Las pretensiones de Zeus, exmilitar condenado por vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico, de expandir la presencia de la banda criminal del Clan del Golfo pueden ya haberse alcanzado, puesto que hasta agosto de este año estaba en el 75% del territorio nacional, como lo menciona la Defensoría del Pueblo, en un informe.
Ahora que aparecieron reveladores datos de una libreta que llevaba Juan Carlos Rodríguez al momento de ser abatido, se advierten las estratagemas que utilizan los criminales para sacar ventaja de la política de Paz Total.
Este exmilitar retirado que tuvo vínculos con los grupos paramilitares, y quien protagonizó una cinematográfica fuga de la estación Centro de la Policía, en Cúcuta, resultó ser la prueba de que muchos de los que llegan a tocar la puerta de la paz no lo hacen con buenas intenciones como se pensaría.
Y aquí es donde la Consejería de Paz del Gobierno nacional y quienes están a cargo de manejar todo lo relacionado con delinear los procedimientos para las mesas de conversaciones deben tener más cuidado para que finalmente el proceso no termine siendo un rey de burlas o utilizado para perseguir otros fines.
Reportes de prensa recuerdan que mientras Rodríguez pescaba beneficios en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) confesando los crímenes cometidos durante su tiempo en el Ejército, seguía trabajaba activamente como asesor del Clan del Golfo y, paralelamente, se entrometía en los intentos de negociación entre el grupo criminal y el Gobierno nacional, sirviendo como intermediario en mesas de diálogo no oficiales, todo ello enmarcado en la política de Paz Total.
Queda claro que realmente Zeus lo que buscaba era que ese grupo criminal lograra expandirse por el país hasta llegar a lo que ha denunciado la Defensoría, de que hace presencia en 24 de los 32 departamentos mostrando un creciente poderío militar y territorial y una capacidad de corrupción en diversos frentes.
A las unidades de inteligencia de los organismos de seguridad del Estado les corresponde contrastar todos la información que contiene esa libreta personal de Zeus con la violencia desatada en las diferentes regiones, y constatar hasta qué punto se llegó al nuevo nivel de dominación territorial y a la reagrupación de antiguos exparamilitares del Magdalena Medio, de la mano de narcotraficantes e integrantes de la Fuerza Pública.
El contenido en esa agenda personal de Zeus debe dar para múltiples investigaciones, lanzar operaciones de inteligencia y seguimientos, al igual que acciones de contención de esa pretendida expansión y para ir tras los integrantes, financiadores y cabecillas y entregarlos ante la justicia.
Prácticamente, ese plan secreto de Zeus le da luz al hecho de que esa estructura que se financia con el narcotráfico no tiene ninguna voluntad de paz y que, por el contrario. su pretensión es continuar siendo un factor generador de violencia e inseguridad en el país.
Este hecho confirma, entonces, que el Gobierno nacional debe mantener y redoblar la ofensiva militar contra esa estructura, en zonas del país como Norte de Santander, con el propósito de detener las acciones de hostilidad, persecución, amenazas, desplazamiento y de homicidios contra la población civil, líderes sociales y defensores de Derechos Humanos.
Pero también, el Gobierno del presidente Petro no debe confiar en cuanto criminal llegue a decirle que viene en son de paz, porque aparte de comprometer la vida y la seguridad de los colombianos, al final lo que termina es dándoles beneficios a quienes no lo merecen y que aparte de todo traicionan los acuerdos.
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