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Todo lo que está en juego en las elecciones más atípicas de Colombia
Así está el panorama electoral en Colombia.
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Colprensa
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Domingo, 29 de Mayo de 2022

Quizá hoy es más cierto que nunca: el país sale a votar para definir su futuro. Hay cuatro candidatos con opción real de poder que coinciden en que Colombia debe ser intervenida, pero sus modelos para hacerlo son opuestos. El más opcionado según las encuestas, Gustavo Petro, plantea un cambio de fondo.

En esta contienda política hay de todas las posiciones, y todas tienen verdaderas opciones de conquistar la Casa de Nariño. La izquierda, por primera vez en la historia republicana del país, tiene una opción de ganar con Petro, el candidato del Pacto Histórico, de oratoria firme, apoyos cuestionados y propuestas que pusieron de forma inédita al círculo empresarial a hacer un llamado público para que los colombianos “no saltemos al vacío”.

Sin duda, es el aspirante que más resistencia genera entre los sectores tradicionales, y tal vez con motivos, pues entre otras cosas aún no termina de convencer su explicación de cómo sacará adelante una reforma de $50 billones anuales reduciendo beneficios tributarios a los 4.000 más ricos del país. Incluso, sus críticos le enrostran que sus propuestas, que incluyen darles trabajo a todos los que no lo consigan en el sector privado, cuestan más de $130 billones.


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Pero, en aras de la verdad –esa que escasea en un escenario polarizado y de guerra sucia como el que sacudió esta campaña, en especial en redes sociales–, Petro es el líder de las encuestas y hay un sector ciudadano que cree en su proyecto. ¿Hay mucho de marketing y populismo? Pues sí, pero desconocer que quienes los siguen lo hacen con firmeza sería mentir.

Si llega a la Casa de Nariño, el cambio de modelo para Colombia podría ser de fondo, aunque también es cierto que este país tiene instituciones fuertes (aunque con baja credibilidad ciudadana, según varias encuestas), y muestra de ello es que en 200 años de historia republicana no ha habido una dictadura militar sanguinaria, como en el resto del cono sur, y se frenó la posibilidad de que un presidente, en ese entonces Álvaro Uribe, se reeligiera en un tercer mandato consecutivo. Incluso, se pudo firmar la paz, con sus cuestionamientos, con la ahora extinta guerrilla de las Farc.

Pero este domingo no solo está en juego el país que propone Petro, al que muchos le auguran la suerte de la Venezuela chavista que tiene a más de 6 millones de sus ciudadanos huyendo de un régimen que empobreció al que fuera uno de los tres países más ricos de Suramérica. También, siguiendo con el orden de las últimas encuestas de intención de voto, está el modelo que propone Federico Gutiérrez (Equipo por Colombia).


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Este último, quien a punta de carisma paisa y propuestas centradas en gran medida en la continuidad del modelo actual, se le ha visto madurar políticamente. Fue concejal y alcalde de Medellín, una ciudad de 2,5 millones de habitantes que no da toda la experiencia para ser el jefe de Estado de un país con 50 millones de personas en su territorio.

Eso se lo critican, pero también se ha rodeado de gente que sabe de administración pública y de política, pues no en vano a su lado están todos los partidos tradicionales (Liberal, Conservador, Cambio Radical, ‘la U’, Centro Democrático, Mira y otros) y los expresidentes Uribe, Andrés Pastrana y César Gaviria, y cuenta con el ‘guiño’ silencioso de la Casa de Nariño de Iván Duque.

“Fico”, reconocen los empresarios y otros voceros del statu quo, forjó propuestas que no asustan, pues están basadas en la defensa de la propiedad privada y el desarrollo social, pero con matices que sí generan dudas como, por ejemplo, reducir de 25 a 22 años el tiempo de cotización de quienes ganen un salario mínimo, algo que expertos economistas han calificado de “política regresiva que podría aumentar el déficit pensional”.

A estos dos punteros, Petro y “Fico”, los han graduado a punta de guerra sucia en su contra de ser –entre otras cosas– los candidatos del comunismo internacional y del uribismo recalcitrante, respectivamente. Pero ambos se han desmarcado de semejantes afirmaciones y, al final, serán los sufragios que se depositen este domingo en las 102.152 mesas de votación los que demuestren si ese discurso caló.

A parte de ellos, están los modelos de Colombia que proponen Sergio Fajardo (Centro Esperanza) y Rodolfo Hernández (Liga de Gobernantes Anticorrupción), quienes intentaron acercarse antes de la primera vuelta, pero a los que la política –y sus ideologías– terminaron alejando.


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Fajardo, por un lado, cuenta con la experiencia de haber sido alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, y coincide con Petro en temas como implementar una cotización obligatoria en Colpensiones a personas que devenguen salarios altos (esto sin perjuicio de que voluntariamente, si así lo quieren, se mantengan en fondos privados): la diferencia es que en su propuesta la base es de dos salarios mínimos, mientras que el del Pacto plantea que sea de hasta 4.

Eso sí, y haciendo gala de su formación –no en vano es doctor en matemáticas, fue el único que con cifras le enrostró a Petro que sus propuestas requieren un presupuesto de más de $130 billones, algo con lo que el país no cuenta.

También hay que decir que Fajardo, pese a haber calentado su discurso en las últimas semanas, se mantiene lejos de la narrativa del ataque personal y dilapidador.

Y Hernández, por su parte, tiene propuestas para Colombia que rayan en el populismo; por algo en corrillos políticos lo llaman el “Trump de Bucaramanga”. Por ejemplo, sin decir eso en qué beneficia la Nación, aseguró que dejará de dar tinto en la Casa de Nariño y que todo el que vaya a la sede presidencial deberá hacerlo desayunado, porque tampoco permitirá que se dé comida a terceros.

Pero su irrupción con fuerza a TikTok e Instagram, y en menor medida en Facebook y Twitter, le ha valido un reconocimiento que lo tiene en el tercer lugar de las encuestas. ¿Le alcanzará para pasar a segunda vuelta?

 

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