La danza de las multimillonarias sumas de dinero que se enredan en la corrupción y que se dejan de percibir mediante fraudes y el contrabando siguen apareciendo y de nuevo golpeando a una región tan necesitada de recursos como la nuestra.
Cómo les parece que a las arcas departamentales de Norte de Santander y del vecino Santander no ingresaron unos $96.000 millones por culpa del contrabando de cigarrillos, el año pasado.
Lo más doloroso es que por culpa de ese negocio de mercancías ilegales -la mayoría de las veces vinculadas al lavado de dineros y de activos- Norte de Santander perdió la oportunidad de recaudar $55.000 millones.
O es que estamos perdiendo la capacidad de asombro o no han dado resultados contundentes y eficaces las acciones para atacar ese flagelo o ya es tan obvia la convivencia con ese tipo de casos que poco o nada interesan.
Sin embargo, al poner en contexto esos $55.000 millones que se esfumaron, su ausencia se hace notoria si recordamos que esos recursos por el impuesto al consumo de cigarrillos van a la salud, la educación y el deporte, sectores en los cuales abundan las necesidades y escasea la plata.
Un estudio sobre la incidencia del consumo de cigarrillos ilegales en Colombia detectó que los santandereanos prefieren en el 35 por ciento esa clase de productos mientras la preferencia de los fumadores nortesantandereanos por las marcas de contrabando es del 68 por ciento.
En ese listado, esta región fronteriza aparece de quinta, después de La Guajira (94 %), Cesar (85 %), Magdalena (84 %) y Sucre (70 %).
La complicada situación tiene visos más graves al conocer la suma de 2.4 billones de pesos dada a conocer por la Federación Nacional de Departamentos, que corresponde a la plata que en cuatro años se ha dejado de recaudar en el país por los matutes de cigarrillos.
Meterle el acelerador a las operaciones para golpear a estas organizaciones, hacer más esfuerzos en labores de inteligencia y de coordinación ahora con las autoridades de Venezuela, debe de ser el paso inmediato a seguir.
Si con la frontera colombo-venezolana cerrada y con las dificultades que se afrontaron fue tierra fértil para ese negocio clandestino ahora que se abrió y restablecieron canales de contacto, es urgente atacar con mayor crudeza el contrabando de cigarrillos.
Hagamos memoria que en sectores de la Avenida Sexta, en Cúcuta, o en La Parada, Villa del Rosario, se negocian y consiguen al por o mayor o al detal cigarrillos D&J, Empire, Gold, Real, Miller, Carnival, Fisher, Monarch y Concept, que hacen parte de la variedad de 375 marcas extranjeras de contrabando que se comercializan en el país.
Tienen aquí la Policía Fiscal Aduanera, la DIAN y la Fiscalía una misión del más alto nivel para arrebatarles a esas mafias del cigarrillo los miles de millones que dejan de llegar para mejorar la educación de nuestros niños, dar una mejor atención en salud y promover y apoyar el deporte en nuestra región.
Si se aprietan las clavijas en el combate de delitos como este, el resultado será unas finanzas públicas más robustas que permitirán pensar en menos impuestos y tasas, pero sí en más eficiencia y eficacia en el manejo de la cosa pública.
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