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Editorial
Iván Mordisco no quiso la paz
Y no es para menos que se les deba combatir con las armas del Estado y la justicia colombiana, puesto que prácticamente son doblemente infractores y violadores  de los procesos de paz.

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Miércoles, 17 de Julio de 2024

La ‘Paz Total’ del gobierno del presidente  Gustavo Petro se debate en aguas turbulentas al romperse el cese del fuego con una gran parte de la disidencia de las Farc, las amenazas lanzadas contra un empresario negociador, al parecer por parte del Eln, y la incertidumbre por la continuidad de la tregua con esa guerrilla.


 Lo cierto es que como los disidentes al mando de Iván Mordisco incumplieron e hicieron todo lo contrario a lo pactado en la mesa y siguieron con las hostilidades a la población y los ataques  contra las Fuerzas Militares, esto conllevó a que se reanuden las operaciones ofensivas por parte de la Fuerza Publica.


Y no es para menos que se les deba combatir con las armas del Estado y la justicia colombiana, puesto que prácticamente son doblemente infractores y violadores  de los procesos de paz.


Primero, porque le dieron la espalda al pacto de paz con la desmovilizada guerrilla de las Farc y decidir continuar en la línea de la disputa por el negocio del narcotráfico y el control de las economías ilegales.


Y ahora, en su calidad de disidentes prácticamente la organización armada ilegal que comanda Mordisco pateó la mesa de conversaciones con sus innumerables acciones bélicas, hostiles y  de control territorial en los lugares del país en que hace presencia, como por ejemplo el Cauca.


Hay que rodear y darles todo el respaldo al Ejército, la Armada,  la Fuerza Aérea y la Policía en las acciones de recuperación de los territorios y combate de las estructuras que conforman este grupo que ya perdió una valiosa opción de aclimatar la paz por la vía negociada y ahora tendrá que atenerse a ser derrotado,  sometido y condenado a pagar por sus acciones contra los colombianos.


Norte de Santander, por fortuna, ha quedado temporalmente por fuera de ese gran radio de reanudación de las acciones militares al estar junto con Antioquia, Bolívar, Caquetá, Huila, Meta y Putumayo en el grupo de departamentos donde bloques disidentes de las Farc mantienen el cese del fuego bilateral.


Aquí es indispensable que el mecanismo de verificación afine sus antenas y procedimientos para que no haya ninguna clase de operación ni militar ni de hostigamiento contra los civiles ni de ejercicio de control mediante la entrega de ‘obras’ o de cualquier clase de elemento, porque eso enturbiaría el ambiente y podría poner en riesgo el cese del fuego, ni mucho menos accionar para cobrar mayor fuerza operacional y armada.


Un par de elementos que en este momento gravitan peligrosamente sobre la situación de orden público en el departamento, se relaciona con la presunta amenaza que el Eln lanzó contra el hijo de un conocido empresario de la palma que hace parte de la mesa como negociador del Gobierno Nacional con el Estado Mayor Central, al mando de Calarcá  que se mantiene en el proceso.


Ahí se estaría ante una grave violación al Derecho Internacional Humanitario y de las mismas reglas del acuerdo de paz con el Ejército de Liberación Nacional, puesto que al ejercer ese torpedeo puede llevar a naufragar las negociaciones.


Queda, entonces, mucha tela por cortar y mucho qué verificar y precisar para de una vez por todas definir lo que irá a suceder con las conversaciones con el Eln.


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