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Editorial
Cuatro Vientos no sopla
El proyecto ya cumplió más de 29 meses, cuando el  tiempo previsto para entregarlo era de catorce.
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Domingo, 18 de Julio de 2021

La intersección vial Cuatro Vientos se ideó para eliminar varios cuellos de botella que durante años afectaron el tráfico vehicular en la avenida Demetrio Mendoza, para lo cual fue construido el puente cuya curvatura se ve pero no está en uso al igual que una nueva calzada desde la calle 20 de San Luis para salir a la Diagonal Santander... sin embargo, el proyecto hoy está paralizado.

El accidentado proyecto que ha sufrido complicadas interrupciones, muy similares a los trancones que se formaban cuando por dicho sector cucuteño se intentaba cruzar en carro o en moto, ya cumplió más de 29 meses, cuando el  tiempo previsto para entregarlo era de catorce.

Además, y como toda obra pública que se ‘respete’ en Colombia, tuvo cambio de contratista y ahora también se encuentra en una fase en que la justicia podría llegar a dirimir un conflicto entre el municipio y la firma encargada de adelantar las obras. O sea, Cuatro Vientos no pudo espantar ni alejar  con sus ventarrones los males epidémicos de la contratación de este tipo de infraestructuras tan importantes.

Además, empezó costando $31.900 millones, después le agregaron otros $2.072 millones y ha cambiado de fechas de terminación por varias prórrogas, siendo una de ellas el 17 de abril de este año.   

Quienes están pagando las consecuencias de esta novela con final incierto son los cucuteños. Primero, los vecinos del sector como  comerciantes y pequeños empresarios que están al borde de la quiebra porque sus negocios se fueron a pique. Luego, los habitantes de los sectores por donde se ha desviado el tráfico que sufren por el deterioro de las calles y también la ciudadanía en general que debe de tomar rutas alternas, más largas y complicadas debido al cierre que se registra desde enero de 2019 cuando empezó la construcción.

Ha llegado a tal punto el desespero de la comunidad -el cual es entendible-que se estuvo a punto de registrarse la apertura a la fuerza de la intersección, acontecimiento que hubiera sido el más sonoro campanazo sobre cómo la gente está cansada con tantos retrasos.   

En verdad que viendo lo de Cuatro Vientos, si el Congreso de la República se dedicara a legislar más para la gente que por los intereses de quienes se sientan en las curules, debería de proceder a reformar con urgencia el régimen de contratación para extirpar los tumores malignos que lo afectan.

Pero como eso no pasará, entonces los que deben de proceder a tomar las acciones del caso, sin más dilaciones, son la Alcaldía y la firma contratista, porque nadie entendería que lleguemos a enero de 2022 -que ya se está acercando- y se le tenga que partir la torta y destaparle champaña a un puente sin uso. Eso sería el colmo.

Y entendiendo que lo anterior  sería un exabrupto, aquí debe aplicarse aquello de a grandes males grandes remedios y las partes proceder a llegar a los acuerdos que se requieran o a entablar las demandas respectivas, pero primero dejando resuelto que el 4% restante de la obra se termine para ponerla en operación, sin más tardanzas ni dilaciones. 

En este momento el trancón en Cuatro Vientos lo ha generado el desacuerdo entre la Alcaldía y la Unión Temporal Construnorte, que está reclamando otros $2.800 millones por sobrecostos. 

Deben de entender que si midiéramos los efectos socieconómicos sobre la capital de Norte de Santander, resultarán siendo superiores a los que se están discutiendo y que no puede continuar perjudicándose a la ciudadanía con una megaobra que se creía iba a mejorar la movilidad, pero que terminó convertida en un problema sin solución a la vista.

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