Una encrucijada, eso es lo que están viviendo los vendedores ambulantes, y los trabajadores informales de la región por causa del COVID-19.
Aunque la medida de aislamiento obligatorio busca reducir el número de contagios del coronavirus en Cúcuta, la parálisis de la economía, especialmente el comercio, ha generado que en muchos hogares no haya dinero para conseguir los bienes básicos.
Ayer, en las calles del centro de la ciudad muchos ambulantes retomaron sus puestos de trabajo en busca de obtener algunos ingresos.
Lucía Santos, vocera de los vendedores ambulantes, dijo que necesitan el apoyo de la Alcaldía de Cúcuta, porque muchos no tienen para pagar el arriendo ni para comprar su canasta básica.
“Más de 300 personas buscamos qué hacer, pero necesitamos una ayuda de las autoridades locales”, manifestó Santos.
Diego Patiño, también vocero de los vendedores, pidió a los gobiernos municipal y departamental que les brinden un apoyo económicos para sobrevivir durante la cuarentena.
“Quién nos va ayudar con los servicios, los alimentos y los arriendos, los trabajadores informales pedimos hechos, somos los más necesitados en la ciudad”, dijo.
Cúcuta y su área metropolitana tiene la mayor tasa de informalidad de todo el país. En el último trimestre móvil de noviembre-enero, se reportó que el 70 % de los trabajadores de la ciudad son informales.
Es decir, siete de 10 cucuteños que están empleados no cuentan con su sistema de seguridad social completo, por lo que la emergencia se traslada también a la atención en salud que estas personas reciban durante la emergencia.
En total, son 241.000 trabajadores informales en el área metropolitana. De los cuales, 218.000 son cuenta propia, es decir, no tienen un empleador. Según un estudio del Observatorio Regional de Mercado de Trabajo (Ormet), estos ganan $521.847 mensual.
El Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario manifestó que también deben ayudar a los mayores de 65 años que no tienen pensión (alrededor del 60 %), porque ellos se ven obligados a trabajar o a ser dependientes de los recursos de otras personas del hogar.
A esta población se le deben sumar los desempleados. Según el último reporte del Dane, hay 67.000 en el área metropolitana.
