“La atención que brindan en la Casa de Paso es muy necesaria, porque en la zona hay muchas necesidades. Yo vengo todos los días al comedor, porque me censaron. Me veían caminando vendiendo el café y por mi condición en la pierna”, contó Oneida Josefina Aguirre, quien vive en La Parada desde hace dos años y llegó desde el estado Anzoátegui.
La Casa de Paso Divina Providencia, ubicado en la carrera 8 del sector La Parada en Villa del Rosario, está cumpliendo cinco años desde que fue inaugurada por monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid. Pero desde marzo de 2017 se hizo la primera Olla de la Caridad para dar de comer a los migrantes que iban llegando provenientes de Venezuela.
Ya al primer mes de la apertura el espacio había entregado 15.280 almuerzos y hoy la cifra alcanza los 650 platos diarios.
Como fruto de esta iniciativa se abrieron en 10 parroquias de las periferias de la ciudad, las Ollas de Caridad, para asistir con alimento a las familias más necesitadas de estas comunidades.
La Casa de la Divina Providencia además de ser un sitio para entregar alimentos calientes a las personas vulnerables se convirtió en un espacio para brindar alimento espiritual.
William Aguilar, vicario general de la Diócesis de Cúcuta, puntualizó que se encontraban celebrando los cinco años de la apertura de la casa, donde se brinda apoyos alimenticios a niños, madres cabezas de hogar, mujeres embarazadas y adultos mayores. “Cuando hicimos la apertura de la casa se atendían entre dos mil y cuatro mil personas, pero al llegar la pandemia nos tocó suspender el servicio y en febrero del año pasado se hizo la reapertura y hoy día atendemos 650 personas”, explica.
Refiere que la Diócesis por medio de proyectos gestionados con algunas agencias de cooperación, el Banco Diocesano de Alimentos y a través de particulares, que colaboran con la obra, ha venido asistiendo a las personas necesitadas de la zona.
El padre, encargado de la casa, Freddy Celis, manifestó que antes de la reapertura se hizo una caracterización de unas 3.000 personas en La Parada entre madres y niños en condición de vulnerabilidad.
“Se priorizó a los niños, madres cabezas de familia caracterizándolos por sectores. Hemos tenido un compás de apertura para algunos abuelitos que están unas condiciones también bastante vulnerables y estamos atendiendo además a unos 50 adultos mayores y personas en condición de discapacidad”, detalló.