Las pymes hoy se enfrentan a una inflación anualizada que en Venezuela alcanza 1,984% de enero a julio, mientras en Colombia se ubica en 3,97% y aunque esta última podría considerarse una cifra baja, absorbe los impactos de la subida en el tipo de cambio.
Uno de los factores determinantes en la caída de las economías latinoamericanas es el impacto de la pandemia por la COVID-19.
En los últimos 8 meses, el peso colombiano fue la segunda moneda más devaluada de la región –después del bolívar venezolano-, y acumula una depreciación del tipo de cambio de 15.27%.
En lo que va de 2021 el tipo cambio en Venezuela se ha depreciado 156.03%, y esta situación se ha mantenido por tanto tiempo, que empresarios y asesores ligados al área financiera han desarrollado un conjunto de estrategias para evitar que la subida del dólar afecte en demasía el desempeño empresarial.
Así lo señala el economista Aldo contreras, quien sostiene que, en el caso de Colombia, la tasa representativa del mercado ha llegado a 3.999 pesos por dólar, lo que tomó por sorpresa a empresarios y gerentes de pequeñas y medianas empresas, quienes no pudieron anticipar en el 2020 que esto pudiese llegar a suceder.
Para el experto, las causas de que esto haya sucedido pasan por la no aprobación de la refirma tributaria, la calificación de riesgo a la que llegó Colombia, la pandemia, e incluso el aumento en el costo de los fletes de China a Latinoamérica, que van desde 4 mil hasta 17 mil dólares y está impactando el costo de los bienes y servicios, empujando la inflación.
Cuando hay devaluación, las empresas empiezan a perder dinero en el tiempo, por lo cual tienen que anticipar a estrategias como la planificación financiera, la medición diaria de los flujos de caja, hacer estructuras de costo mucho más minuciosas, realizar investigaciones de mercado.
Según Contreras, esto último es recomendable “porque los precios empiezan a tender al alza en muchos de los casos, pero los competidores no necesariamente llevan el impacto al precio de sus productos, sino que lo absorben mediante reducciones de personal, reducción de costos operativos, entre otros”.
Explica que, si este tipo de política macroeconómica devaluativa se mantiene en el tiempo, termina impactando en precios y ello comienza a evidenciarse en el mercado tachirense, donde además tiene cabida un importante número de productos provenientes de Norte de Santander, cuyos precios comienzan a ceder al alza.
“Subir los precios tiene un impacto en la cuota de mercado, en la cantidad de bienes y servicios que se pueden vender”, dijo Contreras al precisar que un incremento en el precio de venta impacta en la competencia y en el posicionamiento de mercado, así como en la fidelización del cliente, y es por ello que muchas empresas utilizan el mecanismo del tipo de cambio proyectado, y la figura de asesores financieros, de modo que sus presupuestos de venta y de gastos estén adecuados al impacto de estas devaluaciones.
El hecho de que la devaluación impacta de manera simultánea el poder adquisitivo, hace que el volumen de ventas disminuya y ello tiene un efecto sobre el capital de trabajo, es decir, el dinero disponible para la compra de materias primas y otros productos, mientras los costos de reposición se van haciendo más altos.
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