La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Economía
Coronavirus pone en jaque casas de lenocinio en Cúcuta
Prostíbulos, bares y moteles, que giran en torno al sexo y el consumo de licores, atraviesan uno de sus peores momentos.
Authored by
Image
Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Sábado, 9 de Mayo de 2020

El comercio en el que se mueven las trabajadoras sexuales en Cúcuta es quizás el más golpeado de todos los negocios durante la actual pandemia del coronavirus. 

Basta con hacer un recorrido por los sitios donde se concentraba la actividad para convencerse de que administradores, trabajadores y, por supuesto, las damas del sexo, pasan duros momentos por la ausencia de clientes.

Los ‘nigth club’ de Cúcuta, prostíbulos, casas de citas y damas de compañía que ofrecen los servicios sexuales, fueron los primeros en cerrar puertas por cuenta de la COVID-19, y muy seguramente serán los últimos en volver a reactivarse, dicen con tono de incertidumbre sus propietarios.

Lea además Subsidio a la nómina beneficiará a más de 60.000 trabajadores

La Sorda, en pleno centro de Cúcuta, con 60 años de antigüedad, es considerado el ícono del lenocinio de la capital nortesantandereana. 

Han sido ya dos generaciones las que han tomado sus riendas y en toda su historia, salvo el Jueves y Viernes Santo, 25 de diciembre y el 1 de enero, nunca había tenido las puertas cerradas al público como ahora.

El salón que servía de sitio de encuentro a mujeres y clientes permanece desolado desde hace dos meses. La música, la algarabía y el baile, no se volvieron a escuchar.

Eduard Durán Ortiz, su administrador, es pesimista con todo lo que se está viviendo alrededor de La Sorda. Son más de 100 mujeres, entre colombianas y venezolanas, al igual que 20 trabajadores, el encargado de la música, meseros, camareros, porteros, cantineros, aseadores y vigilantes, los que no han podido ganar un peso desde que se cerraron las puertas por la presencia del coronavirus en la ciudad.

“Nunca en los 60 años que llevamos funcionando nos había tocado enfrentar una situación de estas de la que no sabemos su final”, dice Durán, quien se encargó de la administración del negocio en 1994.

Pero no solo La Sorda padece el drama, también otros 200 negocios de la misma naturaleza que están registrados en la Cámara de Comercio están cerrados a la espera de una noticia de Bogotá para reabrir.

Le puede interesar El comercio informal ‘resuelve’ la economía en cuarentena

Jhon Alexander Patiño, administrador de un ‘nigth club’ en el barrio La Merced, confía en que la emergencia sanitaria se supere porque de su negocio dependen otras cien damas de compañía y muchas de ellas están pasando hambre con sus familias por no contar con ingresos. “A mí me tocó dedicarme a vender comida a domicilio porque ya son dos meses sin hacer nada”, dice Patiño.

Durán dice que en Cúcuta son cerca de 6.000 las mujeres que hasta hace apenas tres meses se ganaban la vida como trabajadoras sexuales, y hoy están sin trabajo, a la espera de que esto se normalice. “El problema es que de ellas dependen también sus familias y eso no lo están viendo las autoridades, que no nos han dado la mano como a las demás empresas”.

Karla Sarmiento, de 25 años, oriunda de Caracas, Venezuela, tras el cierre del negocio, tuvo que pedirle al administrador que le permitiera vivir en una de las habitaciones donde ofrecía servicios sexuales.

“Tengo un hijo de cinco años y veo de mis papás, a los que no les he podido mandar dinero hace dos meses, estoy viviendo el peor drama de mi vida”, confiesa.

Cuando el coronavirus no había llegado a Cúcuta, ella se ganaba en promedio tres millones mensuales.

La situación que viven los centros de lenocinio también se extiende a moteles, bares y discotecas, que permanecen a puerta cerrada.  Por culpa de esta parálisis que viven ambos sectores, el de lenocinio y el de los bares y  discotecas, el recaudo de impuestos al consumo de licores y cigarrillos en el departamento se vino al suelo.

Lea también Área metropolitana de Cúcuta se acerca a los cien mil desempleados

“Vamos a tener un golpe duro al final del año, ya que los ingresos disminuyeron al no haber actividad en los negocios generadores de rumba”, dijo el secretario de Hacienda del departamento, Oscar Gerardino Astier.

Estamos reventados, al igual  que las damas de compañía, a quienes algunos clientes han ayudado con alimentos”, dice Durán.  De las autoridades, solo la Gobernación les ha dado ayudas alimentarias a trabajadores de casas de lenonio, bares y discotecas. 

Le pedimos al Gobierno que voltee sus ojos hacia nuestro sector, que está atravesando un mal momento. Así como hay subsidios para otras empresas, nosotros también reclamamos, porque no solo impuestos le generamos al departamento, también empleo, finalizó Durán.

El drama de las mujeres del parque

Al parque Mercedes Ábrego llegaban a diario hasta hace apenas dos meses, 300 mujeres venezolanas y Colombianas, 20 de ellas menores de edad, a ofrecer servicios sexuales a cambio de un pago.

“Ellas subsistían del día a día, son madres solteras, hijas y jefas de hogar que tienen que salir a ejercer su oficio porque de eso depende que en su núcleo familiar puedan comer, pagar arriendo, servicios, el colegio de los niños y otras necesidades”, dice Katerine Crespo, una defensora de derechos humanos de Cúcuta.

Tras las medidas de higiene y bioseguridad dictadas por las autoridades, todas tuvieron que resguardarse a la espera de que la pandemia acabe.

“La cosa es que nosotros vivíamos de un oficio que hoy no podemos desempeñar y ello nos quita toda posibilidad de ganarnos un sustento para nuestras familias”, dijo Sofía, madre cabeza de hogar de dos hijos.

Ella, en representación de sus demás compañeras de oficio, envió un mensaje al alcalde Jairo Yáñez para que las tenga en cuenta con las ayudas alimentarias.

Temas del Día