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Editorial
Los parrilleros
Lo urgente es que se hagan valer las disposiciones con el fin de que los ciudadanos tengan presente que en medio de la emergencia desatada por la crisis de inseguridad ellos tienen que aportar con el acatamiento de las disposiciones municipales.
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Sábado, 27 de Enero de 2024

Dizque hay prohibición para el parrillero hombre en Cúcuta y las calles están llenas de motocicletas circulando con acompañante. Lo mismo ocurre con la restricción para que transiten después de determinada hora, generando desorden e inseguridad.

En esta época de desbordada inseguridad ciudadana, cuando ocurren casos de sicariato y robos en que participan masivamente delincuentes motorizados, se necesita que dichas medidas sean acatadas.

En primer lugar, porque esa sería una forma para tratar de dificultarle el actuar a quienes perpetran esa clase de delitos. Por eso, las autoridades tienen que hacer respetar este tipo de medidas que molestas para la comunidad, son necesarias en la lucha contra el crimen.

Aunque siguen produciéndose asesinatos desde motos, incluso en varias ocasiones cometidos por mujeres pistoleras -los menos-, no es posible que se permita la violación a las restricciones, al tiempo que es urgente que las sanciones se hagan sentir contra quienes cometen esta infracción.

Tal vez algunos sectores  ciudadanos consideren inadecuados e ineficaces esa clase de métodos, como el impedir que en las motos vaya un pasajero hombre, lo cierto es que su vigencia es necesaria para facilitar ejercer los controles.

Hacer valer la autoridad en estos casos es algo urgente, porque nadie se explica la razón para que se vean motos con parrillero hombre en diversos lugares de la ciudad y no exista sobre ellos unas acciones de prevención y sanción, en el entendido que se aplica para ayudar a reducir los niveles de inseguridad ciudadana.

Este tema, al cual la gente ya  no le estaba prestando mucha atención en Cúcuta, volvió a cobrar vigencia precisamente porque la Secretaría de Tránsito del Municipio acaba de notificar que la norma restrictiva del parrillero no se ha levantado, que se encuentra vigente y que permanecerá hasta nueva orden.

Se trata de un importante recordatorio para quienes acostumbran a desatender las órdenes que buscan facilitar el ordenamiento de un aspecto tan sensible como el de los motociclistas a fin que dentro de ellos no se mezclen los homicidas o asaltantes para cometer sus ataques o robos.

 Las decisiones administrativas de esta naturaleza sirven de complemento a las operaciones que desarrollan la Policía y el Ejército en la capital de Norte de Santander para tratar de contrarrestar a los integrantes de las bandas criminales que controlan el microtráfico y otros delitos, para de esa forma empezar a recuperar la tranquilidad en las calles y espacios públicos.

Ese trabajo coordinado  entre la Alcaldía y la Fuerza Pública es uno de los mejores escenarios para mostrarles a los diversos actores que producen la violencia en la ciudad, que hay una cohesión entre la institucionalidad para combatirlos y de esa manera poner a salvo a los ciudadanos y lograr sacar a la capital de Norte  de Santander de esta encrucijada.

En el entendido de esa unidad, entonces lo urgente es que se hagan valer las disposiciones con el fin de que los ciudadanos tengan presente que en medio de la emergencia desatada por la crisis de inseguridad ellos tienen que aportar con el acatamiento de las disposiciones municipales y apoyando con la denuncia y el buen comportamiento, a fin de salir airosos de este capítulo.     

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