El Acueducto Metropolitano Francisco de Paula Santander, que surgió producto de los episodios ocurridos en 2007 y 2011 cuando el río Pamplonita fue contaminado por derrames de petróleo, interrumpiendo el suministro de agua potable a miles de usuarios en Cúcuta, ya es una realidad.

Constituye esta una buena noticia en medio de tantas dificultades de diverso orden para el área metropolitana, si tenemos en cuenta aspectos de tiempo y cobertura, puesto que garantizará agua potable para los próximos cincuenta años y una mejor calidad en la prestación del servicio para 805.162 usuarios de Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario.

Se trata de una megaobra vital en materia saneamiento básico que implica la disminución sustancial de una de las necesidades básicas insatisfechas que acarrea muy perjudiciales problemas colaterales, aparte de encajar dentro del cumplimiento del derecho fundamental al agua.

También es un elemento muy especial para que se atraiga a los inversionistas privados en la generación de industrias que apalanquen el desarrollo social y económico de esta parte de la frontera con Venezuela. 

Ahora les compete a las administraciones de los tres municipios actuar con la debida planeación, suficiente cabeza fría y siempre actuando con eficiencia y eficacia, para alcanzar las metas de cobertura y la definición de la continuación de la expansión urbanística teniendo presente esta capacidad del recurso hídrico, sin excederse.

Es que de nada serviría, por ejemplo, que en la capital nortesantandereana se pasara ahora de las 23 a 24 horas de servicio y que a los patienses les llegara ya no 18 horas sino todo el día y que los habitantes del territorio rosariense cruzaran hacia el umbral de las 24/7, si no hay un orden en ese procedimiento.

Como todo va haciendo parte de una cadena, es igualmente necesario que en la región se vayan evaluando alternativas a futuro, porque aunque suena lejano, ese medio siglo no está lejos, más si tenemos en cuenta asuntos naturales como el crecimiento poblacional, los mayores requerimientos para planes de industrialización y  la elevación de los consumos por el cambio climático, que sigue ocasionando el aumento de las temperaturas.

Luego el Cínera tiene que entrar dentro de las opciones no solo para contar con las reservas de agua suficiente, sino también como un posible generador de electricidad como una hidroeléctrica.

Pero sin lugar a dudas para llegar allí es  requerido que las plantas de tratamiento de aguas residuales para salvar a los ríos Pamplonita y Zulia se lleven a cabo lo más pronto posible, porque no posible que los dos afluentes que para el caso de Cúcuta surten sus acueductos, soporten grandes cargas de aguas servidas.

Por lo tanto, la acción inmediata en que deben enfocarse los gobernantes locales de esta zona con apoyo de la Gobernación de Norte de Santander para que se lleven a cabo  prontamente estos proyectos que ya se encuentran consignados ante el alto Gobierno y se logre su financiación para sacarlos adelante.

Por lo pronto, lo cierto es que la capital nortesantandereana y sus municipios aledaños, al igual que el resto del departamento requieren más inversiones de la envergadura de esta obra en que se invirtieron $452.000 millones para optimar su infraestructura en varios frentes y de esta manera hacerse más competitivo y lograr así atraer más inversiones del sector privado tanto nacionales como extranjeras.

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