Cúcuta, por su estrecha relación con Venezuela, se ha convertido en una alternativa de inversión para los empresarios del vecino país y el lugar de retorno para los colombianos que dejaron sus negocios en la zona de frontera por la crisis económica que atraviesa la república hermana.
El recorte de divisas, la inseguridad jurídica y personal, el riesgo a ser expropiado, y la caída del aparato productivo de Venezuela, fueron las razones que impulsaron a los empresarios a buscar otros horizontes en la capital nortesantandereana.
Para algunos el proceso ha sido difícil, ‘cuesta arriba’, y muy arriesgado en algunos casos porque es “empezar de cero” cuando ya se tenía un negocio próspero en Venezuela.
Sin embargo, aseguran que no es imposible, pues luego de muchas horas de trabajo, estudios, capacitaciones y un gran empeño, han logrado emprender de nuevo actividades que les han permitido incluso ser exitosos.
En Cúcuta hay más de 120 empresarios, colombianos y venezolanos, que tenían negocios en la frontera y regresaron a Cúcuta. Algunos, incluso, se unieron y crearon la Corporación de Recrecimiento con la finalidad de buscar nuevas alternativas de negocios en Colombia.
Reinaldo Viccini, fundador de esta corporación, informó que el trabajo de los empresarios de la frontera que se mudaron a Colombia ha sido muy ‘guerreado’; sin embargo, aseguró que el Sena y la Cámara de Comercio han contribuido con capacitaciones, asesorías y apoyo para que participen en ferias regionales y nacionales, lo que les ha permitido lograr nuevos mercados.
Motos
Antonio de Cuoto, venezolano experto en el mercado de motocicletas, tenía una empresa en San Cristóbal dedicada a este negocio. Sin embargo, por la crisis del vecino país, decidió arriesgarse y montar un punto de distribución de motos de una marca inglesa en Cúcuta.
Ahora, la venta de motocicletas clásicas, de la marca inglesa Scomadi, es su nuevo proyecto en Cúcuta; inauguró su tienda en diciembre de 2016, tras dos años elaborando el proyecto.
De Cuoto reconoce que Cúcuta no es el mercado natural para este producto; sin embargo, aseguró que se arriesgó a montar su negocio aquí por un tema de costos, y porque desde Cúcuta puede iniciar su actividad de distribución de la marca hacia otras ciudades como Bogotá y Medellín, en donde hay mayor poder adquisitivo, pues son motocicletas que superan los $11 millones.
Indicó que ha sido difícil emprender un negocio en Colombia, sobre todo, por el tema bancario. Aquí los “trámites en bancos son muy costosos”. No obstante, aseguró que ha contado con apoyo de algunas instituciones colombianas, y de otros empresarios.
Aunque la primera moto la vendió a Medellín, a través de Facebook, precisó que en Cúcuta sí ha logrado vender algunas unidades y accesorios de motocicletas con estilo clásico.
“Ha sido un proceso difícil pero la idea es hacer una prueba piloto y Cúcuta es un trampolín para introducir la marca al país, porque en ninguna otra ciudad hay una tienda exclusiva de esta marca de motocicletas clásicas”, precisó.
Su meta es abrir otras tiendas en Medellín y Bogotá.
Muebles
Fernando del Corte, colombiano, tenía una empresa con una trayectoria de 41 años en Ureña, en donde fabricaba muebles de oficina y distribuía a toda Venezuela. En los últimos años el negocio fue mermando y a pesar de que la empresa era próspera, las medidas económicas y laborales adoptadas por el gobierno venezolano empezaron a preocuparlo, al punto de que decidió emprender su negocio en Cúcuta.
Ahora, este empresario colombiano tiene ocho años con su empresa llamada Del Ven en la Zona Franca de Cúcuta. Ha logrado apoyo de Bancóldex y de la Cámara de Comercio de Cúcuta. Vende sus productos a nivel nacional, y está empezando a hacer gestiones para exportar a México y Panamá con el apoyo de Procolombia.
El mercado de este negocio lo dirige un 50% a Cúcuta y el otro 50% hacia el resto del país.
“Venezuela es un país con una economía irreal porque todo es subsidiado. Sabía que algún día esos beneficios terminarían y por eso decidí emprender un negocio en Cúcuta. Algunos colegas me decían que estaba loco, que en Colombia iniciar un negocio era muy costoso; sin embargo, en estos ocho años hemos crecido”, acotó.
Aunque arrancar su empresa con una infraestructura tan grande como la que requiere una fábrica de muebles de oficina, no fue sencillo, su trayectoria en Cúcuta ha sido positiva, y ha aumentado sus ventas un 30%.
Textil
Otro empresario colombiano que decidió arriesgarse en Cúcuta fue Numar Arias, quien vendía insumos para la fabricación de prendas de vestir en San Antonio. Hoy tiene tres años de haber iniciado sus actividades en Cúcuta, tras diez años de trayectoria en el sector textil de Venezuela.
Su nuevo proyecto en Cúcuta se llama Confecciones Italino, una empresa del sector textil que elabora herrajes, botones, taches, cierres y otros insumos para la fabricación de prendas de vestir.
Arias informó que para lograr calar en el mercado a nivel nacional le tocó hacer muchas capacitaciones y buscar mecanismos que le permitieran ofrecer un diseño único en sus productos. Además, darle un valor agregado a sus productos, “porque el mercado colombiano es mucho más difícil que el venezolano”.
“Aquí me tocó empezar de cero; debo pagar arriendo en el negocio y la vivienda. En Venezuela tenía casa y negocio propio, pero la situación era insostenible para los empresarios”, enfatizó.
Tras la crisis en Venezuela, que ha generado la llegada de empresarios a Cúcuta, instituciones como el Sena han contribuido en la capacitación y las asesorías para impulsar sus negocios.
Arias informó que a pesar de que tiene tres años radicado aquí en los dos últimos años ha logrado incrementar ventas un 10% al año.
Numar Arias, empresario del sector textil:
“A pesar de que ha sido difícil, los empresarios debemos tener mucha constancia, perseverancia, paciencia, fortaleza, y debemos buscar constantemente la manera de innovar, de ofrecer nuevos diseños y tendencias, porque en el mercado colombiano hay mucha competencia”.
Antonio de Cuoto, negocio de motocicletas:
“La ausencia de divisas para importar repuestos y motocicletas en Venezuela mermó la actividad comercial en ese país y me acabó el negocio; había que reinventarse y por eso decidimos empezar en Cúcuta. Aquí he tenido más oportunidades, pero el camino no ha sido fácil”.
Fernando del Corte, fábrica de muebles para oficinas y viviendas:
“En Venezuela hay mano de obra muy bien calificada que podemos aprovechar los empresarios colombianos que retomamos actividades aquí. Esas personas podrían trasladarse a Colombia y aportarle mucho al desarrollo empresarial de la ciudad, pero en este momento es muy dificil hacerlo por las limitaciones legales”.