Jorge Antonio González Oñate es sinónimo de vallenato, del tradicional, del clásico, del que se compone, del que se versea mientras camina o se para debajo de un palo de mango en Valledupar.
Aquí estuvo promocionando su álbum ‘Patrimonio cultural’, ese título que le otorgó la Unesco en 2015.
Oñate, el que acomodó su segundo apellido a Jorge que lo hizo famoso desde que era bachiller, busca rescatar el auténtico vallenato y por eso irrumpió esa sequía de cinco años y retomó el timón de los juglares para responder a esa responsabilidad universal.
No en vano, en estos 50 años de vida artística, empuña 36 discos de oro, 20 de platino y 15 de doble platino. Ni tampoco se ha ganado gratis el título del ‘Ruiseñor del Cesar’ ni el del ‘Jilguero de América’. Oñate se alzó también con el Super Congo de Oro del Carnaval de Barranquilla en 2014 y otros 10 congos más y el Grammy por excelencia.
Por eso cuando habla de esa música cargada de poesía, de versos sentidos, se emociona y se remonta a ‘Palabras de amor’, ‘Noche de estrellas’, ‘Rosa jardinera’, ‘No voy a Patillal’, ‘Tiempos de la cometa’, ‘Amor sensible’, ‘Figuras de amor’, entre otros.
No está en contra del denominado vallenato ‘nueva ola’, ni de las fusiones que los artistas hacen con ritmos como el reguetón, pero que nunca él lo haría.
‘Patrimonio cultural’ contiene 13 canciones, aunque asegura que recibió 50 temas de compositores que por su trayectoria querían que les grabara un vallenato. Sin embargo, como todos no podían incluirse, tuvo que hacer una difícil selección. En él se encuentran letras de Omar Geles, Efrén Calderón, Romualdo Brito, Rolando Ochoa, entre otros.
Habla con mucha propiedad, como el decano de unas tres generaciones y dice que es muy fácil llegar, pero lo difícil es sostenerse en esta competida profesión donde a diario se graban 30 discos compactos, igual número de cantantes y de acordeoneros.
“He podido sostenerme porque son 50 años de estar trayéndole música nueva, productos nuevos a la gente que nos sigue. Diría que Dios me ha dado esa virtud. Además, es algo que hago no solamente por la plata, sino porque me nace del alma, del sentimiento. Las canciones que grabo, las románticas, son con poesía, no maltratando a la mujer, más bien elogiándola. Creo que la música vallenata, auténtica, tradicional, es algo de vivencia, de historias, de cosas sentidas. Esa es nuestra verdadera música vallenata, música que ha hecho historia, que ha llegado al mundo. Música que la gente sigue y está pendiente cuando va a salir algún sencillo porque quieren oír qué compositor viene, qué arreglos vienen, qué letras vienen, qué poesías vienen. Eso es lo importante”.
Hoy más que nunca se siente renovado, con más fuerzas, con mucha garganta y sentimiento para seguir cantando, componiendo. “Si papito Dios me dé vida seguiré cantando porque solamente él me la puede quitar”.
Con sus 68 años a cuesta recorre el país con su álbum ‘Patrimonio cultural’ ese nutrido de vallenato puro, el que siempre ha cantando desde que inició en 1968 cuando integró por primera vez el grupo “Los Guatapurí” y grabó el álbum titulado Festival Vallenato.
Jessica Picón | Q'hubo Cúcuta