Una diversidad de situaciones y consideraciones tocan de una u otra manera a la frontera colombo-venezolana, región en la que empiezan a crecer las expectativas sobre lo que podrá ocurrir al otro lado del río Táchira, a partir del 10 de enero del año entrante.
En materia del intercambio bilateral la zona ha respirado aliviada porque se han empezado a cumplir algunas metas para empezar a elevar los volúmenes de mercancías y de divisas por concepto de las exportaciones e importaciones.
Aunque todavía hay una gran distancia que nos separa de aquellos 7.600 millones de dólares que el comercio bilateral colombo-venezolano alcanzó en 2008, lo cierto es que ya se sobrepaso la primera meta de los mil millones de dólares.
Lo anterior significa que la recuperación empezó a acercarnos a las cifras del intercambio de hace nueve años, cuando estaban por los 1.352 millones de dólares.
Llegar hasta aquí, una vez reabiertos los puentes internacionales, implica ahora para la región la necesidad de seguir en la revitalización del comercio exterior entre ambos países que produce y genera una dinámica importante para el área que une a los dos países.
La frontera vino de una congelación absoluta de las actividades con el cierre y el rompimiento de relaciones entre Bogotá y Caracas, siendo afectada por mayor desempleo, inseguridad e inestabilidad para sus habitantes.
Ahora que el camino empieza a retomarse y que las cifras avanzan hacia un crecimiento sostenido, resurgen las inquietudes sobre lo que pudiera pasar a partir del mes entrante, por cuenta de la situación política en el vecino país, luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
En el décimo día de enero está prevista la posesión del nuevo presidente, donde el candidato opositor Edmundo González, reconocido por varios países, ha dicho que llegará a asumir como presidente, pero también el actual mandatario Nicolás Maduro ha dicho lo mismo.
En ese sentido hay que resaltar la consideración del director de la Región Oriente de la Cámara Colombo Venezolana, Víctor Méndez, quien recordó que “hay una promesa” de ambos gobiernos de que, por más diferencias políticas que haya, nunca se volverá a cerrar la frontera.
Pero dos aspectos más hay que sumarse a las válidas inquietudes de la zona y es lo relacionado con la posibilidad de que haya otra salida masiva de refugiados si Maduro se atornilla en el poder.
La notificación más reciente la hizo la líder opositora María Corina Machado. “Si Maduro prolonga esa agonía, el número de venezolanos se multiplicará por diez y será una tragedia para Venezuela y toda la región”.
A eso hay que ponerle cuidado así como a las advertencias del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre deportaciones masivas de inmigrantes desde ese país, por las implicaciones que podría tener.
Por lo tanto, Colombia debería estar atenta desde el punto de vista de la atención migratoria y humanitaria ante la eventualidad de que llegue a ocurrir otra emergencia de esas características.
Pero lo más importante para que eso no ocurra y más bien se logre es comenzar a trabajar en la estabilización regional, es que el gobierno del presidente Gustavo Petro desconozca a Maduro, le dé el apoyo a Edmundo González y se empiece a reconstruir una relación más sólida basada en el respeto, la no injerencia, la seguridad en la zona y un fortalecimiento comercial y de las relaciones diplomáticas.
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