agregar a estas pérdidas mensuales, la capacidad instalada de las empresas que dentro de las próximas semanas será solo del 50 %, y así sucesivamente, hasta que en dos meses las grandes empresas con más de 250 hornos puedan retomar por completo su operación.
Se hunden las ventas
(La reactivación de los proyectos de vivienda por parte de las empresas de construcción es una oportunidad para que los materiales de arcilla y cerámica tengan un aumento en su demanda en el mercado nacional.)
Johana Navarro, presidenta de la Asociación de Industriales de la Arcilla (Induarcilla), indicó que las empresas del sector tuvieron un promedio de pérdidas por $7.000 millones, solo en términos de producción.
En ventas, sacando un promedio de los últimos 12 meses, las pérdidas alcanzarían los $15.000 millones. Mientras que en gastos operacionales el promedio es de $3.000.
La líder gremial manifestó que estos cálculos son solo en la industria de la arcilla, porque las empresas de cerámica que también se encuentran dentro de los asociados, no han podido calcular sus pérdidas, porque sus ventas son superiores y tienen otro manejo de la información.
“Además, hay casi 20 empresas que no se encuentran afiliadas a Induarcilla”, agregó Navarro.
Desde el sector de la arcilla esperan que con la reactivación progresiva de la construcción a nivel nacional, le venta de insumos para la culminación de los proyectos inmobiliarias servirá de impulso para las ventas de sus productos.
Otra de las estrategias del sector es crear una pasarela comercial por medios virtuales para conectar a su oferta con nuevos compradores nacionales e internacionales.
Navarro puntualizó que la crisis del coronavirus es el momento oportuno para replantear los nuevos escenarios del sector construcción y apuntar hacia adelante, apostando en mayor innovación y sostenibilidad.
La mano derecha
Otro de los sectores que tuvo que parar por la medida de Corponor fueron las lavanderías y tintorerías industriales, una actividad que está ligada a la industria de la confección y que volvió a operar, este lunes, siguiendo las medidas del Gobierno Nacional.
Harold Velandia, presidente de la junta directiva de la Corporación de Lavanderías Industriales de Norte de Santander (Corpolavi), explicó que esta actividad emplea a más de 2.000 personas en la región.
El líder gremial explicó que esta actividad hace parte de la cadena productiva de la industria de la confección, ayudando a los pantalones y prendas de vestir a culminar sus acabados. Sin embargo, la incertidumbre actual que vive este sector ligada a la falta de mercados para distribuir la producción hará que la reactivación de su operación sea paulatina.
“La mayoría de talleres de producción de la ciudad están culminando sus pedidos, por lo que si hay productos para nosotros lavar, pero lamentablemente como el comercio está paralizado vamos a llegar a un punto muerto con esas producciones”, manifestó Velandia.
La apertura del comercio es la clave para que el sector de las confecciones pueda retomar la producción habitual, sino, estos tendrán que seguir enfocándose en la manufactura de trajes e implementos para el sector salud durante la pandemia.